El Ibex se recompone y recupera los 8.800 puntos con la ayuda de los bancos

El selectivo español se sacude las dudas y sube un 1,3%

Carlos Cortinas Cano

La tranquilidad que han vivido los mercados en los primeros meses del año se resquebraja día tras día. Desde que comenzaron los problemas financieros en EE UU con la caída de Silicon Valley Bank, la tormenta se ha ido extendiendo y el temor a un efecto contagio ha ido en aumento. Un proceso que cobró un protagonismo especial con la crisis de confianza de Credit Suisse. La inyección de liquidez puesta en marcha por el Banco Nacional de Suiza (SNB) para frenar la fuga de depósitos no logró calmar los nervios, algo que tampoco parecía hacerlo la compra de la entidad por parte de UBS, su principal rival.

Los inversores amanecieron con el acuerdo alcanzado este fin de semana por el regulador suizo y la entidad. Pero los flecos que aún quedan pendientes unido a la liquidación de 16.000 millones de euros de bonos convertibles de Credit Suisse, un tipo de deuda a medio camino entre la deuda y las acciones, asestaron el golpe en los primeras horas. La volatilidad se apoderó de los mercados. El Ibex 35 comenzó la semana con pérdidas, descensos que alcanzaron el 2%, pero que a medida que fue avanzando la jornada se moderaron hasta concluir con un alza del 1,31%. Las dudas que se ciernen sobre la salud de los bancos llevó al selectivo español a pasar de los 8.501 puntos a los 8.833,1 del cierre. Pero aunque la Bolsa logró sacudirse las pérdidas, desde el estallido de la crisis en EE UU retrocede un 6,26%, descensos que moderan las ganancias en el año al 7,34%, lejos del 15% que llegó a registrar hace dos semanas.

A los ascensos de la Bolsa contribuyó la recuperación intradía del sector bancario y la apertura alcista de Wall Street. Las entidades cotizadas que integran el Ibex comenzaron la sesión a la baja, lastradas por la caída de UBS. La entidad helvética avanzó un 1,5% después de haber caído un 15,96%. Su mejora unida al comunicado lanzado por el BCE, la Junta Única de Resolución (JUR) y la Autoridad Bancaria Europea (EBA) que celebraron las medidas adoptadas por las autoridades suizas para garantizar la estabilidad financiera sirvieron de impulso a las subidas. Además de mostrar su satisfacción, los reguladores europeos aclararon que en caso de un rescate aplicarían el orden de prelación según el cual los primeros en absorber las pérdidas serían los tenedores de acciones, seguidos de los propietarios de bonos contingentes convertibles (cocos en la jerga) y la deuda subordinada.

Con este escenario como telón de fondo, Sabadell avanzó un 1,7%; BBVA, un 3,23%; Santander, un 2,77%; CaixaBank, un 3,19%; Bankinter, un 1,48% y Unicaja un 0,91%. Como en el caso del selectivo, estos ascensos maquillan, pero no lograr borrar las pérdidas que acumulan desde el inicio de la tormenta financiera en EE UU. En la última semana y media los bancos registran descensos que oscilan entre el 22% de Sabadell y el 11,9% de CaixaBank.

Como ya ocurrió en sesiones anteriores la recuperación fue generalizada entre los componentes del Ibex. En una jornada semifestiva en el parqué madrileño, junto a las entidades IAG (3,76%) e Indra (3,21%). lideraron las ganancias. No corrieron la misma suerte firmas defensivas y de crecimiento como las farmacéuticas Grifols (-4,41%), Rovi (-3,89%), Solaria (-1,57%) y Fluidra (-1%). Es decir, las compañías que en los momentos de mayor inestabilidad lograron resistir con mayor holgura las embestidas.

El comportamiento de las entidades españolas se situó en línea con el sector bancario en Europa, que en cuestión de horas pasó de caer un 6% a subir un 1,27% y colarse entre los más alcistas, en una jornada en la que todos los sectores registraron subidas. La acción coordinada del BCE, la Reserva Federal y otros bancos centrales para mejorar la provisión de liquidez (línea swap) en dólares logró aplacar los nervios. Por su parte, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, reiteró en su comparecencia en el Parlamento Europeo que vigilan de cerca la evolución del mercado. Lagarde señaló que están preparados para actuar si fuera necesario.

Las ganancias también fueron la tendencia imperante entre las Bolsas europeas, que como el selectivo español comenzaron la sesión a la baja ante las dudas que genera el rescate a Credit Suisse. El Dax alemán avanzó un 1,12%; el Cac francés, un 1,27%; el Mib italiano, un 1.59% y el FTSE británico, un 0,93%. Los ascensos se replicaron al otro lado del Atlántico. A media sesión el Dow Jones avanzaba más de un 1% mientras el Nasdaq cotizaba en tablas.

Aunque la inestabilidad es muy elevada, las autoridades europeas y estadounidenses se afanan en recalcar que el riesgo de contagio es limitado. En la misma línea se mueven los analistas. Juan José Fernández Figares, director de gestión de Link Securities, defiende que la actual crisis dista mucho de la vivida en 2008 ya que los bancos afectados tenían problemas muy puntuales de gestión, que venían arrastrando desde hace tiempo. El experto apunta que el sector en su conjunto se encuentra mucho más fuerte y capitalizado. “El mayor riesgo es que esta crisis de confianza en el sector no se ataje lo antes posible y termine por provocar males mayores” subraya.

Pero la volatilidad de las últimas sesiones no se limita a la renta variable. El mercado de deuda no permanece ajeno. El índice MOVE, el equivalente en los bonos al VIX en las acciones y que mide la volatilidad de las opciones de la deuda a estadounidense a un mes, ronda niveles de 2008. Más allá de los temores de contagio que imperan en el sector bancario y que han llevado a los inversores a buscar refugio en la deuda, el mercado está pendiente de las decisiones de política monetaria.

Una semana después del BCE llega el turno de la Reserva Federal. En un momento en el que parte de los problemas que atraviesa la banca, más allá de la deficiencia de la gestión, se deben a la subida acelerada de los tipos, los inversores esperan que Jerome Powell anuncie un alza de 25 puntos básicos, inferior a los 50 puntos básicos que llegó a descontar hace apenas dos semanas antes de la quiebra de Silicon Valley Bank. Aunque en las últimas jornadas algunos llegaron a señalar la posibilidad de que la Fed hiciera una pausa, el consenso cree que con una inflación persistente no tocar las tasas añadiría inestabilidad. Es decir, llevaría a pensar que la situación es más complicada de lo que se dice. Con esta idea sobrevolando la mente de los inversores la rentabilidad de la deuda a dos años se sitúa al filo del 4%, lejos del 5% que marcó a comienzos de marzo cuando el mercado descontó tipos más altos durante más tiempo. Por su parte, la rentabilidad del bono español a 10 años permanece estable en el 3,2% y el alemán al mismo plazo en el 2,1%.


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