La guerra abierta por el Sabadell fuerza al BBVA a contemplar una opa sin fusión

Mantener los dos bancos separados puede ser una alternativa para que el Gobierno blinde la catalanidad de la entidad vallesana

Fachada de la sede de BBVA, a 31 de julio de 2024, en Madrid (España).Eduardo Parra (Europa Press)

La opa por el Sabadell se endurece por momentos. El cambio de la sede del banco, de Alicante a Cataluña de nuevo, no ha hecho sino encender la encarnecida batalla que libran el BBVA y el equipo directivo del banco catalán, con la intermediación del Gobierno, que se ha opuesto frontalmente a la transacción. Si bien el Ejecutivo no puede vetarla, sí la puede complicar sobremanera, elevando las condiciones que imponga la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) y bloqueando la fusión posterior a la opa que el banco que lidera Carlos Torres planea ejecutar si la oferta tiene éxito. Este extremo, una opa sin una fusión posterior, no es el escenario ideal para el BBVA, pero va cundiendo en el mercado la idea que lo puede ver como un mal menor, que le permitiera al menos integrar al banco catalán, aunque manteniéndolo como una entidad separada.

La idea de que el sino de la opa pueda ser un Banco Sabadell como entidad independiente, pero cuya mayoría de las acciones esté en manos del BBVA, ha tomado fuerza como un posible escenario final de la opa. Estaba ya sobre la mesa, pero ha cogido vuelo desde que la entidad que lidera Josep Oliu planteó el miércoles retornar su sede a Cataluña siete años después de haberla llevado a Alicante por las tensiones del procés. El momento político elegido ha sido el idóneo, puesto que entronca con el deseo tanto del Ejecutivo central de Pedro Sánchez como del Govern catalán, liderado por el socialista Salvador Illa, de que las empresas catalanas que emigraron tras el referéndum del 1-O vuelvan a casa, como una muestra de que su política de apaciguamiento en la Comunidad Autónoma da sus frutos.

Por ello, a nadie se le escapa que cuando el Gobierno se pronuncie sobre la opa tendrá muy en cuenta estas circunstancias. De hecho, la normativa que le permite ampliar las condiciones que imponga la CNMC le da la facultad a hacerlo por cuestiones distintas que las puramente de competencia, como de interés general, en lo que encaja perfectamente blindar la sede catalana del Sabadell. Una fórmula clara para hacerlo es bloquear la fusión entre ambas entidades, de modo que el Sabadell se mantenga en la ciudad homónima en manos o no del BBVA.

La opción de la no fusión del BBVA y el Sabadell no es la alternativa ideal para el primero, pero la cúpula de este banco siempre ha sido muy cuidadosa en no descartar taxativamente esta posibilidad. Es cierto que no sería la primera vez que un banco es dueño de otro. Por ejemplo, durante años el Santander fue el propietario de Banesto como entidad independiente hasta que decidió fusionarlas, y ahora es dueño también de Openbank, una marca que ha restringido para el ámbito digital. Bankinter es también el propietario de Evo, si bien se encuentra en proceso de absorción, que culminará este verano.

La cuestión, en este caso, está en que los números que ha ofrecido el BBVA al mercado hasta ahora no valdrían en caso de no poder culminar la fusión. A saber, planea aflorar unas sinergias de 850 millones de euros, 450 millones en costes de administración, 300 millones en gastos de personal y 100 millones más en costes de financiación. También espera que la transacción mejore el beneficio por acción en un 3,5%, con un menoscabo de 30 puntos básicos en la ratio de capital CET 1 fully loaded (la que mide el capital de máxima calidad).

Tanto Torres como el consejero delegado del banco, Onur Genç, han repetido en los últimos meses que la mayoría de las sinergias y ahorros previstos se darían también en caso de que la fusión no pudiese llevarse a cabo, lo que invita a contemplar que es una opción factible y no una de esas líneas rojas que ha mencionado Genç en alguna ocasión que les haría retirar la oferta. Argumentan que estos ahorros no se deberán tanto a reducción de personal, como en otras uniones previas de bancos en España, sino más con la unificación de servicios tecnológicos, entre otros. En cualquier caso, el anterior presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Rodrigo Buenaventura, ha afirmado que obligarán al BBVA a expresar en el folleto de la opa las cifras si no pueden ejecutar la fusión.

La cuestión está en si los inversores consideran esos números lo suficientemente ambiciosos como para decir sí a la opa, dado que el nivel de sinergias previsiblemente se reduciría. Las fuentes consultadas indican que aún es pronto para tener unos números claros al respecto, pero sí matizan que la clave será que el BBVA alcance al menos el 60% de aceptación en la oferta, lo que les permitiría consolidar el Sabadell en sus cuentas. En caso contrario, la operación sería mucho menos interesante.

El BBVA también cuenta, en este caso, con una tercera alternativa. Esta es declinar ejecutar ahora la fusión, como un gesto hacia el Gobierno, y proponerla más adelante, cuando se levanten las suspicacias del Ejecutivo o cambie el momento político, quizás con un nuevo inquilino en el Palacio de La Moncloa que vea la operación con mejores ojos.

Sobre la firma

Archivado En