En el mercado inmobiliario, lo barato sale caro

El esfuerzo de las entidades por recortar gasto no debe afectar la excelencia de un proceso tan importante como la tasación inmobiliaria

Vista general de una promoción de viviendas en construcción en Valencia.Miguel Ángel Polo (EFE)

La carta del Banco de España a las entidades financieras para que vigilen si su relación con las sociedades de tasación inmobiliaria está afectando a la independencia de estas o a la calidad de las valoraciones de viviendas retrotrae a tiempos pasados de infausto recuerdo. Las experiencias vividas en el sector aconsejan la máxima prudencia, a fin de evitar una nueva burbuja, pero las circunstancias han cambiado mucho, y los desajustes, si los hay, parecen menores.

El propio organismo dirigido ahora por José Luis Escrivá –aunque el asunto viene de la etapa anterior– señaló en primavera que los indicadores de dese­quilibrio de los precios de la vivienda no mostraban signos de preocupación. La tasa de morosidad hipotecaria tampoco da motivos para la inquietud. Pero el sector debe estar preparado para el repunte del mercado hipotecario que se prevé con la bajada de los tipos de interés.

El supervisor llevaba dos años trabajando sobre el asunto, antes de materializar su preocupación en la misiva, enviada en junio. En ese tiempo, el banco central, que también vigila a las sociedades de tasación, ha multado a seis de ellas por deficiencias en sus procesos de control interno. Las compañías aducen que los bancos presionan cada vez más a la baja los honorarios que les pagan por su labor, lo cual limitaría su capacidad de inversión en medios técnicos y humanos.

Es verdad, como argumenta la banca, que los clientes pueden elegir con cuál efectuar su tasación, pero la burocracia inherente a las compraventas de casas suele inducir al consumidor a no complicarse la vida y optar por la opción que le ofrece la entidad en la que contrata la hipoteca. Y si, como denuncian las propias sociedades, la presión en precios y en velocidad de entrega de los trabajos es general, de poco sirve acudir a la competencia en busca de una valoración supuestamente mejor, o más independiente.

Los bancos están preparando ya planes de actuación individualizados para abordar los problemas que denuncia el organismo público. Las entidades han hecho en la última década un inmenso esfuerzo por restringir la concesión de préstamos a quien realmente puede pagarlos, al tiempo que han llevado a cabo duros planes de recortes del gasto. Pero esto último no debe afectar a la excelencia de un proceso clave en la contratación de hipotecas. Lo barato, en el mercado inmobiliario, sale caro.

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