El INE se renueva para huir de la polémica: quiere hacer menos ruido y ofrecer más respuestas
El instituto actualiza su Plan Estadístico Nacional hasta 2028 con la mirada puesta en una metodología más detallada para la contabilidad nacional y la demanda de los expertos de proporcionar más información cuando se cuestionan los datos
El Instituto Nacional de Estadística (INE) renovará en breve, como cada lustro, su Plan Estadístico correspondiente al periodo 2025-2028. Sería un proceso con poca trascendencia mediática, si no fuera por el hecho de que en los últimos años se ha cuestionado por algunos economistas y hasta por el Gobierno, la metodología usada en los datos de contabilidad nacional así como su accesibilidad y claridad. En 2022, los desencuentros entre ambas partes por la forma en la que se estimaba el Producto Interior Bruto (PIB) y el IPC catalizaron la dimisión de ...
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El Instituto Nacional de Estadística (INE) renovará en breve, como cada lustro, su Plan Estadístico correspondiente al periodo 2025-2028. Sería un proceso con poca trascendencia mediática, si no fuera por el hecho de que en los últimos años se ha cuestionado por algunos economistas y hasta por el Gobierno, la metodología usada en los datos de contabilidad nacional así como su accesibilidad y claridad. En 2022, los desencuentros entre ambas partes por la forma en la que se estimaba el Producto Interior Bruto (PIB) y el IPC catalizaron la dimisión de Juan Manuel Rodríguez Poo como presidente del organismo, aunque él aludió a meros “motivos personales”. Y aunque a día de hoy las aguas por las que navega el INE ya son más mansas, lo cierto es que sigue sobre la mesa la exigencia de explicar mejor los cambios de los indicadores, en particular cuando se presenta alguna divergencia con los datos ofrecidos por la Agencia Tributaria o Hacienda.
Ya en 2019, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) emitió un informe sobre los presupuestos de las administraciones públicas en el que recomendaba al INE mejorar su comunicación ante las sucesivas revisiones de la contabilidad nacional. “El elefante en la habitación es que llevamos al menos tres años en los que los indicadores de actividad tanto de la Agencia Tributaria como de Seguridad Social son muy distintos a los que presenta Estadística y no se explica con claridad de dónde vienen estas diferencias”, detalla Miguel Artola, investigador de la Universidad Carlos III. Hay ministros del Gobierno del área económica que aseguran que la pandemia provocó una ruptura de las series estadísticas que el INE tardó en corregir.
Manuel Alejandro Hidalgo, economista y profesor de la Universidad Pablo de Olavide, no cuestiona las pautas usadas por el centro estadístico y de hecho cree que no tiene obligación de salir a dar explicaciones cuando las cifras no cuadran con las de otras instituciones. “El INE es uno de los institutos de Europa con mayor calidad en la generación de su información. Es uno de los más escrupulosos al cumplir con los requisitos y las normas internacionales de generación de contabilidad y no tiene por qué fijarse en lo que dicen otras encuestas”.
Ante las recomendaciones recibidas en los últimos años, el centro de estadística ha garantizado en distintos informes que difunde información suficientemente detallada sobre la metodología que utiliza para la elaboración y revisión de las cuentas, aunque sigue trabajando en nuevas formas de extender la difusión y los contenidos de las guías, en colaboración con Eurostat y las oficinas de estadística de los demás países miembros.
El comentario de Artola remite a una estadística sobre el mercado laboral publicada el año pasado por la Seguridad Social que mostraba un aumento de las horas efectivas trabajadas; el informe mostraba una brecha de casi dos puntos porcentuales respecto a los mismos datos del INE, que se basan principalmente en la Encuesta de Población Activa (EPA). A este debate se suman las críticas que en su momento hicieron públicas el entonces ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, y la de Hacienda, María Jesús Montero, que señalaron abiertamente que las cifras de recaudación fiscal y de afiliación indicaban una evolución de la economía mucho mejor que lo que arrojaba entonces el INE en sus números del PIB.
