Los ciberataques golpean ya la solvencia financiera

Es preciso que el esfuerzo privado se complemente con una estrategia de seguridad nacional bien coordinada que contemple los riesgos de las empresas

Personal de seguridad supervisando los servidores de la empresa.Commvault

El incremento de la sofisticación y la severidad de los ciberataques va en aumento. Muchas compañías de los distintos sectores ya los han sufrido e incluso se acumulan los casos con cierta continuidad. El pasado mes de mayo, un ataque informático dejaba al descubierto los datos de 850.000 clientes de Iberdrola, obligando a la intervención de la Agencia Española de Protección de Datos y las fuerzas y cuerpos de Seguridad del Estado. En esos mismos días, era Telefónica la que admitía haber sufrido una presunta incursión en sus listados, con fugas de información de 120.000 usuarios. Días antes, el Banco Santander hacía público un “acceso no autorizado” a una base de datos que contenía información de los clientes de la entidad, tanto de sus operaciones locales como de sus filiales en Chile y Uruguay. También se veían afectados todos los empleados y algunos excolaboradores de la compañía. Nadie está libre.

Sin embargo, la magnitud del problema es tal que amenaza con dar un salto cualitativo y afectar a la solvencia de las compañías.

Esta semana, la agencia Moody’s rebajó de estable a negativa la perspectiva de la farmacéutica Ethypharm, con amplia presencia en Francia y Reino Unido, tras el ciberataque sufrido en junio, que paralizó la actividad en las fábricas. De hecho, el negocio no han recuperado hasta ahora la normalidad. La agencia de calificación, que desde hace tiempo venía advirtiendo de los riesgos de los incidentes informáticos, señaló que la duración de la interrupción de la producción en las fábricas ha complicado sobremanera que Ethypharm alcance los parámetros esperados, con un apalancamiento en torno a siete veces el ebitda (beneficio bruto de explotacion) y flujo de caja libre positivo este año.

El movimiento de Moody’s es una llamada de atención. Los ataques pueden reducir los ingresos de las empresas afectadas y elevar sus costes, además de provocar sanciones legales y regulatorias. Lo advertía el Fondo Monetario Internacional. Las pérdidas por este concepto se han multiplicado por cuatro desde 2017 y pueden afectar a la financiación de las compañías, sin contar con el impacto del daño reputacional en los balances a medio plazo. Sectores como el financiero, especialmente expuestos a los ciberataques y la pérdida de confianza, deben extremar la vigilancia y, por ejemplo, controlar al máximo sus proveedores de servicios. También es preciso que el esfuerzo privado se complemente con una estrategia de seguridad nacional bien coordinada con otros países que contemple los riesgos de las empresas. Mañana es tarde.

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