Democratizar la inversión a través de la tokenización

Gracias a la tecnología ‘blockchain’ los ahorradores pueden acceder a activos de alto valor económico que suelen quedar fuera de su espectro por su complicada accesibilidad

Obras de arte que pueden venderse como tokens no fungibles (NFT).GETTY

Confieso que en día me encuentro en proceso puro de aprendizaje de la disrupción impulsada por el mundo cripto. La tecnología blockchain representa claramente una transformación profunda de muchos procesos de datos con los que nos relacionamos todos los días. La forma de transmitirlos, la velocidad, el almacenamiento, el tratamiento de estos y las certificaciones de propiedad se enfrentan ahora a una mejora ineludible, y a unos nuevos mecanismos de mercado a la vez que a un cambio regulatorio.

Poder conectar transmisiones de datos de forma rápida y segura, en espacios de tiempos muy cortos, hace posible que puedan existir nuevos conceptos de marketplace, donde se transaccionan todo tipo de activos tanto tangibles como intangibles. Como inversor, la obsesión de buscar y entender cómo se forma el precio de las cosas es la llave que abre la puerta al análisis en el que se busca la diferencia entre el valor y el precio de un activo, y es que en esa diferencia es donde reside la rentabilidad, que es el resultado de la inversión.

La formación del precio depende de muchos factores que son racionales o irracionales, con lo que habrá que descubrir en este nuevo marketplace los límites de la racionalidad en la valoración de los activos. En mi experiencia lo que más me atrae es, sin duda, la posibilidad a través del blockchain de tokenizar o fraccionar los activos para que sean accesibles a cualquiera. Hoy en día se va a poder tokenizar cualquier activo, y por tanto la propiedad de éste, creando tokens que representan una fracción de dicha propiedad. Y, a su vez, estos tokens puede ser transaccionado en una cadena blockchain.

La tokenización me atrae en la medida en que podemos democratizar el acceso a la inversión de activos que hasta ahora se podían quedar fuera del espectro de muchos inversores por el alto valor económico o por su imposible accesibilidad. Comprarse un token de la Torre Eiffel, o un token o fracción de un cuadro de Rubens, es una posibilidad real e implica por tanto una absoluta democratización de la inversión. Si seguimos avanzando y nos metemos en el proceso de formación del precio de ese token nos podemos encontrar con las primeras consecuencias de la democratización; una de ellas puede ser la puesta en valor de un activo por su democratización e incluso la exuberancia en la formación del precio, pues la sensación de poseer una fracción de un bien único eleva el precio a una valoración jamás pensada. Incluso, como inversores de largo plazo, podemos participar en el inicio del proceso de formación de valor accediendo a fracciones de mucho talento que en el futuro pueden no tener valor o un valor que jamás pensamos.

Para poner el balón en juego, imaginemos e hipoteticemos que queremos tokenizar el Santiago Bernabeu como activo inmobiliario; el Real Madrid lleva seis temporadas quedando en mitad de la tabla y Florentino Pérez necesita sacar recursos y lleva a la asamblea la opción de vender pequeños trozos de la propiedad. Para ello emite un token con un valor que se puede transaccionar en un mercado cripto y de repente cualquier persona no solo de Madrid, ni de España, sino de todo el mundo, puede acceder a comprar una parte del activo inmobiliario donde juega el equipo con más seguidores del mundo.

No quiero pensar en la demanda mundial que habría y a qué precio podría llegar ese activo, pero seguro que sería muy superior desde el de partida, ya que la democratización de cierto tipo de activos podría hacer que los inversores compraran con una subjetivación muy alta del valor de ese activo. El mismo razonamiento lo podríamos aplicar para obras de arte, hasta ahora accesibles solo para una minoría. Todo esto abre un nuevo mundo donde las transacciones de datos, liquidaciones de operaciones con dinero, el registro de la propiedad y el mercado donde se transaccionan cambian de forma radical con respecto a lo que conocemos hoy en día. Creo que nos enfrentamos en el largo plazo a una tokenización global y accesible que hará que tengamos que seguir debatiendo sobre la formación de los precios de los activos.


Alberto Espelosín es gestor de Renta 4 Alpha



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