Peter Wallenberg, el patriarca del clan que controla la mitad de la Bolsa de Suecia

La familia tiene influencia sobre Electrolux, ABB, Erikson y Astrazeneca y otras compañías que valen en conjunto más de 250.000 millones de euros

Peter Wallenberg, financiero sueco.Foto cedida por la Fundación Peter Wallenberg

Esse, non videri. El lema oficial de la familia sueca Wallenberg tiene una interpretación oficial -importa más ser que parecer- y una oficiosa -hacer sin ser visto- que definen la forma de actuar de uno de los clanes más discretos y poderosos de Europa. Desde su creación, hace casi dos siglos, han ido tejiendo un tapiz financiero, industrial y empresarial que ha llegado a controlar la mitad de la Bolsa de Suecia. Peter Wallenberg fue uno de sus últimos grandes líderes. Fallecido en 2015, dirigió durante casi dos décadas el entramado de sociedades y fundaciones de la familia, que tiene p...

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Esse, non videri. El lema oficial de la familia sueca Wallenberg tiene una interpretación oficial -importa más ser que parecer- y una oficiosa -hacer sin ser visto- que definen la forma de actuar de uno de los clanes más discretos y poderosos de Europa. Desde su creación, hace casi dos siglos, han ido tejiendo un tapiz financiero, industrial y empresarial que ha llegado a controlar la mitad de la Bolsa de Suecia. Peter Wallenberg fue uno de sus últimos grandes líderes. Fallecido en 2015, dirigió durante casi dos décadas el entramado de sociedades y fundaciones de la familia, que tiene participaciones de relevancia en la mayoría de las grandes compañías suecas y escandinavas (Electrolux, EQT, ABB, Saab, Ericsson, Astrazeneca...).

Peter Wallenberg sénior (Estocolmo, 1926 - Varmdö, 2015) tuvo que hacerse cargo de las riendas del conglomerado en un momento crítico. El 19 de noviembre de 1982 su hermano, Marc Wallenberg Jr. apareció muerto en un bosque cercano a su casa. Se había pegado un tiro con una escopeta. El financiero tenía 47 años. La prensa local especuló con que se suicidó por la presión de dirigir Skandinaviska Enskilda Banken (SEB), el mayor grupo bancario de los países nórdicos. Para algunos, ese cambio de poder marcó el fin de la hegemonía del clan en la economía sueca, pero lo cierto es que en 2015 los Wallenberg aún seguían controlando un patrimonio de más de 250.000 millones de euros, de acuerdo con los cálculos del diario Financial Times.

El nuevo patriarca amplió el control familiar sobre empresas como Ericsson y Electrolux. El jefe de la Esfera Wallenberg, como se conoce en Suecia a los diferentes conglomerados de la familia, supervisó la fusión de activos y la creación de empresas, a través de la presidencia del holding inversor. También ayudó a fundar la empresa de ingeniería suizo-sueca ABB en 1988 (hoy vale casi 100.000 millones de euros) y a impulsar la farmacéutica anglo-sueca AstraZeneca, que creó una de las primeras vacunas contra el Covid 19.

Su hijo, Peter Wallenberg Jr, tiene un papel esencial en el clan -por supuesto-, al ser el presidente de las Fundaciones Wallenberg. En total, son 16 organizaciones sin ánimo de lucro creadas por miembros de la familia fallecidos y que tienen como patrimonio la participación en varios vehículos financieros del clan: Wallenberg Investments AB, Investors AB (con una capitalización bursátil de casi 80.000 millones de euros) y FAM AB [Foundation Asset Management]. Su hermano mayor Jacob es quien dirige estas compañías, junto a su primo Marcus Wallenberg.

El holding principal, Investors AB, está controlado en más del 60% por fundaciones vinculadas a la familia. A su vez, esta firma es propietaria del 38% de Saab, del 14% de ABB, del 15% del gigante del capital riesgo EQT, del 22% del banco SEB y del 23% de la empresa industrial Atlas Copco. En el gigante farmacéutico Astrazeneca solo tienen un 3,3%, pero uno de los Wallenberg está en el consejo.

Árbol genealógico de la familia Wallenberg.Foto cedida por las Fundaciones Wallenberg.

A pesar de su perfil discreto, su aura dentro del mundo inversor es legendaria. Beltrán de la Lastra, presidente de la gestora de fondos Panza Capital, siempre explica que a la hora de invertir se fija tanto en los números como en las personas. Precisamente, una de las últimas adquisiciones de sus fondos es Wartsila, una compañía finlandesa de motores para barcos. ¿Cuál ha sido el factor determinante para esta inversión? La entrada en su accionariado de la familia Wallenberg, lo que garantiza una visión a muy largo plazo sobre el futuro de la compañía, “que ha empezado a racionalizar sus líneas de negocio para centrarse en los que le generan más margen”, explica De la Lastra.

La trayectoria de Peter Wallenberg ejemplifica muy bien la forma de hacer negocios de la Esfera Wallenberg, con intereses en el mundo bancario y financiero, en la Administración pública y la diplomacia, en la creación de nuevas empresas y en el mecenazgo. El patriarca trabajó en las filiales familiares en Estados Unidos durante tres años, en las filiales africanas (sobre todo con intereses en minas) -tanto en Rodhesia, ahora Zimbawe, como en Congo- para luego convertirse en consejero delegado de Atlas Copco, una compañías industrial de la familia. Más tarde se convirtió en el responsable del brazo inversor, Investors AB.

Su principal legado fue apostar por la internacionalización de las compañías del grupo, impulsándolas a fusionarse con competidores, como ocurrió con ABB (producto de la combinación de la sueca ASEA con la suiza BBC) o AstraZeneca (la suma de la empresa Astra AB, que controlaban los Wallenberg con la británica Zeneca). En el plano empresarial, fue presidente de la Cámara de Comercio Internacional (con sede en París) y de numerosos organismos de colaboración público-privada. A su fallecimiento, el ex presidente de Estados Unidos George H. W. Bush dijo que “podría haberse dormido en los extraordinarios laureles de su familia, pero eligió construir y crear”.

El primer Wallenberg emprendedor fue André Oscar, que en 1856 fundó el Banco de Estocolmo, precursor del actual SEB. Su hijo Knut continuó la saga empresarial, pero también llegó a ser ministro de Asuntos Exteriores de Suecia. Cuando se limitó las participaciones que los bancos podían tener en la industria, en 1916, fue cuando la familia creó un vehículo inversor como cabeza del conglomerado.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos llegó a sancionar a uno de los bancos de la familia por colaborar con los nazis. Otras ramas de la familia colaboraron estrechamente con los Aliados y Raoul Gustaf Wallenberg, diplomático en Budapest, ayudó a miles de judíos a conseguir pasaportes para huir del Holocausto.

Cuando el patriarca renunció a sus principales cargos en la Esfera Wallenberg, la responsabilidad recayó entonces sobre la primera línea de la quinta generación. Todos hombres. Los hermanos Peter y Jacob, junto a su primo Marcus. En 2015, los tres explicaban al diario Financial Times la vocación inversora a largo plazo y de mecenazgo de la familia, que ha destinado en los últimos cinco años más de 1.000 millones de euros a proyectos de investigación, educación y arte. El futuro de la saga está garantizado. Los 30 jóvenes que pertenecen a la sexta generación pueden acceder a un programa de formación y liderazgo para prepararles para llevar, algún día, las riendas de empresas y fundaciones. En los últimos meses han visitado las instalaciones de ABB en Zúrich y el campus de la Universidad de Cambridge. Familia, empresa y conocimiento para blindar el poder del clan más poderoso de Suecia.

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