Gotham vs Grifols: una enmienda a la totalidad del sistema (y otros aspectos éticos)
El informe de Gotham pone en duda las cuentas de la ‘farma’ desde 2019, en asuntos que ni auditor ni CNMV han denunciado
El informe de Gotham City Research que ayer hizo tambalearse a Grifols es una enmienda a la totalidad del sistema de vigilancia de una empresa del Ibex 35, que afecta la propia farmacéutica por la posible falsificación, al auditor KPMG, a la CNMV y a la veintena de casas de análisis que escrutan trimestralmente las cuentas de la compañía. ¿Puede haber engañado la empresa a tantos sin que n...
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El informe de Gotham City Research que ayer hizo tambalearse a Grifols es una enmienda a la totalidad del sistema de vigilancia de una empresa del Ibex 35, que afecta la propia farmacéutica por la posible falsificación, al auditor KPMG, a la CNMV y a la veintena de casas de análisis que escrutan trimestralmente las cuentas de la compañía. ¿Puede haber engañado la empresa a tantos sin que nadie cayese en esta mala praxis? Una artimaña contable, además, que Gotham desvela ahora, años después de que nadie, supuestamente, se haya dado cuenta del ardid.
Lo primero que no hay que olvidar es que Gotham, además de firmar el análisis que hundió ayer la cotización de Grifols, es un fondo de posiciones bajistas, que ha desvelado que controla el 0,5% del capital del laboratorio, y que por tanto se beneficia de la caída del precio de las acciones. La propia firma revela un “conflicto de interés” en el informe.
Para Grifols, seguramente, este conflicto de interés y la rápida ganancia que se embolsa Gotham sea un motivo suficiente para rechazar el informe. Pero el laboratorio –el mayor de España con importante presencia industrial en el país y en EE UU– no debería dejar de pasar la oportunidad para despejar dudas. El propio presidente de la CNMV, Rodrigo Buenaventura, indicó ayer que pedirá más información a la farmacéutica catalana.
La enmienda a la totalidad de Gotham a las cuentas de Grifols podría disgregarse en dos apartados: el primero, crucial, sobre si la compañía puede consolidar en sus cuentas dos empresas que no son suyas (si no lo hiciera la ratio de endeudamiento/ebitda se dispararía) y, segundo, un cúmulo de operaciones difíciles de explicar al mercado, que levantan ampollas éticamente y, que quién sabe si pueden terminar por la vía legal si algún inversor se siente perjudicado por la praxis de la histórica compañía fundada por la familia Grifols.
El punto crucial de las dudas sobre las cuentas ocurrió en 2018. Grifols compró Haema y Biotest US Corporation (BPC) por 538 millones, que aportaban 60 centros de donación de plasma. A finales de ese ejercicio, la multinacional catalana revendió esos centros a Scranton, una compañía que es accionista de la cotizada en el Ibex 35 y que está controlada, a su vez, por miembros de la familia como Víctor Grifols (histórico presidente que acaba de abandonar el consejo), Raimon Grifols (vicepresidente) y Tomás Dagá, consejero áulico de la compañía y socio fundador de Osborne & Clarke (despacho de referencia de Grifols).
Desde entonces, Grifols consolida los resultados de Haema y BPC en el ebitda a pesar de no tener acciones en esa compañía, algo que ha beneficiado al fabricante de hemoderivados, ya que si no lo hiciera la ratio de apalancamiento se dispararía de 6,3 veces de deuda/ebitda a entre 10 y 13 veces. De hecho, Gotham señala que, en ese caso, el precio de la acción de Grifols se acerca a cero, lo que sin duda es una exageración teniendo en cuenta los resultados del laboratorio catalán, uno de los tres grandes fabricantes mundiales de derivados plasmáticos.
Grifols respondió a través de la CNMV que, desde 2019, consolida obligatoriamente esos resultados porque ejerce un control efectivo sobre Haema y BPC, ya que cuenta con una opción de recompra y controla la gestión, lo que las fuentes consultadas por este diario le dan la razón. Igualmente, otras firmas de análisis rechazan las conclusiones de Gotham tras haber analizado desde 2019 esa reventa. Habrá que ver si la CNMV pone finalmente objeciones a ese criterio, algo en principio improbable cinco años después.
De momento, habrá que ver si algún inversor se siente perjudicado por las prácticas que Gotham desvela en el informe y si las explicaciones de Grifols son suficientes para insuflar confianza, de nuevo, al valor de la compañía, ya de por sí castigado por el alto endeudamiento. Lo que nunca ha explicado la farmacéutica es el porqué se vendió ese negocio de Haema y BPC a su accionista Scranton, vinculado a la propia familia Grifols. No hay que olvidar que Scranton es también dueño de la sede central de Grifols en Sant Cugat (Barcelona). Unos movimientos que pueden verse como sombras no suficientemente explicadas.
Por último, Gotham intenta vincular al presidente y CEO Thomas Glanzmann (desde mayo de 2023) en el conocimiento de todas estas operaciones que denuncia, ya que es consejero desde 2006. Aunque el foco real sobre las operaciones entre Grifols y Scranton –y en general sobre cualquier movimiento corporativo en los últimos años– deberían posicionarse sobre Raimon Grifols (director corporativo de la multinacional) y Tomás Dagá, los dos responsables que se mantienen en el consejo y que han pilotado las transacciones en los últimos años, una vez que Víctor Grifols ya no pertenece al consejo desde finales de año.
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