Sin educación financiera no hay libertad

La falta de conocimientos de ahorro e inversión puede conducir a malas decisiones. La solución no está solo en la escuela

Angel Cano, consejero delegado del BBVA, Imparte una de las clases de educación financiera en el colegio Nazaret de Madrid (San Blas).PABLO MONGE

Vivimos en una sociedad donde las presiones financieras y las preocupaciones económicas son constantes. La búsqueda de la libertad financiera se ha vuelto cada vez más relevante para las familias españolas. Pero, ¿qué implica realmente este concepto que a veces parece inalcanzable? No se trata simplemente de acumular riqueza para llevar una vida lujosa, sino de tener la capacidad de generar suficientes ingresos pasivos para mantener nuestro nivel de vida.

Desafortunadamente, la escasez de conocimientos básicos en finanzas es una realidad que afecta a muchas personas, exponiéndolas a riesgos financieros y limitando sus oportunidades. La falta de comprensión sobre préstamos, tasas de interés y conceptos básicos puede llevarnos a caer en la trampa del endeudamiento excesivo. Además, la falta de conocimientos en ahorro e inversión puede conducir a decisiones poco acertadas en lugar de implementar un plan financiero que incluya estrategias seguras y rentables, lo que nos permitiría aumentar nuestro capital y asegurar un mejor futuro.

La clave para abordar este problema radica en comprender la importancia de adquirir conocimientos financieros desde temprana edad y a lo largo de nuestra vida adulta. Ignorar la importancia de comprender los números es irresponsable y subestima el valor intrínseco de nuestra vida, limitando nuestra capacidad para alcanzar la deseada libertad financiera.

Un punto de partida fundamental es la educación financiera desde edades tempranas. Integrar la enseñanza de conceptos financieros en el temario escolar desde etapas tempranas se convierte en una inversión para el futuro de nuestros jóvenes y el desarrollo sostenible de nuestra sociedad. Al proporcionarles habilidades financieras básicas desde jóvenes, les otorgamos las herramientas necesarias para tomar decisiones responsables e informadas a lo largo de sus vidas. No se trata solo de enseñar operaciones aritméticas, sino de comprender conceptos clave como el ahorro, la TAE, cómo hacer un presupuesto, la inversión o la gestión del crédito, entre otros aspectos.

Las iniciativas institucionales para promover la educación financiera son buenas, pero insuficientes. Los contenidos carecen de enfoques atractivos y se presentan de manera anecdótica y opcional para los estudiantes. Las escuelas podrían transformar esta situación presentando los conceptos de forma amigable y accesible, utilizando ejemplos cotidianos con los que los estudiantes puedan relacionarse. Aprender a administrar su dinero, establecer metas de ahorro y explorar diferentes formas de inversión les ayudará a comprender la importancia de tomar decisiones adecuadas y desarrollar hábitos financieros saludables desde una edad temprana.

Sin embargo, la responsabilidad de la educación financiera no recae únicamente en el sistema educativo. Como adultos, también debemos reconocer la importancia de adquirir conocimientos para asegurar nuestro bienestar económico. La vida adulta presenta numerosos desafíos financieros, desde tomar decisiones sobre hipotecas y préstamos, hasta planificar la jubilación y gestionar las inversiones. Sin una comprensión adecuada de estos temas, corremos el riesgo de caer en trampas financieras, tomar decisiones impulsivas o ser víctimas de malas prácticas.

Además, una de las áreas en las que la educación financiera puede tener un impacto muy importante es en el emprendimiento. Muchas personas sueñan con iniciar su propio negocio, sintiéndolo como un paso fundamental para su libertad, pero la falta de conocimientos financieros puede convertirse en un obstáculo importante. Para lograrlo es necesario aprender sobre cómo administrar adecuadamente los ingresos y gastos, y entender los aspectos fiscales y legales que rodean al sector en el que se desarrolla la actividad, ya que son elementos fundamentales para tener éxito. Una educación financiera sólida puede proporcionar a los emprendedores las herramientas necesarias para tomar decisiones estratégicas, minimizar riesgos y maximizar oportunidades de negocio. De este modo, la educación financiera no solo se convierte en una llave para la libertad individual, sino también en un motor para el desarrollo económico de nuestro país.

Por ello, es esencial que cada individuo asuma la responsabilidad de su propia educación financiera. Esto implica buscar oportunidades de aprendizaje, ya sea a través de cursos online, libros especializados, formaciones o asesorías financieras. La información está al alcance de nuestras manos y es crucial aprovecharla para adquirir conocimientos sólidos en finanzas personales. De esta manera, estaremos preparados para establecer metas financieras realistas, elaborar presupuestos efectivos, gestionar el ahorro de manera consciente y desarrollar estrategias de inversión adaptadas a nuestras necesidades.

Por ejemplo, el ahorro para un fondo de emergencia ejemplifica cómo establecer metas financieras claras y desarrollar un plan para garantizar nuestra seguridad ante imprevistos. Al destinar regularmente una parte de nuestros ingresos hacia este fondo, podemos construir un colchón financiero que cubra de tres a seis meses de gastos, brindándonos tranquilidad y protección en momentos de pérdida de empleo o gastos médicos inesperados. Reconocer la importancia de contar con un fondo, como el de emergencia, y trabajar constantemente hacia su cumplimiento, se vuelve fundamental para salvaguardar nuestra estabilidad económica.

La educación financiera no solo nos beneficia a nivel individual, sino que también tiene un impacto positivo en nuestras familias y comunidades. Al tener una comprensión sólida de las finanzas personales, podemos transmitir esos conocimientos a nuestros seres queridos, ayudándoles a tomar decisiones financieras más acertadas y fomentando una cultura de responsabilidad financiera en nuestro entorno.

En definitiva, la educación financiera es el cimiento para construir un futuro económico sólido y alcanzar la libertad financiera que tanto anhelamos. Nos capacita para tomar decisiones informadas que nos permitan maximizar nuestros recursos. Pero también, es clave para establecer metas financieras claras y desarrollar un plan que nos permita enfrentar los desafíos financieros de la vida con confianza, asegurando nuestro bienestar económico y persiguiendo nuestros sueños y aspiraciones.

Andrea Carreras-Candi es directora de EFPA España

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