La corrección de las grandes tecnológicas en Bolsa pone en jaque a los mercados

El elevado peso de los siete magníficos en índices como el S&P 500 aviva las dudas sobre la evolución de la renta variable

El consejero delegado de Nvidia, Jensen Huang, durante una intervención en Las Vegas, en 2018.MANDEL NGAN (AFP via Getty Images)

El enorme peso de las grandes tecnológicas estadounidenses en los índices está mostrando esta semana su reverso más negativo. Si cuando la tendencia es alcista y su cotización se dispara, la elevada capitalización de los llamados siete magníficos es capaz de maquillar el mal momento de otras decenas de empresas, ahora sucede justo lo contrario: Apple, Microsoft, Alphabet (Google), Amazon, Nvidia , Meta (Facebook) y Tesla suponen en torno al 30% del S&P 500, y cuando estornudan, las Bolsas se resfrían. El S&P 500 lo pagó este miércoles con retrocesos mayores al 2%, en su peor día en 19 ...

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El enorme peso de las grandes tecnológicas estadounidenses en los índices está mostrando esta semana su reverso más negativo. Si cuando la tendencia es alcista y su cotización se dispara, la elevada capitalización de los llamados siete magníficos es capaz de maquillar el mal momento de otras decenas de empresas, ahora sucede justo lo contrario: Apple, Microsoft, Alphabet (Google), Amazon, Nvidia , Meta (Facebook) y Tesla suponen en torno al 30% del S&P 500, y cuando estornudan, las Bolsas se resfrían. El S&P 500 lo pagó este miércoles con retrocesos mayores al 2%, en su peor día en 19 meses, a pesar de que 165 de sus 500 empresas cerraron en positivo. La mala racha de estos gigantes de internet fue frenada este jueves por la buena evolución del PIB estadounidense. Sin embargo, arrastró al sector de los semiconductores en Europa, donde Infineon ha recortado un 6,5%, ASML ha cedido un 3,8% y BE Semiconductor, un 14,1%.

El desplome del miércoles fue buena prueba del poder de la alta concentración. Alphabet, Meta y Nvidia superaron el 5% de caída, y Tesla el 12% tras unos resultados que volvieron a decepcionar al mercado. Apple, Amazon y Microsoft aguantaron algo mejor, pero también se adentraron en el rojo más allá del 2%. Fue la mayor destrucción de valor en una sesión que han vivido nunca los siete magníficos. Y ese hito vuelve a traer a un primer plano un dilema: ¿pagarán los mercados la dependencia de unos pocos valores?

Mientras la música ha sonado, los inversores han seguido bailando. 2023 fue un año espectacular en el que dos de los siete magníficos, Nvidia y Meta, fueron los que más subieron, un 241% y un 196% respectivamente. Este año empezó con dinámicas similares, entre el runrún favorable de las bajadas de tipos y los beneficios prometidos por la inteligencia artificial, pero todo parece haberse torcido en las últimas dos semanas. En ese tiempo, los siete magníficos acumulan caídas superiores al 10%, lo que supone entrar en terreno de corrección, mientras que si se contabiliza el índice sin su contribución, el resultado es prácticamente plano.

Cada vez son más los analistas que hablan de un recalentamiento de ese selecto grupo de compañías, y llaman a rotar carteras hacia otras empresas que se han visto opacadas por su éxito. “Se espera que el crecimiento de los beneficios de las otras 493 empresas iguale al de los siete magníficos a finales de este año y que las otras 493 se sitúen a la cabeza en el primer trimestre de 2025″, augura Linda Duessel, estratega sénior de renta variable de Federated Hermes. “Creemos que los esfuerzos de reducción de costes deberían conducir a un mejor margen para las otras 493 empresas en 2024-25″, coinciden desde Bank of America.

John Bogle, fundador de Vanguard, la mayor gestora de fondos de inversión del mundo, acuñó una frase que mantienen grabada en piedra los partidarios de la inversión indexada. “En lugar de buscar la aguja en el pajar, compra el pajar”. Esto es, ante la dificultad de pronosticar quiénes serán los ganadores y perdedores cada año, pon tu dinero en el grupo de empresas más grandes y olvida el stock picking (elegir valores concretos). Esa estrategia de inversión pasiva ha permitido a los que la siguen beneficiarse de la irrupción de Nvidia sin necesidad de haberla visto venir. Pero ahora, ante el elevado peso de un grupo de elegidas, surgen dudas sobre si comprar índices estadounidenses es suficiente para estar diversificado.

Un largo análisis al respecto del banco privado Kaiser Partner recuerda que en la década de los 60 ya hubo un grupo de acciones dominantes en el mercado estadounidense, las denominadas Nifty 50 (las 50 maravillosas), entre las que había nombres que todavía ocupan posiciones destacadas, como IBM, Coca-Cola, Procter & Gamble, McDonald’s o Disney. Y que incluso remontándose más atrás, el auge de las telecomunicaciones, la electrificación y la fabricación de automóviles otorgó un peso desproporcionado a nombres como AT&T, General Electric o General Motors durante décadas.

Por eso, creen que con las nuevas tendencias al alza de la inteligencia artificial, el comercio electrónico o el coche eléctrico, es pronto para afirmar que las valoraciones han ido demasiado lejos. “La mayoría de las empresas entre los siete magníficos se encuentran entre las 10 primeras solo desde 2020, y Tesla y Nvidia en particular son auténticas recién llegadas históricamente hablando. Solo Microsoft ha conseguido mantenerse en la cima del grupo de los pesos pesados desde hace más de dos décadas”, explican.

Tampoco se puede tratar la evolución de los siete magníficos como la de un grupo homogéneo. Mientras la cotización de Nvidia ha crecido un 150% en 12 meses, la de Meta un 56% y la de Amazon un 40%, la de Tesla ha reculado casi un 20%, y ha sido rebasada en la clasificación global por capitalización por firmas como el holding de participadas Berkshire Hathaway, de Warren Buffett, el fabricante de chips taiwanés TSMC y el estadounidense Broadcom, y la farmacéutica Eli Lilly, famosa en los últimos tiempos por sus tratamientos contra la obesidad.

Si los otros seis siguieran los pasos de Tesla, se hablaría del pinchazo de una burbuja, pero ese escenario no parece todavía cercano. Pese a que las acciones de este grupo se pagan más caras respecto a beneficios, el mercado todavía cuenta con que su crecimiento siga siendo más veloz que el del resto a lomos de la revolución de la inteligencia artificial.

Uno de los factores que marcará su futuro será el nombre del próximo inquilino de la Casa Blanca. La relación de algunos de ellos con Donald Trump ha sido turbulenta en el pasado —Meta llegó a eliminar los perfiles del dirigente republicano en Facebook e Instagram—, pero las señales sobre cómo sería esa eventual convivencia entre Washington y Silicon Valley son mixtas: el candidato a vicepresidente, J. D. Vance, trabajó en ese ecosistema tecnológico durante varios años y mantiene buenas relaciones con sus ejecutivos más conservadores, partidario.

Trump también ha hecho guiños: recientemente elogió al consejero delegado de Apple, Tim Cook, al que calificó como “un hombre de negocios muy bueno”. Además, ha dado pistas de que su Administración facilitaría la desregulación de la inteligencia artificial, algo que a priori beneficia a los siete magníficos. Sin embargo, su política de aranceles y guerra comercial amenaza parte del negocio internacional de estas empresas.

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