Antonio Garamendi: “La paz social está garantizada hasta 2025”

El líder patronal ofrece el pacto de convenios en contraposición al “mensaje de radicalidad y división” de la política y destaca que, por primera vez, el AENC aborda “el elevado nivel de absentismo”

Antonio Garamendi, presidente de la patronal CEOE, en un momento de la entrevista.Pablo Monge

El máximo representante de los empresarios españoles, Antonio Garamendi (Getxo, Bizkaia, 1958) –que ha sido reelegido a finales de 2022 presidente la patronal CEOE por otros cuatro años–, es una persona de por sí entusiasta, pero ayer estaba especialmente satisfecho y “orgulloso” por haber logrado firmar con los sindicatos el V Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC). Cree que es un pacto “equilibrado y bueno para la estabilidad del país”. Si bien, el líder patronal cree que los agentes sociales deben seguir trabajando y apunta a nuevos asuntos a tratar como la búsqueda de fórmulas para atajar el “elevado nivel de absentismo” o la mejora de las políticas activas de empleo y la intermediación. En cualquier caso, destaca la importancia de que la política no presione a los agentes sociales para lograr acuerdos y exige que “nadie se intente apropiar” de este pacto, en clara referencia al Gobierno u otros partidos políticos.

Pregunta: ¿Qué es lo más importante del acuerdo de convenios que acaba de alcanzar con los sindicatos y que fue ayer respaldado por los órganos directivos de CEOE?

Respuesta: Es un acuerdo equilibrado, que es bueno para la estabilidad del país, es un buen acuerdo para España. Siempre he dicho que la primera infraestructura del país es la paz social y con este acuerdo queda garantizada para 2023, 2024 y 2025. Además, se lanza un mensaje muy potente: que los empresarios y los sindicatos hemos vuelto a ser responsables. La sociedad española valora eso superpositivamente y yo lo veo en la calle. El mensaje de radicalidad y división en el ámbito político no es lo que, en general, quiere la sociedad española. Lo que quieren los ciudadanos, cada uno con sus ideas, es trabajar desde la moderación para crear un país potente. De lo que yo me siento más orgulloso es de brindar la paz social. Y agradezco mucho a los sindicatos que hayan tenido el mismo sentido de Estado.

P: El AENC recoge recomendaciones de subidas salariales para el periodo 2023-2025 pero no incluye un plan para recuperar el poder de compra perdido en 2022, ¿es eso un logro patronal?

R: El AENC no es un convenio colectivo, es una guía; y nosotros respetamos profundamente la fuerza legal y normativa de los convenios. Por ello, eso (la recuperación del poder adquisitivo) se hablará en cada sector, territorio o empresa, nosotros nos hemos centrado en 2023, 2024 y 2025; pero, luego, cada mesa de negociación de convenios decidirá qué hace (con lo ocurrido en 2022).

P: Lo que queda claro es que hay margen para subir salarios...

R: Hay margen dependiendo de en qué sectores y también de los tamaños de las empresas, eso está influyendo también mucho, puedes ver cuantas pequeñas están cerrando. No obstante, en muchos sectores se están firmando ya subidas salariales, pero insisto en que el AENC es una recomendación y lo que tiene valor normativo es lo que se vaya a pactar en los convenios.

Y me gustaría destacar que, además del capítulo salarial, este acuerdo abarca otros muchos temas. Por ejemplo planteamos (a las Administraciones Públicas) qué pasa con la necesidad de indexar los contratos públicos, porque ha subido mucho el salario mínimo. También exigimos al Gobierno que hay temas que debe llevar al diálogo social y no aplicarlos directa y unilateralmente por ser legislación europea. Es el caso, por ejemplo, de algunas cuestiones de teletrabajo o de desconexión digital. Y otra cosa muy importante que hemos incluido es la incapacidad temporal.

P: ¿Cómo se ha abordado la incapacidad temporal en el pacto?

