Claros sin nubes en el sector de la sanidad privada

La teoría de los vasos comunicantes que algunos sostienen afirma que si le va mal a la pública, le va bien a la privada. Y es justo al revés.

Jesús Hellín (Europa Press)

En los últimos meses, quienes buscan rédito en el conflicto hablan de una situación tormentosa entre los principales actores que componemos la sanidad privada: médicos, compañías aseguradoras y centros sanitarios. Algunos asuntos, como el efecto de la incorporación en escaso tiempo de un gran número de nuevos asegurados en el ramo de la salud, los costes energéticos y la inflación que siguen afectando de forma acentuada a este sector, o nuestra reciente postura como sector de provisión sanitaria ante el acuerdo de reaseguro alcanzando por dos aseguradoras, Sanitas y Generali, que consideramos vulnera las leyes de competencia desleal y de defensa de la competencia, han mostrado que existen áreas en las que debemos reforzar nuestra colaboración para trabajar juntos con idea de mantener la excelente salud del sistema sanitario privado español. Y quiero incidir en la palabra juntos, porque no nos reflejamos en un contexto de dos partes enfrentadas, sino de dos aliados que se necesitan y convergen en la misma dirección.

Las compañías aseguradoras son nuestro aliado natural, suponen el 65% del volumen de facturación de los centros sanitarios privados. En los últimos años, hemos logrado, desde la colaboración leal, que el sector crezca de manera sólida y solvente. Actualmente, el 25% de los ciudadanos españoles cuenta con un seguro de salud privado y la cifra crece. Más de 12 millones de personas aseguradas para los cuales el sector de provisión sanitaria dispone de hospitales punteros, de excelentes profesionales y de una apuesta decidida por la tecnología y la innovación en salud. Somos un tándem.

Además, existe otra serie de personas que pagan la asistencia de su propio bolsillo de forma directa, sin seguros. Y, unido a ello, hay usuarios de la pública que son derivados a la privada cuando hace falta. Al final, más o menos uno de cada tres españoles es usuario del sector de provisión sanitaria privada. Una demostración de un sector con eficiente determinación y un gran alivio para la sanidad pública.

No obstante, es imprescindible seguir avanzando en la elaboración de un código de buenas prácticas en el sector que tenga como principales objetivos preservar la calidad asistencial y la accesibilidad de los pacientes y garantizar la sostenibilidad de un sistema que hemos construido conjuntamente. Un código técnico que determine protocolos en cuantiosos aspectos y en el que perseveraremos junto a las aseguradoras.

El sector, como conjunto, afronta retos significativos en un marco ideológico-político impuesto para demonizarnos. La teoría de vasos comunicantes que algunos sostienen con efervescencia: si le va mal a la sanidad pública le va bien a la privada. Y es precisamente al revés. Yendo todo perfectamente para la pública, las pólizas de seguro han crecido durante mucho tiempo en el orden de 350.000 nuevos asegurados al año; una muestra más del Estado de Bienestar, de la capacidad adquisitiva, de la posibilidad de elegir, o sea, un buen indicador incluso desde el punto de vista social.

Una buena noticia para todos es que cada vez vivimos más. Pero eso tiene su reverso: cada vez hay mayor número de crónicos y el 80% del gasto sanitario se realiza por encima de los 60 años. Y, ¿qué hace falta? Apostar por la tecnología como una palanca que nos ayude a ser cada vez más eficientes. Necesitamos que se tenga en cuenta las necesidades de la privada, por ejemplo, a la hora de sacar plazas de profesionales. Y también modificar sus competencias para contribuir a hacer frente a la escasez actual de profesionales sanitarios. Por ejemplo, en Enfermería, que tienen las mismas competencias desde hace 21 años, han pasado de ser una diplomatura a una licenciatura, y ahora tiene una formación cada vez más excelente y hay que tener en cuenta que puede desarrollar nuevas atribuciones.

En definitiva, son muchos temas en los que colaboramos y, a pesar de las naturales diferencias entre eslabones de la cadena conectados, hay diálogo, voluntad y afán por alcanzar mejoras y afrontar barreras unidos. Porque somos conscientes también de que trabajamos en favor de lo más preciado que posee una persona, que es su salud. Nuestro objetivo primordial siempre será ofrecer la mejor atención a nuestros pacientes y en esto solo cabe colaboración y diálogo. Juntos aportamos valor al sistema y sin ambos eslabones de la cadena de la sanidad privada, el sistema sanitario español colapsaría. Nos necesitamos y trabajamos en simbiosis para ello.

Por otro lado, requerimos avanzar en un equilibrio esencial entre aliados cuando hablamos del poder de negociación de ambos en la mesa a la hora de acordar. Ese ecosistema sensible tenderá a equilibrarse y esto facilitará protocolizar mucho más nuestras relaciones. Todo con una misión de futuro de cara al paciente: pasar de un seguro de asistencia sanitaria como en el modelo actual a otro basado en seguros de salud, desarrollando, como ya hemos iniciado en la sanidad privada, la medicina preventiva para adelantarnos a la enfermedad.

Recordemos que este sector emplea a 400.000 profesionales de alta cualificación, con un gasto sanitario privado incluidos los conciertos que supera los 40.700 millones de euros y que representa el 3,65% del PIB. Cualquier acción por parte del sector siempre irá, exclusivamente, dirigida a mantener un servicio ejemplar de cara al paciente. Por eso, hay claros sin nubes en el sector.

Carlos Rus es presidente de ASPE (Alianza de la Sanidad Privada Española) y de la comisión de Sanidad de la CEOE

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