Perusiñas es el compromiso con la sostenibilidad y la cercanía al cliente
La empresa de galletas comenzó con un desafío amistoso para convertirse en éxito empresarial
Perusiñas es una empresa gallega que comenzó con un reto amistoso. Aitor Castro, uno de los tres fundadores, acudió a la tienda de un amigo en Lugo que le ofreció unas galletas de mantequilla para que las probara. Con toda la seguridad del mundo, Aitor le respondió que él las podía hacer mejores.
Lo cuenta Laura Castro, hermana de Aitor y cofundadora de la empresa junto con María Suárez. “Tuvimos la suerte de que el dueño de la t...
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Perusiñas es una empresa gallega que comenzó con un reto amistoso. Aitor Castro, uno de los tres fundadores, acudió a la tienda de un amigo en Lugo que le ofreció unas galletas de mantequilla para que las probara. Con toda la seguridad del mundo, Aitor le respondió que él las podía hacer mejores.
Lo cuenta Laura Castro, hermana de Aitor y cofundadora de la empresa junto con María Suárez. “Tuvimos la suerte de que el dueño de la tienda, y ahora uno de nuestros mejores clientes en Galicia, nos retara a demostrar que eso era verdad, y lo hicimos. Llevamos nuestras galletas de mantequilla y así comenzó Perusiñas, con un pequeño test de mercado para luego lanzarnos en julio de 2022″.
Desde ese momento, Aitor se ocupa de la cocina y la repostería, porque es “quien pone las manos en la masa”. María Suárez se encarga de la parte legal y de administración y Laura Castro, del marketing y la comunicación, trabajando mucho la identidad corporativa, el diseño gráfico, las redes sociales, la relación con los medios y “también hacemos influencer marketing”.
Es una marca de dulces gourmet hechos en Galicia, que destaca por su sabor intenso. “Lo montamos porque contábamos con un producto que tenía sentido en el mercado”. Trabajan con tiendas gourmet de toda España.
Perusiñas es una empresa que produce en un obrador de Lugo, donde tiene su sede. Están muy vinculados a su territorio y la mayoría de las materias primas que utilizan son de Galicia, porque “nuestra misión es generar productos que ensalcen los atributos de la materia prima gallega”.
Mejorando el proceso
Ahora mismo están mejorando su proceso de mecanización para multiplicar por cinco su capacidad de producción. Así, podrán ir a otras zonas de España como Barcelona y aumentar sus actuales 160 puntos de venta, principalmente en Galicia, León, Asturias y Madrid.
Primero irá Laura para tratar directamente con los clientes. Después, las galletas se enviarán a través de palés, porque los palés no plantean problemas de rotura. “El problema es cuando en vez de palés son cajas, porque en ese caso la galleta sí se puede romper”. Se podrán enviar a cualquier ciudad trabajando con diferentes clientes a través de puntos logísticos.
La distribución la hacen con un su propio vehículo, y de ello se encarga Aitor, “que es cocinero y camionero, que le llamo yo”. Ahora quieren centrarse en aumentar su clientela porque “llevamos todo el año sin hacer la labor comercial, recibiendo clientes, trabajando con inversores”. Están consolidando sus tres variedades de mantequilla, jengibre y canela. La mantequilla es un perfil más clásico y reconocible de toda la vida. El jengibre es algo más atrevido y la galleta de canela es un punto medio entre las otras dos.
Autodistribución
Les preocupa mucho la sostenibilidad. “Nosotros sabíamos que no queríamos ir al mercado lanzando un embalaje de plástico y apostamos por el vidrio cien por cien”. Las galletas van todas en tarros de vidrio con la desventaja de que tienen que ocuparse ellos de llevar los tarros porque a nivel de transporte son más frágiles, “pero tengo la ventaja de que esto me permite estar mucho más cerca de los clientes”. “Cogemos el coche y lo llevamos personalmente. Conozco al cliente por el nombre y me escribe por whatsApp. Viajamos cada semana a diferentes puntos, con rutas circulares por Galicia y Asturias. A Madrid y León vamos menos, una vez al mes.
Desde Lugo distribuyen el producto. “Nosotros tenemos autodistribución, porque para poder entregar la galleta en buen estado tenemos que ocuparnos personalmente”. Las empresas de transporte hacen que sufra la galleta cuando se envía en cajas porque, aunque el tarro de cristal aguanta perfectamente, la galleta se puede romper. “Por eso, nosotros repartimos personalmente”.
Y precisamente gracias a esa autodistribución pueden trabajar la retornabilidad del envase. “El cliente final puede llevar el tarro vacío al punto de venta. Le devuelven una parte del importe que pagó por él. Yo recupero ese tarro y le doy una segunda, una tercera o una cuarta vida”.
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