Los amigos de colegio de Puig

Es una ventaja si las compañías comparables son pocas y de los mejores de la clase

El presidente ejecutivo de Puig, Marc Puig, en el debut de la empresa en Bolsa.Albert Garcia

Una salida a Bolsa de una compañía española como Puig es siempre una gran noticia ya que no hay muchas compañías de este tamaño y calidad contrastada en años. Una salida a Bolsa es un poco como la puesta de largo, donde los bancos de inversión visten a la compañía con las mejores galas para poder colocarla en la parte alta de la demanda de precios.

Llegado el momento se propone una banda de precios, donde el mercado podría estar dispuesto a comprar las acciones, y en esa valoración normalmente se suelen utilizar comparables que haya cotizados, con tal de que se parezca algo el negocio es más que suficiente e incluso se puede comparar no con compañías sino con conceptos de inversión globales.

En este caso, la relación de causalidad sería fragancias, belleza, consumo, lujo, con lo que el abanico de comparables se va ampliando.

Es una ventaja si tus comparables son pocos y de los mejores de la clase, ya que ello directamente va a subir el nivel de múltiplos con el que el mercado te va a comparar. No es necesario que tu comparable haga lo mismo, lo importante es que en el colegio vaya a la misma clase más o menos, y ahí está la maravilla de encontrarte en la clase de L’Oreal, Estee Lauder y Beiersdorf, que son algunos de los mejores que hay en el mundo de belleza y cosmética.

Belén Trincado Aznar

Para que en la posible comparativa con los mejores de la clase no te digan que “tú no eres del todo como ellos”, se suele acudir es a comparativas de múltiplos con algunas otras compañías y, en el caso de Puig, lo normal era meter en la comparativa a Coty e Interparfums. Y no crean que hay luego una fórmula mágica, se toma una media de todos estos “amigos comparables” en términos de múltiplos como EV/ebit (enterprise value/ebit) o ebitda (beneficio bruto de explotación), y a partir de ahí se establece el rango de precios de la colocación y quizás se hace también un modelo de descuento de flujos de caja donde la “G” de la fórmula de valor residual es la holgura que se deja el financiero para que salga un precio acomodaticio con las valoraciones que han salido de los comparables. Y a partir de ahí a fijar el precio y cotizar en Bolsa, que es donde estamos ahora y es donde empieza la tarea de mantener el nivel de exigencia donde el mercado te ha colocado.

Puig es una compañía a la que el mercado le va exigir que reduzca el nivel de dependencia de las cuatro principales marcas; se seguirá muy de cerca la evolución de Charlotte Tilbury; se pondrá énfasis en saber el impacto total de los pagos futuros que debe hacer a las compañías que se consolidan, y habrá que mantener unas ventas con crecimientos anuales del 7-8,5% para que el mercado le siga poniendo los múltiplos con los que ha nacido bursátilmente, que se los merece por méritos propios y por pertenecer a la clase donde van los mejores.

Una maravilla poder tener compañías de este tipo cotizadas en España. Ahora, a enfrentarse, al dilema de siempre, diferenciar entre valor y precio.

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