Fondos más baratos para el ahorrador europeo

La presión de la UE, preocupada cada vez más por la protección del inversor minorista, está jugando un papel importante en el recorte de las comisiones

Sede de la Comisión Nacional del Mercado de Valores en Madrid.EUROPA PRESS

El proceso de democratización que ha vivido la industria de los fondos de inversión desde el cataclismo de 2008 se ha gestado gracias a la ampliación de la oferta de productos, la entrada en escena de los fondos cotizados o EFT y el recorte de las comisiones. Los datos de ESMA, el regulador europeo de los mercados financieros, confirman que entre 2012 y 2021 la factura media de los nuevos fondos se redujo en un tercio. Un tijeretazo de costes que se explica por el efecto de las economías de escala, por el crecimiento de los fondos de gestión pasiva, que tienen comisiones más bajas, y por el desarrollo de los brokeres digitales.

También la presión de la UE, preocupada cada vez más por la protección del inversor minorista, está jugando un papel importante en el abaratamiento de las comisiones. En ese marco se encuadra la estrategia de inversión minorista (RIS) que está tramitando Bruselas y que contempla la creación de horquillas de precios para fijar los costes de gestión de los fondos. La propuesta plantea establecer un índice de referencia para las gestoras que comercialicen fondos en varios países. Para aquellas que lo hagan en único mercado, la CE quiere que sea el regulador nacional –en España, la CNMV– el que fije la horquilla. Aunque en principio se trata de un rango orientativo y de aplicación voluntaria es probable que en la práctica resulte difícil alejarse de esos parámetros.

La industria de fondos lleva tiempo pendiente de la suerte de las denominadas comisiones de retrocesión – las que bancos y aseguradoras cobran por distribuir fondos y otros productos de inversión – que Bruselas pretende eliminar. Pero la propuesta de un índice orientativo para racionalizar las comisiones de gestión constituye una carta sorpresa para ganar una partida cuyo objetivo es reducir los costes de los fondos, que siguen siendo más altos que los de la industria estadounidense.

Pese a que la UE tiene una de las tasas de ahorro más altas del mundo, Bruselas reconoce que existe todavía entre los ciudadanos una cierta reticencia a la hora de invertir en productos financieros, algo que se atribuye a la falta de confianza, a la información deficiente y al peso de las comisiones. Los datos que maneja Bruselas señalan que los pequeños inversores pagan un 40% más de comisiones que los institucionales. Una brecha que es necesario estrechar para mejorar la competitividad de la industria y hacer más accesible al ciudadano este tipo de producto financiero.

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