Respecto a la polémica de las variaciones del PIB que hubo hace un par de años, Hidalgo explica que en aquel momento se intentaba controlar “un toro desbocado”, pues se venía de una situación excepcional donde hubo que ajustar los indicadores. “Es entendible que hubiera dificultad para medir ciertas cosas y que hubiera discrepancias importantes. Antes nadie se fijaba en eso, pero en estos años sí porque los datos empezaron a contar historias diferentes. Sin embargo, lo lógico es que cuando el escenario se ajusta las historias vuelvan a ser similares”, agrega Hidalgo.
Luis Zarapuz, que integra el Consejo Superior de Estadística —un órgano consultivo de los servicios estadísticos estatales adscrito al Ministerio de Economía— como representante de CC OO, considera que cuando ocurren estas discrepancias es necesario que el INE ofrezca una explicación que permita conciliar ambas metodologías. De lo contrario, “generas ruido y cacofonía entre la comunidad académica e investigadora, que debe elegir si quiere más a mamá INE o a papá Agencia Tributaria”. En defensa de la práctica desarrollada por el instituto en estos años, el experto agrega que ha habido un gran esfuerzo por ofrecer más microdatos y ampliar la información a través de estadísticas experimentales y otros proyectos de investigación, además de diversas fuentes. Sin embargo, “hace falta mucha más pedagogía”, remarca.
En esta última actualización del Plan Estadístico, el INE ha planteado “potenciar al máximo la difusión de resultados a través de microdatos estandarizando y poniendo a disposición de investigadores e instituciones acreditadas un ‘consorcio’ de datos compartidos integrados en una arquitectura que permita servidores compartidos”, según se lee en el proyecto aprobado por el Pleno del Consejo Superior de Estadística. También se propone facilitar a los usuarios el acceso a las estadísticas mediante la suscripción, a la actualización de los datos, series, metodologías o noticias relacionadas con estos proyectos, y dedicar una especial atención a los medios de comunicación para hacer la información más didáctica.
Sobre la precisión de las cifras, fuentes del instituto han garantizado que estas “cumplen con el ordenamiento europeo y siempre se han publicado de manera exhaustiva, gratuita y completa”. Además, recuerdan que recientemente fueron sometidos a una auditoria en la que se comprobó la confiabilidad de la información estadística.
Estadísticas más sencillas
La presentación de la información es otro de los problemas que enfrenta el organismo. “Las notas de prensa que el instituto publica omiten muchas de las cosas más interesantes en materia de contabilidad nacional. Centran su atención en los grandes datos que ellos quieren contar y a ello se suma unas estadísticas poco intuitivas. Si miramos cómo presentan las cuentas del país, mi sensación es que tardas semanas y hasta meses en entender la información. En ese sentido, el Banco de España está décadas por delante”, lamenta Artola. Por último está la revisión de las cuentas, que aunque supone un proceso normal, sería deseable que las series nuevas fuesen interactivas a fin de que los cambios resultaran evidentes.
Manuel Alejandro Hidalgo apunta que la información está bien explicada, pero el uso del lenguaje técnico dificulta la comprensión de los datos para todos aquellos que no viven de la creación de información estadística. “Es lo de siempre: hay que cambiar el lenguaje para que sea más inclusivo, de lo contrario, es normal que la población no entienda lo que es un cambio de año base. Además, sería deseable que se agregase una nota metodológica más completa cuando hay algún cambio de este tipo y que las notas de prensa fueran un poco más detalladas”, señala.
A esto se suma, según los economistas, la falta de acceso a los manuales de las cuentas anuales, que pese a ser documentos muy técnicos y tediosos, suelen contener a lo largo de sus cientos de páginas información fundamental para que los expertos y otros organismos independientes conozcan el diseño de los indicadores. Países vecinos como Alemania, Francia o Reino Unido lo publican, pero en el caso español no es así, lo que en opinión de los analistas aviva el debate sobre los distintos criterios usados por las instituciones, en concreto por el INE y la Agencia Tributaria.
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