El bum turístico: no es cuántos vienen, sino cuánto se gastan

Es clave caminar hacia una progresiva desestacionalización de las llegadas del extranjero

Gran afluencia de pasajeros en el aeropuerto de Alicante-Elche Miguel Hernández durante el último día del mes de agosto.PABLO MIRANZO (EFE)

Los datos del sector turístico no dejan de romper barreras mes tras mes. El gasto de los visitantes extranjeros a nuestro país fue de 13.852 millones de euros en julio, un 16% superior al del mismo periodo de 2022, un porcentaje que ya se compara sin menoscabo con los niveles anteriores a la pandemia. El acumulado de enero a julio roza los 60.000 millones, un 14% más que el mismo período de 2019 y 8.000 millones por encima en términos absolutos. Si la tendencia se mantiene, se alcanzaría el hito de superar por primera vez los 100.000 millones al cierre de 2023.

La cuestión en relevante y pone en valor el desempeño del sector. No en vano, una demanda de largo aliento de la industria es prestar más atención a los ingresos que al número de turistas. Es la inyección de dinero que reciben los destinos, más allá de la cifra de visitantes que acogen, lo que aumenta la riqueza real de los enclaves. Para lograr más con menos, es imprescindible caminar hacia un segmento de calidad, capaz de atraer a turistas de alto poder adquisitivo dispuestos a pagar más si reciben mejores servicios. Se trata de superar las ofertas masivas, a menudo vinculadas al sol y playa, y combinarlas con planteamientos más exclusivos y que proporcionen valor añadido. Solo así será posible afrontar con garantías amenazas latentes, como una guerra de precios desde destinos del norte de África, más que capaces de competir con éxito por la vía del low cost.

Esa apuesta viene de la mano de otros retos, como disminuir la dependencia de Reino Unido y Alemania, fomentando el crecimiento de otros mercados europeos y extracomunitarios, como EE UU, más proclives a consolidar un mayor gasto medio. En los primeros siete meses del año llegaron 47,62 millones de turistas extranjeros, con británicos, alemanes y franceses como principales procedencias. La buena noticia es que italianos, belgas, portugueses y estadounidenses han recortado las distancias, al punto de que todos los grandes países emisores, excepto Reino Unido y Alemania, superan los registros del ejercicio 2019.

Del mismo, resulta clave caminar hacia una progresiva desestacionalización del turismo extranjero, que actualmente se concentra en temporada alta, hasta aglutinar el 50%. Paradójicamente, los españoles cada vez eligen más septiembre para sus vacaciones. Monitorizar esas tendencias de fondo, comprenderlas y diseñar una oferta comercial en consecuencia favorecerá todos esos procesos.

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