La banca y los seguros frente al ‘nuevo petróleo’
Las previsiones auguran un futuro de negocio deslumbrante en el metaverso y los entornos virtuales. Las claves serán la inversión y las alianzas
Parece casi irreal que un concepto que intenta definir el futuro de la era digital fuera creado hace ya 30 años. En 1992, a través de su novela Snow Crash, el escritor estadounidense Neil Stephenson definió el metaverso como un mundo virtual con curso propio y paralelo al mundo real, donde sus personajes podían interactuar con el entorno y con el resto de usuarios a través de sus avatares.
Sin embargo, la palabra metaverso no adquiere verdadera relevancia hasta su relanzamiento de la mano de Marck Zuckerberg, CEO de Facebook. El 28 de octubre de 2021, Zuckerberg anuncia que su compañía pasará a denominarse Meta, revelando que dirigiría sus esfuerzos a convertirse en el actor principal para el diseño, construcción y explotación de un nuevo mundo virtual: el metaverso. Una declaración de intenciones que consiguió poner el foco de todo el mundo sobre este nuevo paradigma tecnológico de gran repercusión social, empresarial y, por supuesto, económica. Siguiendo la opinión de los expertos tecnológicos que trabajan en él, se convertirá en un gran espacio virtual que coexistirá con nuestro mundo real, donde tendremos acceso a otras realidades generadas digitalmente y sobre las que se nos presentarán servicios y experiencias no disponibles en el mundo real. Será, por tanto, un universo autónomo y persistente que complemente al nuestro, no que lo sustituya.
Tecnológicamente hablando, este nuevo entorno supone una confluencia donde se explotarán las capacidades de muchas tecnologías disruptivas tales como la conectividad 5G, la realidad extendida, nuevos recursos y servicios Cloud, la inteligencia artificial, el internet de las cosas (IoT), la web 3.0, blockchain, ciberseguridad…
Desde el punto de vista de negocio, vivimos un momento aún preliminar, pero de verdadera oportunidad, donde se han generado grandes expectativas. Potencialmente, este nuevo espacio nos permitirá ofrecer productos, servicios o experiencias diferentes, erigiéndose como un poderoso canal para captar clientes e imaginar nuevas formas de relación. En este sentido, podemos destacar que consultoras como McKinsey & Company valoran el impacto económico del metaverso en más de cinco billones de dólares para 2030, según se recoge en su informe Value Creation in the metaverse, publicado el pasado mes de junio. Siguiendo datos de Bloomberg Intelligence, aproximadamente el 10% de los trabajadores utilizarán regularmente espacios virtuales en su jornada laboral en 2025, un 30% de las organizaciones ofertarán productos y servicios en este entorno para 2026 y más del 25% de la población pasará aquí al menos una hora al día.
Estas previsiones convierten al metaverso en el nuevo petróleo de nuestra era, un mundo lleno de posibilidades del que todos quieren formar parte. Esta gran atracción inicial resulta vital para su desarrollo, ya que su evolución y éxito dependerán en gran medida de la inversión y la voluntad de crear de un entorno verdaderamente colaborativo y sincronizado por parte de todos los sectores, no solo del tecnológico. Así, muchas compañías están dando sus primeros pasos en él, no solo para fomentar una imagen de innovación y rápida adaptación ante cambios tecnológicos, sino como una nueva forma de relacionarse con empleados, clientes y socios.
Nadie quiere quedarse atrás. Incluso sectores especialmente reglamentados y tradicionales como la banca y el sector asegurador ya buscan su propio encaje y posicionamiento virtual. Este nuevo mundo generará un inmenso volumen de transacciones, necesarias para el acceso a diversos servicios como, por ejemplo, compras en una tienda virtual. Para las entidades financieras será fundamental estar presentes gestionando esa operativa para cuidar el servicio al cliente. Para asegurar este punto, será necesario el establecimiento de alianzas estratégicas con empresas de telecomunicaciones, tecnológicas o retailers que aseguren una buena experiencia de cliente permitiendo el desarrollo de canales de compra ágiles y seguros.
Avanzando en este esquema, desde el sector bancario han desarrollado algunas experiencias destacables. Entidades globales como JP Morgan o HSBC plantearon a principios de 2022 sus primeras iniciativas; en el caso de la primera, lanzando su propio espacio en Decentraland, una de las plataformas más populares dentro del metaverso. Por su parte, HSBC se asoció con la plataforma TheSandbox para abrir conjuntamente vías de relación/colaboración entre distintas comunidades virtuales y proveedores de servicios financieros de todo el mundo, centrándose principalmente en experiencias deportivas y de gaming.
Entre las entidades financieras españolas, destacan como pioneras Caixabank, que anunció en mayo de 2022 un acuerdo con Microsoft para desarrollar un entorno de trabajo dentro del metaverso y en octubre presentó su primera oficina bancaria del Grupo desde BPI; BBVA, que en junio de 2022 presentó un gran entorno virtual inmersivo para relacionarse con sus clientes y celebró su fiesta de Navidad con empleados en el metaverso; o Santander, que celebró una entrega de premios para un desafío global sobre blockchain en un espacio en Decentraland.
Ante un entorno volátil con una regulación actualmente inexistente, el papel de las compañías aseguradoras resultará clave para ofrecer garantías a los usuarios. Este mundo paralelo debe tener sus propias reglas, que incluyan la protección de la identidad o la seguridad económica y moral de cada ser humano que participe en él. Todo lo relacionado con datos personales, activos y propiedades digitales, servicios comercializados o experiencias a disfrutar dentro del metaverso será susceptible de ser asegurado.Posiblemente serán las generaciones más jóvenes, como la generación Z, las primeras en asimilar y aprovechar su potencial abriéndose una gran oportunidad de acercamiento y relación con estos potenciales clientes. Un segmento joven vital para el futuro a medio plazo, que reduce año a año su participación en negocios más tradicionales (como el de auto, debido al surgimiento de nuevas formas de movilidad).
El mayor reto que afrontan las marcas y entidades que apuesten por un rol activo dentro del metaverso será ganar la confianza de sus clientes actuales y futuros. Podemos apuntar casos interesantes como el de la francesa AXA, que utiliza entornos virtuales para explicar la labor de una aseguradora a sus propios clientes mediante avatares de empleados reales en distintas áreas de prevención, para explicar cómo es su día a día y generar empatía, principalmente entre el público más joven. Por su parte, Santalucía (a través del Instituto Santalucía) ha lanzado una iniciativa de formación en el metaverso dirigida a impulsar la cultura financiera entre jóvenes desde 14 a 30 años a través de un espacio de relación y aprendizaje con contenidos multimedia.
Aunque a día de hoy no podemos prever con exactitud la evolución futura del metaverso somos conscientes del impulso exponencial que tendrá la utilización de este entorno digital en los próximos años. En un mundo volcado hacia la tecnología, estas nuevas experiencias virtuales abrirán nuevas perspectivas de negocio, resultando claves para el futuro del propio sector financiero y asegurador. La revolución ya ha comenzado.
Javier García Cerro es responsable de innovación dentro del negocio de Banca de Vodafone Business
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