El debate filosófico sobre el subsidio de paro, y un genio de la inversión aficionado a la arquitectura experimental
Economía y Trabajo debaten el enfoque, más que el volumen, de las ayudas a los desempleados
Nuevo Gobierno, viejas costumbres. Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda y titular de Trabajo, es la única ministra de Sumar que tiene competencias realmente significativas, y está dispuesta a explotarlas al máximo y a no tolerar injerencias de otros departamentos, como ya hizo en la legislatura anterior. Ahora el debate es con la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, en torno...
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Nuevo Gobierno, viejas costumbres. Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda y titular de Trabajo, es la única ministra de Sumar que tiene competencias realmente significativas, y está dispuesta a explotarlas al máximo y a no tolerar injerencias de otros departamentos, como ya hizo en la legislatura anterior. Ahora el debate es con la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, en torno a la reforma prevista del subsidio de desempleo, una de las contrapartidas negociadas con Bruselas para la concesión de fondos europeos.
El Ministerio de Economía plantea repartir los pagos de forma desigual en el tiempo, de modo que se incentive la búsqueda de empleo. El secretario de Estado de Empleo, Joaquín Pérez Rey, afirma que un enfoque así “estigmatiza” a los parados, una declaración que va en la línea de victimizar a los colectivos a los que se les reclama algún tipo de esfuerzo a cambio del apoyo del resto de la sociedad. No se está discutiendo reducir las cantidades que se entregan, sino la filosofía subyacente. Y los fondos públicos no son infinitos.
Munger, un genio de la inversión aficionado a la arquitectura experimental
Descanse en paz Charlie Munger. El dúo más famoso de la historia de la inversión, que formaba junto a Warren Buffett, se +ha roto de forma inexorable. Munger, a diferencia de su socio, prefirió transferir la mayor parte de su riqueza a sus hijos en vida, de modo que a su muerte su fortuna no llegaba a los 3.000 millones de dólares. Gran aficionado a la arquitectura, hizo grandes donaciones a universidades a cambio de que construyeran edificios según sus ideas, a veces tan exóticas como un residencia estudiantil de 11 plantas sin ventanas en la Universidad de California. Al final, por suerte, no se llevó a cabo. No se puede ser un genio en todo.
No se debe asumir que las culpas en una empresa se repartirán con justicia
Cuando se producen prácticas irregulares en una compañía, lo más peligroso es seguir órdenes de los superiores con la confianza de que, en caso de que haya problemas, los jefes asumirán su responsabilidad y compartirán el castigo en proporción al puesto. Suele ocurrir lo contrario: que hacen uso de su posición de poder para desentenderse, y atribuir las culpas a los cargos intermedios, que no tienen forma de esquivarlas. Es lo que está sucediendo últimamente en las empresas españolas, según el fiscal jefe Anticorrupción, Alejandro Luzón.
Desobedecer a los jefes, por muy inconvenientes que sean las órdenes, es difícil de evitar, si hay que llegar a fin de mes. Pero, al menos, conviene estar avisado de lo que puede pasar.
La frase del día
“El final del mercado tutelado de la energía en Italia, por el que el Estado fija los precios para los más vulnerables, es un error. Contamos con que el diálogo con la UE [que obliga a quitarlo a cambio de seguir recibiendo los fondos europeos] conduzca a una solución positiva”
Matteo Salvini, viceprimer ministro italiano
ChatGPT no se moja sobre si invertiría en sí misma
Habrá que pedir a ChatGPT que explique qué ha pasado con sus creadores y con los consejeros de OpenAI, que se han peleado por la gestión de uno de los inventos con más potencial de la humanidad. En apariencia, tiene que ver con los riesgos de la inteligencia artificial, que el propio Sam Altman, guadianesco CEO de OpenAI, teme que controle el mundo. El asunto mueve mucho dinero, que va y viene de gigantes como Microsoft a las startups (que acaban contratando los servicios en la nube de sus propios accionistas, como la mencionada o como Amazon). Y sí, la IA tiene poderosas aplicaciones intelectuales, pero está por ver que cumpla las millonarias expectativas de los inversores. Cuando se pregunta a ChatGPT si invertiría en sí misma, asegura que no puede mojarse.
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