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¿'Stablecoins’ privadas o euro digital público? Un nuevo choque ahonda la brecha entre EE UU y la Eurozona

Mientras el presidente del Bundesbank ve a las monedas estables de reojo y pide cautela, un gobernador de la Fed apuesta por estos activos y critica la creación del euro digital

Desde la vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca y el cambio de postura de Estados Unidos hacia el mundo cripto, se ha intensificado, cada día más, el choque de visiones entre la Reserva Federal y el Banco Central Europeo sobre las stablecoins. Si por un lado el país norteamericano y su gobierno apoyan y fomentan el desarrollo de estos activos, emitidos por entidades privadas, en el Viejo Continente los miran de reojo mientras aceleran para dar forma al euro digital, una moneda digital del banco central, pública, y pensada como alternativa al efectivo. Europa pisa fuerte en este proyecto ante la amenaza de que monedas estables ligadas al dólar, que dominan el mercado, se afiancen como medio de pago en la zona euro, suponiendo un riesgo para el dominio de la moneda única y para la estabilidad financiera de la región.

La brecha entre los bancos centrales se ha hecho evidente este lunes durante la conferencia de Sibos sobre la finanzas globales que se celebra en Fráncfort. Joachim Nagel, presidente del Bundesbank, fue el primero en tomar la palabra y en su discurso se entrevió la cautela típica de los banqueros centrales europeos ante el mundo de los activos digitales. Reconoció que tanto las criptos como las monedas estables ofrecen funcionalidades que hasta ahora no se conocían, mejorarían la eficiencia y abaratarían los costes de las operativas. Pero alertó sobre los riesgos están detrás de la esquina: “Muchas cosas podrían salir mal. No podemos apoyar la innovación solo por innovar“, espetó.

El temor principal para Nagel, compartido por las autoridades europeas, es que estos activos puedan debilitar el papel del dinero de los bancos centrales, crear un sistema paralelo fuera del alcance de la entidad que afectaría a su capacidad para implementar la política monetaria. El riesgo que podrían suponer para la estabilidad financiera de la región también preocupa y advirtió que los “incentivos distorsionados” para los emisores de stablecoins podrían provocar “pánico bancario o una mayor volatilidad en el mercado”. Por ello, ha insistido en que los pagos de gran valor “se liquiden con dinero del banco central”. De hecho, la respuesta de la Eurozona al avance de las stablecoins privadas está en el lanzamiento del euro digital, emitido por la propia entidad.

Pocas horas después, Christopher Waller, gobernador de la Reserva Federal, lanzó una respuesta sin rodeos al gobernador europeo y rechazó los riesgos enumerados por Nagel. “Bajo marcos regulatorios como la ley Genius en Estados Unidos, las stablecoins de pago estarán respaldadas al menos 1 a 1 con activos seguros y líquidos, y los usuarios podrán canjear sus monedas estables a su valor nominal", insistió. Las reservas de las monedas estables están invertidas principalmente en depósitos, letras del Tesoro y bonos a corto plazo.

También mostró su respaldo hacia estos activos, al considerarlos como otro instrumento de pago a la par de los demás. “Si las stablecoins representan una alternativa de menor costo para consumidores y empresas, estoy totalmente a favor. Estamos viendo que esta dinámica se desarrolla fuera de Estados Unidos, donde son una opción atractiva en países en los que el acceso a servicios bancarios en dólares es caro o limitado. También sabemos que los pagos transfronterizos, en particular las remesas, son relativamente costosos", aseguró.

El choque de visiones se produjo en un periodo febril para el mercado cripto, que sigue en ebullición gracias al respaldo de la administración republicana y las medidas favorables para la industria, e incluso para el avance del euro digital, que empieza a tomar forma, al menos en el papel, a la espera de un marco legal que lo regule. No obstante, la máxima autoridad monetaria de la UE avanza a paso lento y Piero Cipollone, miembro del comité ejecutivo, avisó la semana pasada de que el euro digital podría demorarse aún unos cuatro años hasta 2029. Un plazo muy lejano si se mira a la velocidad en la que ha crecido el mercado cripto y en particular las monedas estables, cuyo valor roza los 300.000 millones de dólares (255.600 millones de euros).

Waller no se ha resistido a criticar los planes del BCE de emitir el euro digital. “El sector privado está mejor posicionado para atender a los consumidores y ofrecer productos y servicios que satisfagan sus necesidades. No queremos que el gobierno decida qué tecnologías se adoptan o se descartan, ni qué es lo que quieren los consumidores”, ha avisado. El pasado enero, tan solo tres días después de su toma de posesión, Trump, firmó una orden ejecutiva con la que vetó el desarrollo del dólar digital “para proteger a los estadounidenses de los riesgos de las monedas digitales de bancos centrales, que amenazan la estabilidad del sistema financiero, la privacidad individual y la soberanía de EE UU”. Ahora el Senado está debatiendo un texto que prevé la prohibición del dólar digital.

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