Reindustrializar España: un camino hacia el desarrollo económico y social
Es fundamental que las empresas familiares reciban el apoyo y estímulo por parte de las instituciones y del Gobierno
Decía el filósofo inglés Karl Popper que el futuro está abierto y todos somos responsables de lo que este nos depare, por lo que debemos luchar por un mundo mejor. Estoy convencido de que ese futuro gira en torno a la reindustrialización de España. Si algo nos ha enseñado la pandemia es que cuantos más recursos propios generemos, con más garantías podremos encarar cualquier contexto, incluso uno tan complejo como al que hemos tenido que enfrentarnos en los últimos años, condicionado con la peor crisis sanitaria en más de un siglo.
La economía, como la historia y la propia vida, es cícli...
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Decía el filósofo inglés Karl Popper que el futuro está abierto y todos somos responsables de lo que este nos depare, por lo que debemos luchar por un mundo mejor. Estoy convencido de que ese futuro gira en torno a la reindustrialización de España. Si algo nos ha enseñado la pandemia es que cuantos más recursos propios generemos, con más garantías podremos encarar cualquier contexto, incluso uno tan complejo como al que hemos tenido que enfrentarnos en los últimos años, condicionado con la peor crisis sanitaria en más de un siglo.
La economía, como la historia y la propia vida, es cíclica. Eso provoca, circunscribiéndonos al sector empresarial, que las compañías se enfrenten cada cierto tiempo a situaciones complejas que les obligan, en muchos casos, a tomar decisiones drásticas. Esta pandemia, desconocida y, por tanto, generadora de una incertidumbre inaudita, ha acentuado las dificultades en el sector industrial. Por eso, debemos trabajar por un futuro reindustrializado en el que la digitalización, la innovación y la profesionalización sean agentes esenciales del mismo.
La reindustrialización se presenta como una estrategia clave para impulsar el desarrollo económico y social del país, y en este proceso, los fondos Next Generation y la presidencia del Gobierno de España en Europa desempeñan un papel fundamental. La apuesta por el desarrollo de nuestra industria supondría ir desprendiéndonos de la dependencia de los mercados exteriores que, como hemos podido comprobar en los últimos años, nos condicionan.
Esta crisis nos deja muchas lecciones y una gran certeza: si no desarrollamos nuestra industria, dependeremos de mercados exteriores, hiperinflacionados y fluctuantes, como el de China.
Un futuro, por tanto, donde tendríamos respuestas rápidas y dinámicas a los problemas más complejos. Un futuro por el que debemos trabajar todos juntos –empresarios, administración y ciudadanos– para el que serán fundamentales ayudas como los fondos europeos Next Generation. Por eso es tan importante el liderazgo político, que debe respaldar y promover medidas que faciliten la atracción de inversiones, el desarrollo de infraestructuras y la mejora de la conectividad en cada una de las regiones españolas. Asimismo, se deben establecer políticas fiscales y laborales favorables para las empresas que decidan invertir en la España vaciada, brindando incentivos y reduciendo las barreras burocráticas.
Ese futuro reindustrializado, por tanto, también sería clave para luchar contra lo que muchos llaman la España vaciada, ya que con un país reindustrializado en todos sus territorios podríamos atraer talento interesado tanto en una determinada forma de trabajar como en un modo de vida sostenible.
Queremos que España cuente con más recursos propios, pero también que la riqueza se genere tanto en ciudades como en núcleos rurales. Un país rico es aquel donde los trabajadores pueden ganarse la vida en cualquier punto de su geografía, sin importar si pertenece al ámbito rural o al urbano.
De esta manera, conseguiríamos que alrededor de cada proyecto industrial nazcan también numerosos proyectos de vida. Detrás de cada empresa hay personas, familias, sueños, anhelos, aspiraciones… y todo ello puede tener un desarrollo óptimo si aunamos esfuerzos en el camino correcto: el camino de la reindustrialización responsable y sostenible, el camino del empleo de calidad y la adecuada conjunción de trabajo y vida. Se trata de convertir cada rincón del país, sea una gran ciudad o un pequeño pueblo, en el destino soñado para cualquier familia que mediante el trabajo puede tener la oportunidad de disfrutar de una vida plena en el resto de los sentidos.
Con esta apuesta por la reindustrialización evitaríamos, además, una España de dos velocidades y, lo que es más importante, crearíamos un país con valor añadido de norte a sur y de este a oeste. Un país que estaría a la cabeza de las primeras economías como paradigma de la unión entre lo cuantitativo y lo cualitativo… Quizá parezca un sueño, pero, en muchas ocasiones, lo que separa la realidad de los anhelos sólo es dedicación, trabajo constante, voluntad y esfuerzo.
Por eso, es fundamental que las empresas familiares reciban el apoyo y estímulo por parte de las instituciones y del Gobierno. Al hacerlo, se creará un ecosistema favorable que permitirá a las compañías de esta índole invertir, crecer y contribuir al proceso de reindustrialización de la España vaciada.
Si no apostamos por ese camino, siempre estaremos en el vagón de cola de las principales economías, siempre al albur de mercados extranjeros que nos marquen el paso que podríamos marcar nosotros mismos. Ahora que el futuro se presenta ante nosotros como un folio en blanco, ahora es el momento de decidir qué y cómo queremos vivirlo. No un futuro individual, sino uno colectivo, un futuro que nos haga mejores como sociedad. En definitiva, un futuro como el que soñaba Karl Popper.
Miguel Ángel Leal es CEO de las divisiones Acero y Packaging de CL Grupo Industrial
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