Los reguladores europeos reclaman la supervisión directa de la ESMA de los principales proveedores cripto
La fragmentación y la doble vara de medir entre las jurisdicciones limita la eficacia de los controles y supone un riesgo para los inversores
Más de nueve meses tras la entrada en vigor de MiCA y casi 60 licencias después, algunos reguladores europeos reclaman un control más efectivo del mercado cripto, al detectar diferencias en la supervisión de las autoridades nacionales. Los reguladores francés, italiano y austriaco han publicado una declaración conjunta en la que instan la supervisión directa de la Autoridad Europea de Valores y Mercados (ESMA) sobre los principales proveedores de servicios cripto. Actualmente, cada país estudia y otorga la licencia a las empresas que se registran en el estado y les conceden los pasaportes europeos para operar en el resto del continente. La única obligación para las jurisdicciones es informar a la ESMA, algo que según estas autoridades no es suficiente, ya que limita la eficacia y el alcance de la supervisión.
Los temores no son baladí. En el documento, los tres supervisores recalcan que el mercado cripto es transfronterizo y está en mano de un puñado de actores globales: el 90% de las transacciones de activos digitales se concentra en las 10 mayores plataformas. Estas entidades buscan una puerta de entrada en Europa desde un estado miembro, que le otorga la licencia y el pasaporte; esto supone un problema cuando las autoridades nacionales trabajan a diferentes velocidades y con doble vara de medir, ya que la supervisión desigual pone en entredicho la protección real del inversor.
El pasado julio, por ejemplo, la ESMA cuestionó la falta de rigor en el proceso de concesión de una licencia MiCA por parte del regulador maltés. En su informe, criticó que la revisión no fue exhaustiva, no tuvo en consideración adecuadamente el historial de la firma y tampoco una serie de deficiencias claves y medidas coercitivas que estaban sin resolver. En aquel momento, la isla era uno de los países que más licencias había concedido y lo hizo mucho antes que otros, algo que tampoco es casual. Pese a su pequeño tamaño, ha sido entre los destinos favoritos de varios gigantes de la industria como OKX o Crypto.com para operar en la UE, gracias a su actitud crypto-friendly y una ley propia que regula el sector.
Mientras el supervisor maltés se apresuraba a conceder licencias, otros países no otorgaban ninguna. “Estas diferencias ponen de relieve la necesidad de reforzar rápidamente la arquitectura supervisora para garantizar el correcto funcionamiento del mercado interior europeo”, resaltan los tres supervisores en su carta. Por ello, proponen que la ESMA asuma la supervisión directa de los principales proveedores de servicios de criptoactivos: el regulador europeo tendría poderes de autorización, supervisión y sanción directa sobre estos actores, la “única manera de evitar decisiones oportunistas entre países para la autorización”, que podría incluso reducir los costes de supervisión, insisten en el documento.
Pero los tres supervisores van más allá de las propuestas y avisan al regulador europeo de que en caso de no encontrar una solución adecuada, las autoridades nacionales podrían verse obligadas a “recurrir a las medidas cautelares previstas en el Reglamento para prevenir cualquier riesgo para los inversores nacionales”. Se refieren a los mecanismos de salvaguarda previstos por MiCA que establece que ante malas conductas, o si otro estado miembro tiene inquietudes sobre los servicios que una entidad ofrece en su país, puede trasladarlas al que otorgó la licencia y a la ESMA, ha detallado a este periódico un portavoz de la autoridad europea. El reglamento prevé también que el vigilante competente pueda retirar la autorización a un proveedor cripto en algunas circunstancias.
La necesidad de un supervisor único es un aspecto que fuentes de mercados resaltaron a este periódico tras el informe de la ESMA sobre Malta, para limitar la disparidad entre países que podría poner en peligro la protección de los inversores de toda la Unión. Algo que se planteó durante el desarrollo de MiCA pero que finalmente no se llevó a cabo, dejándolo en manos de los estados. En su informe del año pasado sobre cómo construir mercados de capitales más efectivos y atractivos en la UE, el regulador europeo ya avanzaba que aunque gran parte de la actividad de los mercados de capitales debería seguir siendo supervisada a nivel nacional, los colegisladores deberían seguir evaluando si algunas áreas específicas, como los criptoactivos, podrían beneficiarse de una supervisión centralizada.
En todo caso, cualquier cambio en la estructura de la autorización o en la asignación de responsabilidades de supervisión correspondería a los legisladores europeos, advierten desde la institución. María Luis Albuquerque, comisaria de servicios financieros de la Comisión Europea, afirmó el pasado jueves que Europa considerará la posibilidad de otorgar a la ESMA supervisión directa del sector cripto.
La idea del supervisor único es algo que vaticinó también el expresidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, en su informe sobre el mercado único presentado en 2024. En aquel documento, urgía a dar competencia exclusiva de vigilancia a la ESMA, replicando el modelo de la SEC en EE UU, sobre las grandes empresas cotizadas europeas con filiales en varios Estados miembros y unos ingresos o activos por encima de cierto nivel, que ya no estarían bajo el control de los vigilantes nacionales. Si bien no se hablaba del mercado cripto en su informe, esta posibilidad podría ampliarse a este nuevo sector. En aquel momento, no obstante, el expresidente de la CNMV, Rodrigo Buenaventura, rechazó esta posibilidad al no considerarla eficaz para la integración de los mercados europeos.