El debate coste-beneficio de las renovables, la maceta de las pymes y el banco que prefiere las relaciones a distancia
La Rioja enciende la polémica sobre el impacto en el paisaje de la energía verde
Todas las fuentes de energía tienen inconvenientes, también las renovables: además de su coste, está su impacto en el paisaje, que provoca rechazos de lo más transversales. Véase La Rioja, en cuyo Parlamento han votado a favor de una moratoria para las instalaciones de energía eléctrica PP y Vox, pero también Podemos-IU; el PSOE prefirió abstenerse (Pedro Sánchez y Teresa Ribera aclararán si esa inhibición es “negacionismo”, o se queda en “retardismo”).
La medida ha paralizado una línea de alta tensión promovida desde el ámbito privado (algo también insólito, por su alto coste), y se pr...
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Todas las fuentes de energía tienen inconvenientes, también las renovables: además de su coste, está su impacto en el paisaje, que provoca rechazos de lo más transversales. Véase La Rioja, en cuyo Parlamento han votado a favor de una moratoria para las instalaciones de energía eléctrica PP y Vox, pero también Podemos-IU; el PSOE prefirió abstenerse (Pedro Sánchez y Teresa Ribera aclararán si esa inhibición es “negacionismo”, o se queda en “retardismo”).
La medida ha paralizado una línea de alta tensión promovida desde el ámbito privado (algo también insólito, por su alto coste), y se prevé que el asunto acabe en el Tribunal de Justicia de la UE. La normativa europea considera que las instalaciones de renovables son un “interés público superior”, por lo que es muy posible que los jueces acaben contradiciendo a los políticos riojanos. Dados los niveles actuales de consumo de energía, y aunque puedan seguir bajando, muy lentamente, en los próximos años, serán necesarias abundantes infraestructuras de energía verde que alterarán las vistas de los habitantes del campo. Los combustibles fósiles tampoco son inocuos, y están destinados a la extinción.
Las pymes españolas prefieren quedarse en la misma maceta
El tamaño de las empresas españolas es un viejo problema de la economía. En concreto, el escalón de los 50 empleados, a partir del cual una serie larga de normas y de pérdida de incentivos fiscales hace que los empresarios prefieran dejar que la planta se apretuje en la maceta que moverla a un recipiente más amplio. En la práctica, muchas compañías acaban creciendo... a base de ser absorbidas por otras mucho mayores, a las que sí compensa ese esfuerzo burocrático y financiero extra.
La receta la ha dado ya el Banco de España, y consiste en simplificar la regulación. La tendencia, sin embargo, es la contraria.
Hay que mejorar la progresividad del IRPF y las cotizaciones
A los que más ganan se les suele llamar, por economía del lenguaje, los más ricos, algo que suele ser cierto, pero no necesariamente lo es. El caso es que, en España, el 1% de los más ricos pagan menos impuestos, en términos relativos, que todos los demás tramos de renta, incluido el quintil más bajo, es decir, el 20% más pobre. Tiene que ver con el IVA, cuya progresividad es muy difícil de corregir, pero también con las cotizaciones sociales y con el propio IRPF, puesto que las rentas societarias se incluyen en la base imponible del ahorro, que tiene tipos impositivos más bajos que la general. Es en estos dos últimos factores donde conviene incidir, con la idea de aumentar los impuestos a los que más ganan, pero también de bajárselos a los que menos.
ING, el banco que prefiere las relaciones a distancia
ING, en efecto, es el banco cada día de más gente. Ya es el cuarto con más clientes particulares en España, pese a que su red de oficinas es mínima; o quizá precisamente por eso, porque ha podido centrar su inversión y sus esfuerzos en la digitalización, y en captar clientes que se encuentran cómodos con esa aséptica manera de relacionarse con su banco. Se ahorra, de paso, polémicas como la del trato de las entidades a las personas mayores y, en general, a las que tienen dificultades para manejarse en internet.
La escasez de sucursales le frena, eso sí, en hipotecas, y lo hace más vulnerable a la competencia de otros neobancos. Pero ING cuenta con la ventaja que da el tiempo, y el haberse ganado la confianza de muchos, aunque casi no lo vean por la calle.
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