La moción de censura deja a Francia sin tiempo para aplacar a los mercados

Los inversores contienen el aliento a la espera del resultado de la votación, con el bono a 10 años rozando el 3%

La líder y diputada francesa de extrema derecha Marine Le Pen. REUTERS/Sarah MeyssonnierSarah Meyssonnier (REUTERS)

Calma tensa en los mercados. Después de la agitación que ha experimentado la deuda francesa en las últimas jornadas, los inversores aguardan a conocer el resultado de la moción de censura que se votará este miércoles a partir de las 16.00, 48 horas después de su presentación. Todas las opciones están sobre la mesa, pero si finalmente la formación de extrema derecha de Marie Le Pen cumple con sus amenazas y junto al bloque de izquierdas secunda la moción, el Gobierno caería. La ruptura llega en un momento especialmente delicado para Francia, pues dejaría al país sin apenas margen para ajustar unas cuentas públicas cuyos abultados desequilibrios están provocando la desconfianza de los inversores. La mejor prueba de ello es el comportamiento de la deuda: aunque el bono no ha llegado superar la barrera del 3,35% que registró en julio, en plena contienda por las elecciones legislativas, tampoco ha recuperado el nivel previo a las elecciones al Parlamento Europeo, y los diferenciales con otras referencias se han ampliado. La prima de riesgo, calculada por el diferencial entre los intereses con la deuda alemana, se sitúa en los 87 puntos básicos, máximos de 2012 mientras la distancia con la española es ya de 14 puntos básicos a favor de España.

Con una fecha límite del 21 de diciembre para aprobar los presupuestos, el margen de maniobra es muy estrecho, y los gestores temen que la venta de activos franceses se acelere. “Este es el principal riesgo para la zona euro en los próximos trimestres”, señala la gestora La Financière de l’Échiquier. Los expertos ven prematuro hablar de una crisis de deuda porque aunque a menor ritmo que otras referencias como la española o portuguesa, las rentabilidades de los bonos franceses han seguido descendiendo al calor de las expectativas de tipos más bajos. Pero una mala gestión presupuestaria en un momento de crecimiento más débil y elevada inestabilidad política son el cóctel perfecto para que la prima de riesgo repunte hasta los 100 puntos básicos, un escenario que las firmas de análisis empiezan a barajar en el medio plazo.

Los inversores, así, empiezan a prepararse para el día después. Si la oposición termina por derrocar al débil Gobierno de Michel Barnier, los ministros permanecerán en sus puestos para gestionar los asuntos de actualidad. Le correspondería a Emmanuel Macron designar un nuevo primer ministro. El departamento de análisis de ING señala que existen dos posibles escenarios: o se nombra un nuevo Gobierno en diciembre que logre una mayoría suficiente para aprobar las cuentas de 2025, o no hay nuevo Gobierno hasta finales del próximo año y se prorrogan los presupuestos del año en curso. “Dadas las dificultades que ha supuesto el nombramiento de Barnier como primer ministro, la probabilidad de encontrar un sustituto rápidamente es muy incierta. Con una Asamblea Nacional extremadamente polarizada y dividida en tres grandes bandos que no logran llegar a un acuerdo, el riesgo de que se produzca una nueva moción de censura contra cualquier nuevo Gobierno es muy alto”, señalan desde la entidad. El consenso del mercado cree que es casi seguro que no se consiga una mayoría suficiente para aprobar un presupuesto antes del 21 de diciembre.

Ante la práctica imposibilidad de llegar a acuerdos para dar luz verde a las cuentas, los analistas de Citi creen que la alternativa pasa por prorrogar las cuentas de 2024, una medida que agravaría aún más los desequilibrios y podría impulsar el déficit al 6,1%. Este cifra más que duplica el 3% que establecen las reglas fiscales de la UE, que previsiblemente empezarán a aplicarse en 2025, cinco años después de su suspensión tras el estallido de la pandemia. Una pésima señal de cara a los inversores. De hecho, la semana pasada según dato de la depositaria BNY citados por Bloomberg, la salida de dinero de la deuda francesa fue la más abultada en dos años.

“El riesgo en Francia no es el de un cierre, sino el de una ausencia de consolidación fiscal combinada con más ruido político”, subraya Citi. A través de reducciones en el gasto público (40.000 millones de euros) y el aumento de los impuestos (20.000 millones), el ejecutivo de Barnier pretendía lograr un ahorro de 60.000 millones el próximo ejercicio para reducir el déficit al 5%. El departamento de análisis del banco estadounidense avisa que si la moción de censura prospera y se acaban prorrogando las cuentas de 2024 “la izquierda y la extrema derecha lograrían algunos de los mismos elementos a los que se oponen: impuestos más altos para los ciudadanos franceses “comunes” y tasas impositivas más bajas para las grandes empresas y ricos”.

Enguerrand Artaz, gestor de fondos de La Financière de l’Échiquier, señala que incluso si el presupuesto se llegara a aprobar, el cuadro macroeconómico empleado para su elaboración ha quedado desfasado. El Gobierno anticipa un crecimiento del 1,1% para 2025, pero “a la vista de la reciente evolución de los indicadores económicos, es muy poco probable que se alcance esta cifra. Parece más creíble un crecimiento de entre el 0,5 % y el 0,7%, con un riesgo nada desdeñable de recesión técnica durante el año”, destaca Artaz. El gestor sostiene que unas cuentas públicas sobre la base de unas previsiones crecimiento demasiado elevadas “solo pueden conducir a una nueva desviación”. Los desequilibrios de las finanzas públicas francesas no es algo nuevo. Desde La Financière de l’Échiquier indican que el país vecino ha superado el umbral de déficit excesivo (3%) en 20 de los 26 años desde la creación de la zona euro.

Dada la fragmentación política de un arco parlamentario en el que Reagrupamiento Nacional, la formación de extrema derecha de Le Pen tiene un peso destacado en la Asamblea Nacional (125 diputados de los 577, frente a los 124 de los partidos de izquierda), los analistas coinciden en señalar que el margen de maniobra del Gobierno es muy limitado durante los próximos meses o incluso más tiempo. Según lo establecido por la Constitución Macron no puede disolver el parlamento hasta 12 meses después de las elecciones legislativas celebradas el pasado 30 junio y 7 de julio de este año. Los analistas de Citi destacan que la principal consecuencia de la actual crisis política es el fortalecimiento de la idea de que gobierne quien gobierne, el ejecutivo solo tiene visos de sobrevivir si no cuza las líneas rojas establecidas por al menos dos de las tres principales familias políticas con representación en parlamento (izquierda/extrema izquierda, centro y centroderecha, extrema derecha), algo que la práctica casi les deja con poco margen de maniobra,

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