La CNMV fuerza a Eroski a cambiar el pacto con su inversor checo por el reparto de dividendos

Selló con Kretinsky un compromiso de pago del 90% del beneficio de Caprabo por 25 años que el supervisor interpretaba como obligatorio

Rosa Carabel, consejera delegada de Eroski, en el congreso Aecoc 2022.

Eroski ha tenido que modificar el pacto de socios que, en 2021, firmó con el magnate checo Daniel Kretinsky después de que este se hiciera con el 50% de Caprabo, operación que permitió al grupo de distribución vasco refinanciar su deuda. Esa inversión se realizó sobre la sociedad Supratuc2020, bajo la que se aglutina el negocio de la enseña catalana de supermercados.

Un pacto de socios firmado a un horizonte de 25 años y que, en sus términos originales, incluía una cláusula por la que ambas partes se comprometían a votar a favor del reparto de un dividendo del 90% de los beneficios anuales de Supratuc, “siempre que exista tesorería suficiente” y fuese compatible con la coyuntura financiera de la sociedad. Una cláusula que originó una discrepancia de criterios con la CNMV.

Como explica Eroski en su memoria financiera anual, la compañía consideraba que esa cláusula no equivalía a fijar un dividendo mínimo o una obligación de repartirlo, sino que la intención era fijar “una política de dividendos que maximizara el reparto de la tesorería excedentaria”. Ante esa interpretación, Eroski consideró que el estatus de Kretinsky en el capital de Supratuc era el de un instrumento de patrimonio, por lo que no estaba obligado a registrar como pasivo las cantidades que equivaldrían al dividendo comprometido.

Algo que chocó con la interpretación de la CNMV “tras varias reuniones”. Esta entendía que la redacción de la cláusula podía llevar a interpretar que sí se trataba de un dividendo obligatorio. Ante ello, Eroski tuvo que reexpresar sus cuentas de 2021 para incluir un pasivo de 107,6 millones, y a incluir en las de 2022 otro por 117,5 millones. Estas cantidades corresponden al dividendo que, según el cálculo de Eroski, le correspondería a Kretinsky por esos 25 años.

Sin embargo, en las mismas cuentas de Eroski del ejercicio 2022, ya en el apartado de hechos posteriores, la empresa indica que ha eliminado esos pasivos de su balance.

El motivo no es otro que una reformulación del pacto con Kretinsky. Como confirman fuentes de la compañía, las partes han incluido una adenda en el documento original en el que se incluye, de forma explícita e indubitada, según su criterio, el carácter “intencional y no obligatorio” de la cláusula sobre el reparto de dividendos, lo que permite a la compañía dejar de considerar esas cantidades como un pasivo. Desde Eroski se explica que esta fórmula también se trasladó a la CNMV.

El grupo vasco, que redujo un 39% su beneficio neto en 2022 hasta 64 millones por el impacto de la subida de costes, traspasó el 50% de Caprabo al fondo EP Corporate, propiedad de Kretinsky y de su socio esloveno Patrik Tkac, a cambio de 200 millones que destinó a amortizar parte del préstamo sindicado que maniataba a la compañía.

Eroski y EP Corporate se dividen a partes iguales el capital de Supratuc2020, aunque el grupo de distribución es el que mantiene el control de la filial, ya que como explica en la memoria financiera, es la que dirige sus “actividades relevantes”. Esta filial cuenta con su propio consejo de administración formado por cuatro personas, entre ellas Rosa Carabel, consejera delegada de Eroski. Como representantes de EP están Marco Arcelli y Roman Silha.

Inversiones por 40.000 millones y el ojo puesto en Casino

Como explica Eroski en su memoria, EP Corporate, el vehículo inversor a través del que Daniel Kretinsky se hizo con el 50% de Caprabo, cuenta con una “amplia cartera de inversiones diversificadas con un valor empresarial de aproximadamente 40.000 millones de euros”. El empresario, un forofo del Spartak de Praga de fútbol, del que también es inversor, ha sido noticia en las últimas fechas por su interés por el grupo francés de distribución Casino, mostrando su interés por participar en una ampliación de capital por 1.100 millones de euros, con el que esta compañía aspira a subsanar los problemas financieros que arrastra. Kretinsky ya tenía una participación minoritaria, de alrededor del 10%, en Casino, y también cuenta con un importante porcentaje en la alemana Metro. 

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