R: Se introducen tres cuestiones, porque cuando se habla de absentismo en general es más etéreo. La parte de absentismo de la persona que no va a trabajar porque no quiere se resolverá con sanciones disciplinarias, pero sí es importante que hemos acordado con los sindicatos abordar que las bajas han crecido un 28%. Hay que explorar mejoras en los plazos y los tiempos en las pruebas y tratamientos, porque hay un agujero de más de 2.000 millones que se pueden ahorrar. En segundo lugar, hay que ver cómo se agilizan, con las mutuas, al menos las lesiones traumatológicas porque hemos detectado que el cuello de botella son las pruebas de atención primaria. Y, en tercer lugar, instamos al Estado y a las comunidades autónomas a que determinemos cómo podemos ayudar a que la gente se recupere antes. Con el hecho de que ya se admita por primera vez que existe este problema y que entre todos podemos arreglarlo, ya rompemos esa mecánica de decir que un señor no va a trabajar porque no quiere. El absentismo (entendido como ausencias justificadas por estar de baja) está disparado, eso lo reconoce todo el mundo, porque son cifras objetivas.

P: Ese fuerte aumento del absentismo que menciona, ¿es atribuible a los últimos coletazos del Covid-19 o a qué lo atribuye usted?

R: Hay que analizarlo, pero creo que no obedece al Covid ya, aunque pueda seguir habiendo algo, no es significativo. Sí creo que puede estar habiendo ciertos planteamientos culturales postcovid. Me refiero a que una parte de absentismo fraudulento también se da.

Somos partidarios de ayudar al trabajador que está enfermo pero no es normal el elevado nivel de absentismo que hay de golpe y porrazo. Tampoco es normal que la economía se esté recuperando y que, tras el Covid, nos encontremos con una situación cultural en general diferente. Los empresarios de este país están diciendo que tienen un problema con el absentismo y es una queja que se repite en todas las reuniones que tenemos y en general esto se da en todos los sectores. Tenemos que ver, con mente abierta, cómo solucionamos un problema que está ahí.

Mejorar los plazos de las pruebas a los trabajadores de baja médica ahorraría más de 2.000 millones

P: ¿Qué impedía el acuerdo de convenios con los sindicatos?

R: En el momento de la negociación es muy importante, además de no dar titulares que podrían desbarrar un acuerdo, que la política nos deje tranquilos; me refiero al efecto electoral. Si querían que llegáramos a un acuerdo era básico que no nos presionen. Y ahora, también es básico que nadie quiera apropiarse de un acuerdo bipartito entre empresas y trabajadores.

P: Tras este acuerdo, ¿sigue haciendo falta un pacto de rentas?

R: Un pacto de rentas sería para más años que esta legislatura; necesitaría del primer partido de la oposición para alcanzar un pacto de Estado y tendría que incluir medidas que ya han sido tomadas por el Gobierno. Hablar de pacto de rentas ahora sería entrar en una clave de mensajes políticos y yo no entro. Y cuando se habla del famoso tema de los grandes beneficios, se refiere a las grandes compañías, que es un lujo tenerlas. Cualquiera querría que su hijo trabaje en el IBEX.

P: La semana pasada se conocieron datos extraordinariamente buenos de empleo y paro. ¿Comparte la euforia del Gobierno?

R: Las cifras son buenas, porque el turismo afortunadamente está tirando, pero hay que poner en la balanza que seguimos teniendo un paro muy elevado y, a la vez, hay una demanda de trabajo que no se puede cubrir objetivamente.

P: Precisamente, la convivencia entre casi tres millones de parados y los problemas de las empresas para cubrir la mano de obra ¿se produce por las malas condiciones salariales y laborales que ofertan los empresarios?

