Elecciones en Andalucía: ¿Qué combinaciones permiten gobernar?

La aritmética electoral exige pactos a tres bandas, salvo una Gran Coalición de PP y PSOE Las mayorías de bloqueo son mucho más claras que las mayorías de investidura

Votación de Juan Marín, líder de Ciudadanos en Andalucía, vota en las elecciones autonómicas del 2 de diciembre.Europa Press

La fragmentación del espacio político en España ha registrado otra vuelta de tuerca con las elecciones andaluzas, que han dejado un parlamento fragmentado en cinco partidos que se mueven en un estrecho rango de 12 a 33 diputados. La polarización política provocada por la moción de censura y proceso independentista y la cercanía de las elecciones de mayo (europeas, autonómicas y municipales, quizá también generales) complican en extremo las alianzas.

La mecánica de la investidura establece que, si ningún candidato es votado obtiene la mayoría absoluta en una primera votación, será investido el primero que consiga mayoría simple, es decir, más votos a favor que en contra. Precisamente debido a esta polarización preelectoral, son mucho más claras las mayorías de bloqueo que las constructivas, en las que la exigencia de votos a favor suele conllevar condiciones. Tras 36 años de monotonía socialista, el futuro el Palacio de San Telmo es más incierto que nunca, con el añadido de un actor de nuevo cuño en España. La extrema derecha ha cruzado los Pirineos y tiene 12 escaños decisivos para el futuro de Andalucía.

El resultado deja un panorama endemoniado donde solo pactos a tres bandas o abstenciones permiten formar Gobierno. A Ciudadanos su gran noche electoral le deja complicaciones para capitalizar sus 21 escaños y el regalo envenenado de decantar la balanza, a pocos meses del superdomingo de mayo. El PSOE es el partido más votado de largo, pero tampoco suma a la izquierda ni a la derecha, y su candidata es hoy el rostro de la derrota. El PP, a la derecha, tiene en su mano al hoy por hoy favorito para presidir la junta, pero con el riesgo de dar alas a un partido extremista que crece en sus orillas. Adelante Andalucía, sin sumar mayorías con el PSOE, queda descolgado, a priori, de las quinielas.

Éstas son las combinaciones posibles.

  • Gran Coalición PP + PSOE. Aunque inverosímil, es la única combinación de dos partidos que permite un Gobierno en solitario. Los dos partidos suman 59 escaños y, en caso de querer, gobernarían con una cómoda mayoría absoluta independientemente del resto.
  • Gobierno actual PSOE + Ciudadanos. Si en 2015 la formación naranja aportó nueve diputados a un PSOE que necesitaba ocho para gobernar sin depender de Podemos, esta vez el hundimiento socialista hace que este pacto no sea suficiente, aunque por muy poco: se han quedado a solo un escaño de la mayoría absoluta. Una reedición necesitaría tanto de los votos de Ciudadanos como de la abstención de Adelante Andalucía, para tener mayoría simple en una eventual segunda votación de investidura.
  • Pacto ‘a la madrileña’ PP + Ciudadanos. Tampoco suma y, lo que es más importante, no alcanza la suma del pacto de izquierdas que gobierna en España. Los 47 diputados de las dos formaciones están por detrás de los 50 que suponen Podemos más PSOE. Juanma Moreno necesita un apoyo explícito de Vox. O convencer al PSOE de que se abstenga.
  • Pacto de izquierdas PSOE + Adelante Andalucía. La opción de izquierdas, posible en 2015 pero que no fructificó, ya no es posible. El bloque suma una mayoría simple de 50 escaños que es superada con holgura por los 59 de los partidos de derechas.
  • Pacto de derechas PP + Ciudadanos + Vox. La opción más clara si las formaciones de derecha moderada están dispuestas a negociar con la extrema derecha, tal y como parecen sugerir los comentarios de la noche electoral de Pablo Casado y Santiago Abascal (Vox). Queda pendiente conocer tanto la disposición de Ciudadanos (que hace gala de su perfil liberal y europeísta) a este pacto como las condiciones de Vox para apoyar una investidura de Moreno Bonilla.
  • Otras opciones. Casi ninguna es muy verosímil; la suma de PP y Vox, 38 escaños, obliga a pactar a dos de los otros tres partidos, contando siempre con la abstención del tercero de ellos. El “cordón sanitario” a la extrema derecha es posible sobre el papel, pero de difícil aplicación, especialmente teniendo en cuenta el desgaste sufrido por Susana Díaz y la cercanía de las elecciones europeas, municipales y, quizá, generales.

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