La mano derecha de Soros le guiña el ojo a Trump

Scott Bessent trabajó durante años para la figura de la inversión, y ahora se postula como candidato para dirigir el Tesoro si gana el republicano

Scott Bessent, CEO de Key Square Group.

El misterio tiene su enjundia. El día 11, Donald Trump, candidato republicano a las elecciones de EEUU del 5 de noviembre, sacó pecho: “Lo único que va bien es el mercado de valores, y ya sabéis por qué va bien, porque estoy liderando todas y cada una de las encuestas. Y lo ha escrito Scott...”, afirmó, justo antes de interrumpir su propio discurso misteriosamente para añadir: “Algunas grandes personas están escribiendo esto”.

Apenas unos días después, en la cuenta de su red social, Truth Social, el candidato nombró abiertamente al destinatario de sus palabras: “Muchas gracias, Scott Be...

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El misterio tiene su enjundia. El día 11, Donald Trump, candidato republicano a las elecciones de EEUU del 5 de noviembre, sacó pecho: “Lo único que va bien es el mercado de valores, y ya sabéis por qué va bien, porque estoy liderando todas y cada una de las encuestas. Y lo ha escrito Scott...”, afirmó, justo antes de interrumpir su propio discurso misteriosamente para añadir: “Algunas grandes personas están escribiendo esto”.

Apenas unos días después, en la cuenta de su red social, Truth Social, el candidato nombró abiertamente al destinatario de sus palabras: “Muchas gracias, Scott Bessent, uno de los mejores pronosticadores de Wall Street”. Aunque se ha acusado muchas veces a Trump de torcer palabras propias y ajenas a su conveniencia y de propagar sin ningún rubor todo tipo de fake news, esta vez dice la verdad.

En efecto, Bessent (Carolina del Sur, EE UU, 1962), CEO de la firma de inversión Key Square Group, atribuyó en febrero en un análisis los buenos resultados cosechados por el S&P 500 al liderazgo de Trump en las encuestas. Además, planteó la hipótesis de un posible retorno de los felices años veinte en el país en el caso de que Trump vuelva a la Casa Blanca. Según el inversor, el republicano impulsaría una desregulación que favorecería la actividad económica y plantearía una política monetaria marcada por un dólar débil para fomentar las exportaciones.

El pronóstico no sería extraño de no ser por su procedencia. Bessent no es un analista cualquiera. Trabajó estrechamente durante años para el magnate estadounidense de origen húngaro George Soros. Especulador bursátil y, en los últimos años, conocido filántropo, es el hombre a quien conservadores de todo el mundo, con Trump a la cabeza, dirigen todas sus iras. Ahora, Bessent, uno de sus más estrechos colaboradores durante casi 15 años, lanza flores a Trump y apoya financieramente su campaña, hasta el punto de que muchos lo colocan como candidato para secretario del Tesoro. Algo no encaja.

La incógnita está servida. ¿Es Bessent un progresista liberal que con los años se ha ido escorando hacia posturas cada vez más conservadoras o siempre fue un convencido conservador capaz de moverse astutamente entre los demócratas de Wall Street? ¿Para quién trabaja en realidad?

Casado con el empresario John F. Free­man y padre de dos hijos por gestación subrogada, quienes conocen a Bessent lo describen como un hombre humilde y discreto: “Cuando cometía un error, era el primero en venir a decirte que se había equivocado. Es muy modesto”, opina sobre él Stanley Druckenmiller, otro hombre fuerte de Soros, en declaraciones recogidas por Crain`s New York Business.

Bessent se licenció en 1984 en Políticas en la Universidad Yale. Quería ser periodista, pero le rechazaron, y se topó con el gestor de fondos Jim Rogers, que andaba buscando becario. Las puertas del mundo de la inversión se le abrieron de par en par.

Tras foguearse en fondos como Brown Brothers Harriman, The Olayan Group, Kynikos Associates y Protégé Partners, en 1991 Soros lo nombra director de la oficina londinense de Soros Fund Management (SFM). Allí, relata el periodista Sebastian Mallaby en el libro More Money than God, Bessent jugó un papel fundamental en lo que se conoce como miércoles negro.

El 16 de septiembre de 1992, Soros vendió 10.000 millones de libras esterlinas para comprar marcos alemanes. Lo hizo aconsejado por Druckenmiller y por Bessent, que supo leer las debilidades de la fragmentada política monetaria europea. El movimiento vino acompañado de una venta masiva de libras por parte de los inversores, que a su vez se tradujo en una depreciación del 16,5% de la libra con respecto al marco. Reino Unido fue incapaz de frenar la sangría y, unos días después, Soros vendió sus marcos y ganó unos 1.000 millones de dólares. Aquello se consideró una humillación para el Banco de Inglaterra. Detrás siempre estuvo Bessent.

Trabajó codo con codo con Soros hasta 2000. Tras generarle un retorno anual del 26,5% gestionando una cartera de 1.500 millones de dólares, puso en marcha Bessent Capital, su propio fondo. La apuesta no fue bien. En 2005, tuvo que cerrar: “Lo que realmente aprendí fue que no debía cambiar mi estilo ni la estructura de mi empresa por las preferencias de los inversores. Fue una gran lección”, reconoce al periódico de Yale.

A esta universidad volvió precisamente en 2006 para impartir asignaturas relacionadas con la historia de la economía y de los fondos de inversión. En 2011, volvió a ser reclutado por Soros como jefe de inversión de SFM. Medios como Bloomberg calculan que, en ese cargo, consiguió 10.000 millones en beneficios.

En 2015, Bessent fundó la firma de inversión Key Square Group en su segundo intento de independizarse. Esta vez, en agradecimiento por los servicios prestados y como muestra definitiva de su cercanía, el propio Soros le ayudó a arrancar entregándole unos 2.000 millones que Key Square ha ido devolviendo en los últimos años. Ahora, Bessent se postula como secretario del Tesoro mientras EE UU se pregunta asombrado cómo es posible que la mano derecha de Soros le guiñe el ojo a Trump. Los negocios, se responden muchos, son los negocios.

Un enfoque periodístico

Su primera idea fue convertirse en periodista, una vocación que ha quedado grabada en su manera de trabajar: “Gran parte de lo que hago es el mismo tipo de investigación que se hace en periodismo. Mi enfoque consiste en partir de un concepto abstracto y luego examinar los datos empíricos, como haría un buen periodista”, contaba al periódico de Yale.

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