R: No. Ese no es el problema en ningún sector. Lo fácil es decir: falta gente porque se paga mal. Y no niego que pueda haber alguien que lo haga, pero yo me refiero a los empresarios que represento, que cumplen todos con los convenios que han firmado. Cuando se habla, por ejemplo, de la construcción, tiene un buen convenio firmado, con buenas condiciones y, sin embargo, hacen falta 100.000 trabajadores. Lo mismo ocurre con el transporte de viajeros, faltan entre 10.000 y 15.000 conductores y hay empresas españolas montando escuelas de conductores en Marruecos, que luego trabajarán en España con las condiciones del convenio. Con una formación más racional se solucionaría. El propio líder de UGT, Pepe Álvarez, puso esta cuestión sobre la mesa hace poco.

P: Lo que dijo el señor Álvarez es que era partidario de retirar el subsidio de paro a quienes rechacen un empleo adecuado...

R: Yo creo que lo que quiso decir es que hay que sentarse a analizar por qué hay puestos que se ofertan y la gente los rechaza.

P: Esa problemática entre oferta y demanda de empleo, ¿apunta a la falta de eficiencia de las políticas activas de empleo?

R: Las políticas activas de empleo de este país no funcionan. Y no es por culpa de este Gobierno, es un problema endémico de hace más de 15 años. También hay que sentarse para cambiar esto. El principal problema es que las políticas activas son al final un dinero que va a las comunidades y ahí queda. Y una reforma para mejorar estas cosas iría en la línea de lo que dijo Álvarez.

La falta de empleados en algunos sectores no obedece a los bajos salarios o malas condiciones laborales

P: Viendo las buenas cifras de empleo y otras cuestiones como la recuperación de las horas trabajadas, ¿cree que se está infravalorando el cálculo del PIB?

R: No es lo que nos dicen nuestros economistas. Ojalá que el PIB fuera otro pero todo apunta a un crecimiento del 1,5% este año, una vez revisado. Hay que ser prudentes y especialmente cautos con las cuentas del Estado, porque al final el BCE ya está planteando la reducción de la compra de deuda y la UE va a hacer planteamientos presupuestarios más exigentes, y pensamos que España llega tarde a eso.

P: Hablando de 2023, ¿tiene cabida una negociación para introducir la semana laboral de cuatro días, como desean desde Trabajo? ¿Cree usted que es realista?

R: Nuevamente es un planteamiento cuasielectoral… debe ser la propia negociación colectiva la que vaya abordando ese tema. En esa negociación cada empresa decidirá, pero no porque nos manden una orden diciendo que esto es así, porque eso irá contra la competitividad del país. Es poco realista y más en el momento que estamos viviendo. Lo propone gente que nunca ha montado una empresa; es que encima es sin recorte salarial...

P: Ahora que ha mencionado la competitividad del país, ¿qué balance hace de las subidas del salario mínimo?

R: Los efectos de una subida como esa no se ven inmediatamente y creo que la subida que se ha hecho no es buena. Se está castigando a sectores que son, en muchos casos, los que más problemas tienen para pagar estos salarios. A la agricultura no se le está dando una solución a los problemas con otros costes que está teniendo. A esto se añaden las fuertes subidas de cotizaciones (en referencia a la reforma de las pensiones).

Tampoco han tenido en cuenta que el coste de la vida no es el mismo en un pueblo de Extremadura que en Madrid capital. La subida ha sido electoralista y va a mandar a gente a la economía sumergida y hace que cierta gente también contrate menos.

Relaciones “fluidas” con el Gobierno

▶ Criticar a Botín y a Galán “fue un error”. El pasado año, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, arremetió contra los presidentes del grupo Santander, Ana Patricia Botín, y de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, por criticar los nuevos impuestos a la banca y a las energéticas. Para Garamendi, aquellos comentarios, “además de rechazables, fueron un error y no fueron buenas para el país”. El problema de palabras tan gruesas es que “no solo se escuchan en España, sino también fuera. Llaman de otros países para preguntarte qué está pasando y no se debe repetir”.

▶ Puertas abiertas. Pese a tensión que generaron estas y otras declaraciones, Garamendi asegura que, las relaciones de CEOE con el Ejecutivo son fluidas, “aunque no estemos todo el día encantados”. Las puertas están abiertas y el intercambio de papeles es constante.



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