Más allá de Trump: mantener la perspectiva entre el ruido del mercado

Tener un plan da margen para equivocarse y ver que la incertidumbre y la aleatoriedad forman parte de la inversión

Un 'trader' de Wall Street con una gorra de Trump, este miércoles.Andrew Kelly (REUTERS)

Se avecina un período de mayor complejidad para el inversor en los próximos meses. En esa dirección van algunas de las conversaciones que mantenemos últimamente con gestoras internacionales sobre las perspectivas para el próximo año. Habrá más curvas y, por supuesto, hay que buscar culpable. Las elecciones estadounidenses, menor crecimiento global, estímulos monetarios y fiscales en China, decisiones de los bancos centrales, inflación, déficit y deuda excesiva de los gobiernos, crisis geopolítica en Oriente Próximo… y así hasta el infinito. Algunas incógnitas se irán resolviendo, y surgirán otras nuevas.

Estas últimas semanas y meses el foco ha estado en las elecciones en Estados Unidos, que se resolvieron el pasado miércoles. Victoria de Trump, los republicanos se quedan con el Senado y lideran el recuento en el Congreso, el escenario al que más probabilidad asignaba el mercado. Por eso, la reacción, en un primer momento, ha sido positiva.

La consecuencia ha sido el Trump trade, es decir, más importancia para la economía doméstica bajo el lema America first. El Trump trade implica un mejor comportamiento relativo de las pequeñas y medianas compañías estadounidenses cuyo sesgo es mayormente doméstico. Por sectores, destaca el buen comportamiento de los bancos, que a priori tendrán una regulación más laxa, y la peor evolución de las energías renovables, que no serán tan favorecidas en el mandato de Trump. En divisas, el dólar se fortalece y en tipos de interés, subida en las referencias de gobierno como respuesta a un previsible incremento del déficit que podría relanzar la economía, pero también la inflación. Todo ello a pesar de que la Fed haya empezado a relajar su política monetaria.

El día inmediatamente posterior a la victoria republicana, el mercado favoreció estos movimientos con fuerza. La referencia de bono a 10 años en Estados Unidos superaba la barrera del 4,45%. El dólar se fortalecía más de un 1,5% frente a una cesta amplia de divisas internacionales. El S&P 500 subía un 2,5%, mientras que las pequeñas compañías se anotaban un 6%. En general, una reacción positiva que proyecta y perpetua el liderazgo de la economía estadounidense.

Sin ánimo de ser exhaustivo en las políticas que llevará a cabo el presidente Trump y en sus consecuencias, conviene relativizar el ruido que tendremos a corto plazo, tratar de tomar perspectiva y poner el foco en lo realmente importante.

En una entrevista reciente, Larry Fink, presidente de Blackrock, reconocía “estar cansado de escuchar que se va a producir un cambio drástico en el rumbo del mercado cada vez que hay elecciones, cuando la realidad es que a largo plazo no tiene impacto”.

Si miramos al pasado, ¿ha sido una buena idea tomar grandes decisiones de inversión basadas en un resultado político? Probablemente no. Las Bolsas tienden a subir independientemente del color de la presidencia y durante un horizonte temporal largo estar invertido siempre ha sido la mejor estrategia.

Evolución de los mercados

Más allá del resultado político, lo cierto es que venimos de una evolución espectacular de los principales activos de riesgo en los últimos doce meses y sin prácticamente episodios de volatilidad. La Bolsa mundial está en máximos, los diferenciales de crédito del high yield, cerca de mínimos y encontramos valoraciones exigentes en general.

Este comportamiento ha estado respaldado por un entorno de crecimiento razonable de la economía y, muy especialmente, por el excepcional impulso en los beneficios de aquellas compañías que han participado del boom de la inteligencia artificial. El crecimiento de los beneficios para este año 2024 de las siete magníficas (Amazon, Apple, Microsoft, Nvidia, Tesla, Facebook y Google) será del 34%, mientras que el resto del S&P 500 crecerá únicamente un 4%. Esto significa que el 50% del crecimiento del índice vendrá explicado únicamente por siete compañías. Una divergencia brutal para la que se espera un cambio en favor de las pequeñas y medianas compañías con sesgo doméstico, más aún teniendo en cuenta la victoria de Trump.

Con todo ello, ¿podría continuar el impulso alcista de las Bolsas o deberíamos temer una caída? La sensación es que las perspectivas económicas y de beneficios son razonables, pero, a pesar de ello, es preciso tener presente que los mercados caen cada cierto tiempo y no siempre por un motivo previsible. Simplemente es lo normal. Desde 1980 hasta 2023, el S&P 500 ha experimentado caídas del 20% o superiores cada 5 años y medio. Si hablamos de caídas del 10% o más, la ocurrencia sube en media hasta una vez cada 14 meses. Aun así, la Bolsa cierra con ganancias en 33 de los 44 años analizados (un 75% de las veces) y la rentabilidad anualizada es del 11,9% en dólares durante el período.

El reconocido analista económico Morgan Housel, en su libro La psicología del dinero, es bastante claro: “Si quieres mejorar como inversor, lo más poderoso que puedes hacer es alargar tu horizonte temporal. Hace que las cosas pequeñas crezcan y los fallos se desvanezcan”.

Somos conscientes de lo difícil que es conservar la perspectiva de largo plazo con tanto ruido alrededor. Sin embargo, las cosas que merecen la pena normalmente nos exigen un coste. En este caso, invertir en Bolsa implica volatilidad, miedo, dudas, incertidumbre, y es fácil caer en ello cuando recibes tanta información. De ahí la importancia de estar bien acompañado.

Tener un plan nos da margen para equivocarnos y reconocer que la incertidumbre y la aleatoriedad forman parte de la inversión. En nuestro caso, preferimos centrarnos en lo importante, encontrar buenas compañías, a buenos precios y con buenas perspectivas de crecimiento para hacer crecer el dinero de nuestros clientes a largo plazo.

Manuel Rodríguez es selector de fondos de renta fija de Abante.

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