La banca no quiere a los empleados mayores de 50 años
A partir de 2021, encontrar a un trabajador nacido antes de 1970 en una entidad financiera será un despiste del banco y del empleado
El viernes me contaron una cosa que no solo desconocía, que desconozco muchas, es que en este caso sí se me había ocurrido pensarlo. La banca no solo está intentando armonizar una definición lo más ajustada posible a qué puede ser una empresa viable en el futuro, aunque ahora no lo sea. El objetivo es que sean solo a esas empresas, las que pueden ser viables en un futuro, a las que se dirijan las ayudas que analiza el sector financiero y el Gobierno para facilitar en parte los fondos estructurales europeos.
Pero nunca me había parado a pensar en que también se está buscando una definición para dar valor a los intangibles, para que puedan ser también objeto de financiación con unos criterios siempre similares. Pues sí, en ello están.
Quien me lo contó era un directivo financiero con algo más de 50 años. Pero al terminar de explicarme esto de los intangibles y su financiación, empezamos a hablar de lo que estaba pasando ahora en la banca, de las fusiones, de las no fusiones y de los expedientes de regulación de empleo (ERE) puestos en marcha.
CC OO ya explicó el jueves que en estos momentos hay en marcha ERE por parte de la banca para ejecutarse entre finales de año y en 2021 por más de 20.000 empleados. Este sindicato, mayoritario en el sector, asegura que en 2021 se habrán destruido otros 26.000 empleos, que se suman a los más de 100.000 ya amortizados desde 2008 a 2019.
Estos expedientes se están llevando a cabo a través de acuerdos sindicales. Las salidas son voluntarias y, casi todas, a través de prejubilaciones a partir de 55 años, pero también a partir de los 50 años de edad, aunque la forma de pago sea diferente.
No es la primera vez que Banco Santander propone, por petición de los sindicatos, ampliar las prejubilaciones a esta edad. De hecho, en el ERE del pasado año correspondiente al ajuste realizado tras la integración de las oficinas de Banco Santander España y Banco Popular ya se pactaron salidas de empleados con esta edad.
Ahora, la edad media de las plantillas del sector financiero se encuentra entre los 40 a los 45 años de edad. Cada vez hay menos personas con más de 50 años. De hecho, de los 100.000 empleos del sector destruidos en la última década corresponden en gran parte a estas edades. Y de los más de 20.000 trabajadores que abandonarán la banca entre este año y el que viene, e incluso puede que en 2022, por cuestiones de costes, también tendrán alrededor de 50 años.
¿Por qué España tiene que llevar la voz cantante en la reestructuración financiera? La banca alemana, por ejemplo, es más ineficiente y tiene cajas de ahorros
Así, a partir de 2022 será muy raro encontrar a un empleado de banco con esa edad. Si queda alguno parecerá un descuido del empleado y del banco. Los mayores de 50 años ya no trabajarán en banca. Dejarán de trabajar 15 años antes de la edad correspondiente a la jubilación efectiva fijada en España. El bancario será así uno de los sectores con más historia empresarial, pero también con las plantillas más jóvenes, creo.
El informe de CC OO mencionado anteriormente analiza el recorte de las plantillas en banca en España frente a los restantes países de la zona euro. Así, entre 2008 hasta 2019 este recorte, del 37,3%, casi duplica al registrado en el conjunto de la eurozona, que ha sido de un 18,9%, con una reducción de 432.546 empleados. Es también superior a los tijeretazos de la plantillas registrados en Alemania (-15,6%), Francia (-5,9%), Italia (-17,1%) o Portugal (-18,1%).
España también es el país con la reducción de oficinas más drástica en este mismo periodo, con el cierre de más de 22.000 oficinas, el 50% de las existentes hace 12 años. Pero suma y sigue. Parece que España quiere dar ejemplo de lo que debe ser el nuevo modelo sectorial.
Hace dos décadas, sin ir más lejos, el sistema financiero español era el más solvente y eficiente de Europa, pero se contaminó. El ladrillo emborrachó a medio país, entre ellos a la banca. Pero entonces comenzaron las fusiones como medio de solución. Ahora también, aunque el motivo es muy diferente, ahora lo que se busca es la eficiencia y la rentabilidad.
Desaparecieron las cajas de ahorros y ahora cada vez hay un mayor peligro de exclusión financiera. La digitalización está muy bien, pero como herramienta, no como sustituto de la banca, y no todo el mundo se maneja igual. Además, en una oficina, si se equivocan en la venta de un producto, el cliente protesta y, cada vez más, se le resuelve el problema. Ahora, si todo lo haces con un ordenador o un móvil y tú te lo guisas y tú te lo comes, puede que se produzcan muchos errores. ¿Pero a quién reclamar si lo has gestionado tú en una especie de autoservicio financiero?
En Alemania las cajas de ahorros siguen existiendo, y son fundamentales en banca retail. Evitan la exclusión financiera.
En estos momentos se ha vuelto a iniciar una nueva oleada de fusiones en el país. Pero si se mira la historia de las entidades objeto de fusión, son el resultado, en algunos casos, de cientos de operaciones corporativas, y eso no ha evitado que su rentabilidad haya caído, ni que no repitan esta fórmula.
CaixaBank es el resultado de 85 fusiones, según han recordados sus directivos en estos días tan importante para ellos. El jueves sus accionistas aprobaron su fusión con Bankia. BBVA, que parece que se ha quedado descolgado tras el plantón de Sabadell, es el resultado de la suma de casi un centenar de pequeños y no tan pequeños bancos, como Banco Vizcaya y Argentaria.
La entidad que preside Carlos Torres tiene la hucha llena de dinero para remunerar a sus accionistas y para hacer compras. El mercado no descarta que vuelva a acerarse a Sabadell, que ya ha puesto en marcha un plan en solitario para mejorar su eficiente y rentabilidad.
El banco que preside Josep Oliu tampoco ha cerrado la puerta definitivamente a unirse a BBVA. Es cuestión de precio. Ha reclamado 3.000 millones a BBVA, y este no le ofrecía más de 2.500 millones, pero tras el ajuste, seguro que Sabadell sube la cifra (su capitalización era el viernes de 2059,47 millones).
Varios analistas consultados explican que el valor en libros de Sabadell cotiza a un descuento del 80%, por eso en una operación como esta la prima debe aproximarse al 50%.