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Empeñar joyas de la tatarabuela para pagar la hipoteca: la subida del oro revive los montes de piedad

El crédito concedido por estas entidades se dispara casi un 40% en lo que va de año

Ninguna joyería guarda tantas reliquias como el edificio en el que entra José en una de las esquinas de la Plaza de las Descalzas, en el centro de Madrid. El jubilado zaragozano está detrás de unos pendientes de oro con piezas de diamantes, unos específicos, cuya foto lleva en un papel en su bolsillo. Los conoce bien porque han pertenecido a su fami...

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Ninguna joyería guarda tantas reliquias como el edificio en el que entra José en una de las esquinas de la Plaza de las Descalzas, en el centro de Madrid. El jubilado zaragozano está detrás de unos pendientes de oro con piezas de diamantes, unos específicos, cuya foto lleva en un papel en su bolsillo. Los conoce bien porque han pertenecido a su familia desde 1850, estima José, que prefiere no dar su apellido. “Han sido nuestras desde hace siete u ocho generaciones”, precisa. El jubilado no se encuentra en una tienda, sino en el Monte de Piedad de Madrid, la mayor y más antigua casa de empeño de alhajas de España en actividad, con más de 300 años de historia.

José dejó allí los pendientes hace seis meses como garantía a cambio de un préstamo. Necesitaba 3.600 euros de inmediato para pagar el último plazo de la hipoteca de su piso, en el que vive en Madrid. A los 72 años lograría ser propietario de su casa. Pero, la ida al Monte de Piedad de Madrid le salió mejor de lo esperado. Esa entidad, sin ánimo de lucro, le concedió 4.000 euros de crédito. “Me llevo una paguilla extra”, bromea con respecto a los 400 adicionales.

Con la hipoteca cancelada, José ahora quiere recuperar la joya familiar. Sin embargo, todavía no tiene el dinero para ello y se contenta con sacar unos gemelos que había empeñado antes. Los clientes del Monte de Piedad de Madrid disponen de un año para devolver el préstamo, pero este puede renovarse indefinidamente a cambio del pago de intereses. De lo contrario, las alhajas acaban siendo subastadas.

La concesión de préstamos con joyas como garantía ha vuelto a incrementarse en 2025. Solo el Monte de Piedad de Madrid otorgó 40,7 millones de euros en préstamos entre enero y octubre, según los datos facilitados por la entidad a este periódico. “Son cifras que no se alcanzan desde la crisis inmobiliaria”, sentencia Santiago Gil, el actual director de la institución, con recuerdos de cuando empezó en el sector, hace 12 años.

La sorpresa de José no es una historia de benevolencia de esta casa de empeños. Al jubilado no le benefició la caridad de la entidad, sino la dinámica del mercado: la concesión de préstamos y el número de operaciones de empeño ha ido de la mano de la escalada del precio del oro. El metal amarillo ha encadenado máximos históricos en los últimos dos años gracias al mayor interés de los inversores por activos refugios para capear momentos de incertidumbre. Subió casi en 30% en 2024 en medio de las elecciones en EE UU y la invasión israelí a Gaza. Con la guerra arancelaria de Donald Trump, el oro acumula una revalorización de más del 50% en lo que va de año.

El rally registrado en las Bolsas de Metales de Nueva York y Londres ha dictado el ritmo de los empeños en la Plaza de las Descalzas, una plazuela rodeada de edificios neoclásicos y donde apenas circulan coches. El crédito concedido por el Monte de Piedad de Madrid aumentó un 15% en los diez primeros meses del año pasado y se ha disparado un 37% en el mismo periodo de 2025. “Nunca hemos visto una alza tan potente del oro y los clientes lo saben”, afirma Gil. Esa concienciación queda reflejada a las puertas de la entidad donde un transeúnte bromea con los cuatro tasadores ambulantes que, con sus chalecos de “compro oro”, hacen guardia allí: “No quiero vender oro, quiero comprar”.

El número de operaciones de empeño en el Monte de Piedad de Madrid ha aumentado un 20% en los diez primeros meses del año, hasta las 43.000. La media de los préstamos ronda los 800 euros. Un collar por 1.000 euros para sufragar las compras del mes, una pulsera por 300 euros para pagar la factura de luz o un anillo por 200 euros para comprar comida. Esas son algunas de las historias que cuentan los prestatarios.

La mayoría de quienes empeñan alhajas en España son personas en apuros económicos. “Es una vía de financiación para personas más vulnerables por el mero hecho de que solo necesitas el aval de tus joyas. No pedimos notario ni nada más. Vas con tus alhajas y con eso consigues un crédito”, afirma Ramón Alba, presidente de la Asociación Española de Montes de Piedad (Presea). Alba prevé que el volumen de crédito en empeños de joyas todo el país llegue a los 200 millones a finales del año, un 20% más que el año pasado.

No solamente los nuevos prestatarios, como José, se han beneficiado del alza del oro. Daniel ya lleva dos años con ocho joyas empeñadas, entre collares, anillos y pendientes, en el Monte de Piedad de Madrid. Le concedieron inicialmente 1.000 euros de crédito. Al renovar el préstamo esta semana, ha podido ajustarlo al alza del oro y sale con unos 100 euros adicionales.

“Es un poquito más, aunque no mucho”, se conforma Daniel. Este madrileño de 45 años, que no quiere dar su apellido, empezó a empeñar después de quedarse en paro y así sigue mientras no logre volver a trabajar. “Renovar al alza viene muy bien para cubrir algún apuro puntual, pero a lo mejor un cliente no quiere endeudarse más”, sopesa Gil.

Daniel no tenía alternativa, pero la deuda le preocupa. “No quiero perder mis joyas. Me las compré yo”, declara. Los impagos apenas han cambiado este año: rondan el 2% del total de préstamos en España, estima Presea, por debajo del 3% de morosidad de la banca española, según los últimos datos del Banco de España.

El Monte de Piedad de Madrid fue creado en 1702 para combatir la usura, como recuerda la estatua de su fundador, el cura turolense Francisco Piquer, situada en el lateral que da a la Plaza de las Descalzas. A él le siguieron otras dos decenas de montes de piedad por todo el país, de los que solo quedan nueve. Fueron el origen las cajas de ahorros, a las que posteriormente se integraron.

El de Madrid se fusionó a CajaMadrid en 1869, cuando los pendientes de José acababan de llegar a su familia. Después de que Bankia (la entidad resultante de la fusión de varias cajas de ahorros) quedara al borde del colapso y fuera nacionalizada por el Gobierno en 2012, el Monte de Piedad de Madrid se convirtió en una fundación independiente. Otros montes siguieron sus pasos mientras algunos todavía están asociados a entidades como CaixaBank o Ibercaja.

“Las cajas de ahorro nos tenían escondidos. En los últimos diez años, hemos hecho más publicidad”, celebra Alba. Así, añade, los negocios de los montes de piedad en España dependen cada vez menos de las crisis. “Ya no bajamos como antes en momentos de mayor estabilidad”, afirma el presidente de Presea. Mientras la economía española avanza a toda máquina —la que más crece en la UE—, solo falta que lo sientan personas como José y Daniel. En ese tiempo, cuentan con la subida del oro.

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