El BBVA regresa al mercado con la venta de cocos tras cerrar el capítulo de la opa
La confianza de los inversores ayuda a reducir el coste de financiación. Los bonos devengarán un cupón anual del 5,6%
Despejada la incertidumbre sobre la opa y tras presentar sus cuentas de los nueve primeros meses, el BBVA aprovecha la abundante liquidez del mercado para completar su programa de financiación y testar la confianza de los inversores tras quedar descartada la adquisición del Sabadell.
El banco ha captado 1.000 millones de euros mediante un bono contingente convertible (cocos, en la jerga), el tipo de deuda bancaria más arriesgado. Aunque estos títulos son perpetuos, la entidad incluye una opción de amortización anticipada en noviembre de 2032. Los fondos obtenidos se destinarán a cancelar una emisión del mismo importe cuya primera ventana de amortización se abre a mediados de enero del próximo ejercicio.
En línea con la evolución bursátil —sus acciones cotizan cerca de máximos de 2007 y su capitalización ha superados los 100.000 millones la semana pasada—, la confianza de los inversores en la entidad está fuera de toda duda. Con una demanda de más de 5.250 millones de euros, el banco ha logrado reducir de forma significativa el coste. Con una demanda que ha superado los 5.250 millones, el BBVA logra reducir de forma notable el coste: los bonos devengarán un cupón del 5,625%, inferior al 6,125% inicial y por debajo del 6% de los títulos que expiran en enero y fueron emitidos en 2020.
La comparación con aquella emisión ilustra bien el cambio de escenario financiero. Coincidiendo con los momentos más duros de la pandemia y para evitar un aumento del coste de financiación, los bancos centrales sacaron la chequera para amortiguar el golpe. Además de mantener los tipos en mínimos históricos, los organismos monetarios aceleraron la compra de deuda. Los emisores públicos y privados aprovecharon la era del dinero barato para captar recursos a precios irrisorios. En el caso de la banca, las tasas cero y los programas del BCE facilitaron la creación de los colchones anticrisis exigidos por la regulación.
Cinco años después, el horizonte monetario es muy distinto. La moderación de los precios ha llevado a los bancos centrales a iniciar un ciclo de rebaja de tipos, pero salvo catástrofe, nadie espera que vuelvan a mínimos. Aun así, la abundante liquidez y la confianza de los inversores en el papel español han permitido contener el encarecimiento de la financiación, tanto pública como privada. La operación de este lunes es un buen ejemplo: el cupón que el mercado exige al BBVA es 38 puntos básicos más bajo que el que pedía en julio de 2020 cuando los tipos permanecían anclados en el 0%.
Tras 17 meses en los que la actividad del banco se vio condicionada por la opa, la resolución del proceso obliga ahora a la entidad a centrarse en fortalecer su negocio sin descuidar el balance. Hasta la fecha, el BBVA había concentrado sus esfuerzos en mimar al accionista a golpe de dividendo. Una muestra de ello es el pago récord de 0,32 euros por acción que abonará este viernes. Junto a los cupones, las recompras de acciones se han convertido en una constante, y el mercado espera que, tras la aprobación del BCE, esta tendencia continúe como vía de retribución.
Las dudas en torno a la opa explican también la limitada actividad del banco en el mercado de capitales. A diferencia de otros nombres como CaixaBank, que a lo largo del año ha ejecutado hasta seis emisiones, en 2025 la entidad que preside Carlos Torres solo había captado 3.868 millones en cuatro operaciones: 1.000 millones en deuda subordinada Tier 2 en febrero, otros 1.000 millones en deuda sénior no preferente en julio, 1.000 millones en un bono verde sénior no preferente y 1.000 millones de dólares en cocos colocados a comienzos de año.
El mercado de deuda contingente convertible, por su parte, atraviesa un momento dulce. Superada la conmoción por el caso Credit Suisse —cuando los tenedores de estos bonos perdieron toda su inversión antes que los accionistas—, la determinación de los bancos centrales de mantener el orden de prelación y la fortaleza del sistema financiero han devuelto la confianza al sector. Los diferenciales de la deuda AT1 están cerca de sus mínimos históricos y el índice de Bloomberg en dólares encadena dos ejercicios con rentabilidades superiores al 10%, algo que no ocurría desde la creación de este mercado tras la crisis financiera.
Barclays, BBVA, Bank of America, Crédit Agricole, JP Morgan y UBS han sido las entidades colocadoras.