Seat abandona su negocio de movilidad tras perder 31 millones de euros

La compañía cesó primero la actividad de Respiro y este año ha hecho lo mismo con Mó para centrarse en sus coches eléctricos

El presidente de Seat, Wayne Griffiths, ante un prototipo del futuro Cupra Raval, en una fotografía de archivo.Reuters

Bajo las órdenes del entonces presidente Luca de Meo, en 2018, Seat hizo su irrupción en el negocio de los servicios de movilidad con la adquisición de la compañía de coche compartido Respiro. Un año y medio después, hizo lo mismo con las motocicletas, con una sociedad nueva, Seat Mó...

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Bajo las órdenes del entonces presidente Luca de Meo, en 2018, Seat hizo su irrupción en el negocio de los servicios de movilidad con la adquisición de la compañía de coche compartido Respiro. Un año y medio después, hizo lo mismo con las motocicletas, con una sociedad nueva, Seat Mó. En su memoria corporativa del pasado ejercicio reiteraba ese interés: “Las oportunidades de futuro llegarán principalmente de la mano de las nuevas formas de movilidad impulsadas por los jóvenes, como el sharing, las suscripciones o la micromovilidad, un ámbito donde ya es una marca de referencia gracias a la experiencia de SEAT Mó”. Lo cierto, sin embargo, es que la filial española ha abandonado esos negocios después de registrar unas pérdidas de 31,6 millones de euros en el negocio y la devaluación de las filiales dedicadas.

Las cuentas de XMoba (sociedad que responde también a los nombres de Seat Mó y Connected Mobility Services) presentadas en el Registro Mercantil no dicen exactamente lo mismo que la memoria oficial: Se cesó la actividad a raíz de la “evolución negativa del negocio presente y la evolución prevista del negocio futuro”, aunque se señala que se siguen analizando otras estrategias y que la actividad durante este ejercicio se limitará a la venta de activos existentes, sus motocicletas. Mó es también la empresa a partir de la cual Seat contaba con su proyecto de microcoches, 4Wheeler, que ha parecido caer también en saco roto ante la imposibilidad de ofrecer beneficios.

Los analistas consideran que el del vehículo compartido es un negocio de futuro y que, de hecho, sustituirá parcialmente el negocio tradicional de la venta. ING estima que en 2035 haya 7,5 millones de coches compartidos en Europa. Pero para las marcas es todavía un proyecto global que se necesita escalar con paciencia, en un momento en el que la industria del motor se encuentra en otra encrucijada más compleja: afrontar la nueva era del coche eléctrico y conseguir a la vez los beneficios necesarios para pagar las inversiones para afrontarla. Aunque Seat se encuentra en la mejor situación financiera de su historia, logró unos beneficios operativos récord de 406 millones en el primer semestre de este año, no quiere perder el foco de las ventas de vehículos.

“Estamos haciendo una pausa, enfocándonos en los retos que tenemos”, indicó el presidente de Seat, Wayne Griffiths, en el último encuentro que ha mantenido con periodistas, con ocasión de la presentación del nuevo modelo Cupra Terramar. Y el jefe de la filial española de Volkswagen explicó el porqué de esa decición: “No tenemos la oportunidad de perder dinero con esto”. Solo el pasado año su filial Connected Mobility Services, presentada como XMoba para alquilar motos y patinetes eléctricos, perdió 10,8 millones de euros pese a duplicar su facturación hasta los 16 millones. SU valoración contable en libros se situó en 3,6 millones de euros. En 2018, cuando echó a andar, esa cifra era de 21,6 millones.

Fuentes de Seat se niegan a valorar la decisión y destacan que están muy centrados en la electromovilidad, que en su segmento urbano tendría como prioridad los vehículos eléctricos Cupra Born y sobre todo el Raval. Asimismo, aún se comercializan la motocicletas eléctricas que les produce el fabricante barcelonés Silence. Pero se han acabado de momento los servicios de vehículos compartidos.

Este mismo mes de febrero Seat Mó, que se dedicaba al alquiler temporal de motocicletas para la ciudad, comunicó a sus clientes la cancelación del servicio. El motivo: los elevados costes operativos y la falta de rentabilidad desde que puso en marcha el negocio en 2020, que supuso poner en la calle 632 motocicletas que se podían utilizar a cambio de una suscripción mínima de 75 euros semanales. Antes, en 2020, ya había anunciado salir de su negocio de coche compartido, en el que había mostrado interés dos años antes con la adquisición de la startup Respiro. La pequeña compañía, que contaba con una flota de 200 vehículos, le dejó unas pérdidas de 3,2 millones entre 2018 y 2019 y fue finalmente vendida.

Pese al parón en la comercialización de servicios de vehículo compartido, Seat continúa explorándolos. Su filial Seat Code, por ejemplo, participa en el proyecto del grupo Volkswagen de electrificar la isla griega de Astylopea a través de servicios de coches eléctricos. Además, tras haber realizado una apuesta decidida por que sea Cupra la marca emblema de la compañía española, el actual equipo gestor ha señalado a la marca Seat para que se convierta en el futuro en la empresa que ofrezca servicios de movilidad. “La marca pretende actualizar los modelos Ibiza, Arona y León para seguir ofreciendo coches híbridos enchufables y de combustión eficientes hasta el final de la era de la combustión. En paralelo —indica la memoria del pasado año de la compañía—, prepara con intensidad la llegada de la nueva era de la electrificación en la que busca posicionarse con una propuesta diferencial y única”.


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