El alquiler de coches se protege en la CNMC para esquivar las restricciones en Baleares

El organismo regulador ya tumbó en abril las limitaciones en Formentera. La patronal se muestra dispuesta a colaborar en la resolución del problema, siempre que se tenga en cuenta que solo representa el 10% de la flota

Juan Luis Barahona, presidente de Feneval.Juan Lázaro

Las empresas de alquiler de coches afrontan el tercer verano pospandemia con un nuevo frente abierto. Si en 2022 y en 2023, las rupturas de las cadenas de suministro por la falta de microchips en Asia y los cuellos de botella en el Canal de Suez provocaron que solo pudieran tener la mitad de la flota disponible para la temporada alta, este verano el principal frente está en los brotes de turismofobia, especialmente en Baleares, donde se ha puesto en la diana a esta actividad como un...

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Las empresas de alquiler de coches afrontan el tercer verano pospandemia con un nuevo frente abierto. Si en 2022 y en 2023, las rupturas de las cadenas de suministro por la falta de microchips en Asia y los cuellos de botella en el Canal de Suez provocaron que solo pudieran tener la mitad de la flota disponible para la temporada alta, este verano el principal frente está en los brotes de turismofobia, especialmente en Baleares, donde se ha puesto en la diana a esta actividad como una de las causantes de la masificación del turismo.

Formentera fue la primera isla que aprobó limitar la actividad con una propuesta del Consell aprobada en febrero en la que se restringía el alquiler de coches en verano (del 1 de junio al 30 de septiembre) a aquellas empresas domiciliadas en la isla en 2019 y que hubieran reducido su oferta un 16% respecto a la existente ese año. Algo que dejaba fuera a todas las empresas de otra autonomía y a todas las compañías que hubieran empezado a trabajar con posterioridad a esa fecha, lo que provocó una denuncia y el posterior expediente de la Comisión Nacional para los Mercados y la Competencia (CNMC), que culminó con una resolución tumbando esa norma. “Es desproporcionado y supone una limitación injustificada para los operadores no residenciados en la isla”, recalcaba.

“Somos parte del problema y queremos contribuir a la solución del mismo”. Juan Luis Barahona, presidente ejecutivo de la Federación Nacional Empresarial de Alquiler de Vehículos (Feneval), patronal que engloba a más de 800 empresas y al 96% de la facturación del sector, cree que hay mucha demagogia detrás de ciertos movimientos políticos y que el debate necesita ser encauzado con datos. “En Baleares hay un millón de coches y el alquiler de vehículos solo supone el 10% con 100.000 vehículos. Estamos renovando nuestra flota con la incorporación de coches con menos de un año de antigüedad que no contaminen, pero creemos que hay otros actores que suponen el otro 90% y que también tienen que hacer sus deberes”, asegura Barahona, en relación a los otros dos grandes colectivos que aportan vehículos en Baleares. “De la Península llegan cada año medio millón de coches a través de los ferrys y Baleares es la comunidad autónoma que tiene la tasa más elevada de coches en propiedad, con uno por habitante”, recalca.

En su opinión, el conflicto es lo suficientemente complejo para abordarlo de una manera superficial. “Lo primero que hay que hacer es definir el problema y el objetivo. Si lo que queremos es contaminar menos y que haya menos coches, tenemos que conocer con exactitud cuántos son particulares, cuántos son de turistas y cuántos son de las empresas de alquiler de coches”. En cualquier caso, Barahona reivindica el papel testimonial de las firmas de alquiler en este conflicto entre residentes y viajeros. “Ya existió los dos anteriores veranos cuando nuestra flota era menos de la mitad que la actual. Los frecuentes atascos en Palma de Mallorca no son exclusivos del verano, sino que se producen a lo largo de todo el año”. En cualquier caso pide una solución a dos velocidades: que las empresas de alquiler compren coches que contaminen menos y renueven sus flotas, mientras que los residentes dispongan de una moratoria de dos o tres años para renovar sus coches.

El presidente de Feneval también exige que la velocidad de renovación de la flota y de la rebaja de emisiones de dióxido de carbono tenga en cuenta el escenario inflacionista vivido en los dos últimos años, pese a contar con unos objetivos de reducción pactados con anterioridad. “Los costes de fabricación de los coches han aumentado un 13%, mientras que el gasto ligado al nuevo concurso de Aena para el alquiler de coches crecerá un 23%”. Asimismo, Barahona reclama ayuda por parte de la clase política para cambiar la mala imagen de una actividad que genera riqueza en destino. “Cuando alguien alquila un coche lo hace para desplazarse a otro sitio donde seguramente comerá o cenará, donde hará compras o donde incluso puede pernoctar en otro momento”, explica.

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