Las alianzas verdes sufren... no solo por EE UU

El giro hacia el carbón de países como Alemania hace dudar a las aseguradoras

Mark Carney, enviado de la ONU para el clima.REUTERS

Las aseguradoras mundiales están poniendo a prueba a los organismos ecológicos respaldados por la ONU. En marzo, la Alianza de Seguros para las emisiones Netas Cero (NZIA) tenía 30 miembros (el 15% del volumen mundial de primas). Ahora, la NZIA, que es parte de la Alianza Financiera de Glasgow para las emisiones Netas Cero (GFANZ, creada por el enviado de la ONU para el clima, Mark Carney), se ha reducido a 13.

La NZIA exige a sus miembros que se comprometan a reducir sus emisiones de efecto invernadero. Se han ido Allianz y Axa, entre otras. A primera vista, es por culpa de EE UU. Varios fiscales generales estatales republicanos han acusado a los compromisos de la GFANZ (que también engloba a una alianza de bancos, NZBA, entre otras), de infringir potencialmente las leyes antimonopolio de EE UU. Es especialmente grave para las aseguradoras, pues el sector está regulado a nivel estatal, no federal. Incluso las que optan por seguir en la NZIA corren riesgos por la “guerra contra lo woke”.

Pero eso dista mucho de ser toda la historia. La crisis de seguridad energética de la UE hace que los políticos nacionales se enfoquen en combustibles fósiles de fuentes distintas a Rusia. Países como Alemania están aumentando su dependencia del carbón.

Independientemente de lo que digan sus floridas declaraciones corporativas, las financieras preferirían prescindir de nuevos objetivos verdes como los anunciados por la NZIA en enero, porque complican la vida a los directivos. La principal razón por la que los grupos europeos los han adoptado más que sus homólogos de EE UU es el compromiso de los políticos de la UE con la reducción de emisiones. Ahora la presión política, si acaso, es para que las aseguradoras mantengan las firmas del carbón como clientes en vez de deshacerse de ellas.

Hasta ahora, las financieras no aseguradoras se han adherido en general a GFANZ. Pero en parte es porque ahora es más fácil. En 2022, la entidad tuvo que renunciar a exigir a sus miembros que se adhirieran a la campaña Race to Zero (Carrera hacia el cero).

Si no hubiera virado, la alianza bancaria NZBA podría haber sufrido el mismo éxodo que la NZIA. Mientras los políticos de la UE y EE UU se distraigan con la seguridad energética, las grandes alianzas climáticas parecerán cada vez más inútiles.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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