El mercado acoge con frialdad la operación de STC sobre Telefónica por las dudas sobre su autorización

Las acciones de la operadora española apenas se revalorizan un 2,53%% desde el anuncio de la compra del 9,9% del capital

Vista del logotipo de Telefónica.TELEFONICA/EFE

La reacción del mercado al desembarco del grupo saudí Saudi Telecom Company (STC) en el capital de Telefónica con la compra de una participación del 9,9% de la operadora española ha sido más bien fría. La operación, que convertiría a STC en el primer accionista de la empresa, necesitará de la autorización del Gobierno por su condición de “empresa estratégica” para el país, un hándicap que genera incertidumbre y ha desinflado la buena acogida en Bolsa que tuvo la noticia en un primer momento. El movimiento ejecutado por la teleco árabe, fraguado con discreción durante meses, se conoció el pasado martes con los parqués ya cerrados. El veredicto inicial el miércoles fue positivo, con una subida de los títulos de Telefónica de casi el 3%. Sin embargo, la cotización se fue desinflando hasta cerrar con un alza del 0,27%. Ya el jueves, las acciones subieron un 2,07% hasta superar los 3,80 euros por acción, nivel que aguantan por el momento. La revalorización desde que saltó la noticia queda en el 2,53%, tras apuntarse otro leve 0,18% en la sesión del viernes.

Aunque la operación no supera el límite del 10% fijado en el escudo antiopas, la presencia de la empresa en el sector de la defensa (da servicio a las Fuerzas Armadas) hace que el Ministerio de Defensa español debe dar su visto bueno en un plazo de tres meses y ya ha señalado que estudiará el impacto de la operación “con mucho rigor”. Para Juan José Fernández Figares, director de análisis de Link Gestión, el hecho de que todo esté pendiente de aprobación por el Gobierno limita el potencial impacto positivo de la operación en el valor. En la misma línea, desde MacroYield creen que la revalorización de la acción se diluyó en poco tiempo porque “la incertidumbre política en España sigue sin despejarse”. Así, las acciones de Telefónica cotizan de nuevo dentro del mismo rango en el que llevan ancladas desde finales de 2022.

Jacques de Greling, director de calificaciones corporativas de Scope Ratings, comenta que “es probable que una inversión de este tipo no sólo resulte políticamente delicada, sino que la historia ha demostrado que los beneficios de las inversiones transfronterizas en el sector de las telecomunicaciones son difíciles de obtener, si no imposibles, sobre todo en una industria tan madura como la europea”. Explica que, para los gobiernos, los operadores nacionales europeos siguen siendo activos estratégicos sobre los que puede resultar difícil aceptar la influencia extranjera, incluso cuando el Estado ya no es accionista, como ocurre en el caso de Telefónica.

Además, los inversores muestran su recelo a las verdaderas intenciones que pueda tener STC, que asegura que no busca hacerse con el control de Telefónica y define la adquisición como “una gran oportunidad de inversión”, al tiempo que Telefónica “toma nota de la aproximación amistosa”. Pero hay temores de objetivos más ambiciosos por parte del grupo árabe.

Varias firmas de análisis como JP Morgan, Citi o el Banco Santander comparan la entrada de STC en Telefónica con la irrupción en mayo de 2022 de Emirates Telecommunications (Etisalat) en Vodafone, de la que controla el 14,6% tras el 10% inicial y cuya participación puede elevarse hasta el 25%. La cotización de Vodafone ha caído un 45% desde entonces. Así, JP Morgan cree que cualquier impulso a la acción de Telefónica derivado de la ampliación de la participación de STC “puede ser temporal”. Por su parte, Santander cree que en caso de superar el 10%, el proceso de aprobación por parte del Gobierno podría durar “hasta seis meses”.

Joaquín Robles, analista de XTB, sostiene que “el mercado está a la espera de que la compañía española publique su nuevo plan estratégico durante este último tramo de año. Hasta ahora, el principal objetivo era el de desinvertir en activos no estratégicos para reducir deuda y centrarse en sus cuatro principales mercados: España, Reino Unido, Alemania y Brasil. Pero la mala evolución del precio de la acción, que desde la entrada de su actual presidente cae un 60%, ha precipitado la necesidad de un giro hacia un modelo de negocio más rentable”. La elevada deuda en un entorno de subidas de tipos continúa siendo el mayor freno de la compañía. “A pesar de que el 80% está a tipo fijo y tiene cubierto los vencimientos para los próximos tres años, sigue siendo percibida por el mercado como una gran amenaza”, continúa Robles.

Otra de las grandes preocupaciones de los inversores será si Telefónica cambiará su política de dividendos, que ha sido uno de los emblemas de la compañía. Para Citi, la llegada de STC no cambiará mucho la estrategia a corto plazo de la operadora. Diego Morín, analista de IG, mantiene el precio objetivo de Telefónica en los 4,15-4,20 euros por título, a la espera de los resultados del tercer trimestre y las perspectivas para finales de año. Desde Banco Sabadell opinan que la inversión de STC pone de manifiesto “la valoración atractiva” de Telefónica, a la que otorga un potencial del 30%.


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