El nuevo UBS, ¿demasiado grande para la pequeña Suiza?

La oposición, la prensa y los sindicatos empiezan a levantar la voz sobre el peculiar rescate de Credit Suisse

Plaza de Zúrich (Suiza) donde tienen su sede tanto UBS como Credit Suisse.ENNIO LEANZA (EFE)

Tras la crisis de 2008 se popularizó un nuevo espécimen financiero: los bancos too big to fail. Entidades bancarias tan grandes que no se podían dejar caer. Nunca podían quebrar. Bajo ninguna condición. El desplome de esos dinosaurios provocaba unas ondas sísmicas tan largas y devastadoras que las autoridades debían hacer lo imposible para que nunca quebraran. Si no se hacía ya se sabían las consecuencias: el caso de Lehman Brothers fue una enseñanza para todo el planeta.

Ahora, con la solución de compromiso alcanzada el domingo para el rescate de Credit Suisse por parte de UBS, se plantea una nueva evolución a la categoría de bancos sistémicos. La combinación de ambos grupos bancarios dará lugar a una entidad con un volumen de activos de casi 5 billones de francos suizos (casi la misma cantidad en euros), teniendo en cuenta que el Producto Interior Bruto (PIB) del país alpino es de 0,8 billones de francos. Un gigante ¿demasiado grande para un pequeño país como Suiza?

Este dilema empezó a materializarse ayer, cuando el líder parlamentario del partido socialdemócrata suizo, Roger Nordmann aseguró que “el nuevo UBS conlleva un riesgo masivo para el país, es simplemente demasiado grande para Suiza”, en unas declaraciones para la agencia Reuters.

El partido socialdemócrata de Suiza es la segunda mayor fuerza parlamentaria en el estado alpino y cuenta con dos ministerios en el Gobierno.

El parlamentario recordaba que el Banco Nacional de Suiza y el Gobierno confederal han tenido que comprometer 209.000 millones de francos para asegurar la operación pero, ¿tendrían dinero suficiente para rescatar al nuevo UBS?

Un rescate millonario

  • ¿Fusión? Los jefes de UBS y Credit Suisse relataron el acuerdo alcanzado como si se tratara de una simple fusión, pero el paquete de ayudas públicas que lleva detrás lo asemeja más a un rescate.
  • Liquidez. El banco central de Suiza ha garantizado a Credit Suisse unas líneas de liquidez por valor de 100.000 millones de dólares (93.000 millones de euros) para no tener ningún problema para atender a los depositantes que se quieran ir. Unos días antes ya habían ofrecido otros 50.000 millones.
  • Escudo antipérdidas. UBS absorberá los primeros 5.000 millones de francos suizos en pérdidas de crédito, el gobierno suizo los siguientes 9.000 millones y UBS las posibles pérdidas adicionales.

En Suiza, que siempre ha sido lugar apacible para la política y para los clientes adinerados de todo el mundo, el debate ha subido de decibelios en los últimos días.

Cédric Wermuth, copresidente del Partido Socialista, se declaraba “frustrado y lleno de ira”: “Nada ha cambiado desde 2008, nada en absoluto. Todo el sistema financiero está enfermo y funciona de forma absurda”. Añadió en su cuenta de Twitter que “los grandes se van de rositas después de haber abofeteado a los ciudadanos”. El Partido Socialista exige que los responsables rindan cuentas ante una comisión parlamentaria, “para determinar quién hizo o dejó de hacer qué en Credit Suisse” para desembocar en esta debacle.

Thierry Burkart, presidente del PLR, el partido liberal fue más mordaz: “Suiza se avergüenza de haber vivido un día negro, que no solo afecta a su carácter de centro financiero, sino que avergüenza a todo el país”.

Los Verdes, a través de su presidente Balthasar Glättli, se preguntan si la fusión de los dos grandes bancos suizos no se convertirá en un riesgo aún mayor para el centro financiero que es Suiza, considerado hasta ahora el más fuerte y seguro del mundo.

También la prensa del país está cargando las tintas contra la operación. En una de las tribunas del respetado periódico Neue Zuercher Zeitung, se podía leer: “El zombie se ha ido pero un monstruo ha muerto”.

La pieza ataca duramente a los gestores de Credit Suisse por haber destruido valor a base de infraestimar los riesgos y estar cargados de “arrogancia y orgullo”.

El diario Tages Anzeiger asegura en su editorial que la fusión “es un auténtico escándalo” en el que UBS ha desplumado a las autoridades, porque el nuevo megabanco se queda con todas las ventajas mientras que los contribuyentes, los clientes y los empleados se llevan todo lo malo”.

Los sindicatos ya han empezado a presionar para que esta fusión no desencadene una ola de despidos. La Asociación Suiza de Empleados de Banca

ha exigido a UBS que los despidos sean “los mínimos posibles”. Desde la organización explican que ya están en contacto con la dirección del banco. Y también se muestran preocupados porque la caída en desgracia de Credit Suisse pueda poner en cuestión la posición de Suiza como uno de los grandes centros financieros de todo el mundo.

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