Las claves: dónde están las viviendas vacías, y lo máximo a lo que puede aspirar Warren Buffett

Los pisos libres se concentran... justo donde la gente no quiere o no puede vivir

Manifestación en el centro de la capital andaluza, convocada por Sevilla para Vivir, por el derecho a la vivienda y contra la turistificación.PACO PUENTES

Sareb cuenta con 14.300 viviendas vacías, y en España hay casi 4 millones en total, pero ambas cifras tienen truco: la mayoría están en zonas donde la gente no quiere o no puede vivir (se cumple, pues, la ley de la oferta y la demanda). Muchos necesitan hacerlo cerca de su trabajo, y eso es difícil de encontrar en el campo, a no ser que se sea una de las pocas personas que pueden teletrabajar. Otros, simplemente, quieren vivir cerca de sus familias o amigos, aunque el alquiler o la hipoteca se coma gran parte de su sueldo.

España es uno de los países de la UE con una concentración mayor de personas en unos pocos núcleos de población. Se explica en buena medida por el inhóspito clima de la meseta, y a eso se suman las economías de escala, que se retroalimentan (las zonas menos pobladas cada vez tienen menos servicios, y eso ahuyenta aún más a la gente). Pese a los empeños, en general retóricos, de las autoridades por llenar la España vacía, el desequilibrio demográfico, que repercute en el mercado de la vivienda, sigue ahí. Es justo una de las tareas que esperan a la nueva vicepresidenta y ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Sara Aagesen.

Tener ‘suficiente’, lo máximo a lo que puede aspirar cualquiera, Buffett incluido

Lo máximo a lo que puede aspirar una persona es a tener suficiente. Warren Buffett considera que él lo ha tenido desde los 20 años, y que sus hijos tienen también bastante con lo que les ha dado, mientras iba repartiendo gran parte de su dinero a causas filantrópicas. Pero el fundador de Berkshire Hathaway es tan rico que no da abasto repartiendo su patrimonio, así que está dejando preparada una estructura que deberá ocuparse de ello tras su muerte, que empieza a ver cerca. Buffett recomienda a los padres compartir con sus hijos sus testamentos antes de morir, para evitar dejar conflictos abiertos. Y es que eso no entiende de clases sociales.

El bitcoin, un gigantesco acto de fe que cada vez se toma más en serio a sí mismo

Las criptos, en particular el bitcoin, están pasando de ser un artefacto financiero alternativo y antisistema, a ser aceptados como un activo tan legítimo como cualquier otro. No solo los inversores privados, sino que incluso las instituciones de Estados Unidos podrían guardar una reserva de bitcoins, como si fuera oro, una divisa extranjera o una materia prima.

El dinero fiduciario es, en realidad, también un artefacto nacido de la imaginación humana. La diferencia con el bitcoin es que sus emisiones no están controladas por un banco central, ni garantizado por él. El valor del bitcoin viene dado, estrictamente, por lo que opina el mercado. Ahora mismo es un gigantesco acto de fe que se usa muy poco para comprar cosas reales, pero que cada vez se toma más en serio a sí mismo.

La frase del día

“No hemos trabajado para entender las causas profundas de nuestros problemas, y los laboristas no solo están repitiendo muchos de los errores que cometimos en el Gobierno, sino que los están redoblando y combinando con un ataque sin precedentes a las empresas”

Kemi Badenoch, líder del Partido Conservador británico

Quizá la toxicidad de las personas esté más bien en la dosis

Los tóxicos siempre son los otros. Es verdad que hay gente más agradable que otra, gente con carácter más difícil que otra; pero definir a una persona como tóxica es una simplificación que nos ahorra analizar qué estamos haciendo nosotros, y si el problema puede estar en la manera de relacionarnos con los demás, en concreto con quienes consideramos tóxicos. Decía el alquimista Paracelso en el siglo XVI que el veneno está en la dosis, es decir, que toda sustancia puede ser tóxica, dependiendo de la cantidad. Puede que con las personas suceda lo mismo: se trata de absorber la cantidad adecuada, en el momento adecuado. Vivir en un mundo sin fricciones tampoco es sano: es precisamente el roce el que pule la piedra, hasta hacerla preciosa.


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