El Parlamento Europeo aprueba un proyecto de ley sobre la venta de seguros

Haz grande la letra pequeña de los seguros

Son muchas las ocasiones en las que se oye “letra pequeña” y se echa a temblar. Lo que ahí reside en general no suelen ser buenas noticias, al menos para el consumidor. En el mundo del seguro, eso no cambia. La letra pequeña suele contener todos aquellos aspectos que más interés nos pueden causar a la hora de tramitar algún tipo de siniestro.

Al contratar cualquier tipo de seguro, se está produciendo efectivamente la celebración de un contrato, que queda plasmado a través de la póliza del seguro. Esa póliza que muy pocos se leen completamente y en la que reside el quid de la cuestión. A veces la prisa por contratar un seguro, o fijarse solo en el precio y en las coberturas principales hace que no creamos necesario leer bien las condiciones legales y específicas del producto a contratar.

Por esto, existen algunos puntos en los que fijarse, para que la letra pequeña no lo sea tanto. El principal consejo es leer antes de firmar. Y a partir de ahí, todo lo demás.

  • Quién es el asegurado o qué bien es el asegurado. Puede parecer una obviedad, pero hay ocasiones en las que se crea confusión. Tener claro qué es lo que se asegura, quién es el beneficiario de ese seguro y quién contrata el seguro. Son conceptos a los que hay que prestar especial interés ya que un dato erróneo puede suponer una pérdida de dinero importante en caso de siniestro.
  • Saber las coberturas exactas. En ocasiones creemos que el seguro protege a nosotros o a nuestros bienes ante todo acontecimiento posible y no es así. Es importante conocer qué coberturas se contemplan en la póliza, así como conocer las limitaciones que en ella se contemplan en relación a dichas coberturas. Tener todos los datos acerca de qué incluye y qué excluye deberá estar expuesto en la póliza de manera clara.
  • Poner atención a determinadas palabras. Dentro de una póliza y en la temida letra pequeña, hay que prestar especial atención a las conjunciones “y” y “o”, ya que una implica “además" y la otra excluye, hay que poner ojo en ello. Además también hay que entender todo punto que contenga palabras como “solo sí”, “mayor que” o “sin embargo”, ya que también generan exclusiones al incluirlas en la póliza.
  • Conocer las consecuencias de no cumplir nuestra parte del contrato. En caso de que el tomador no cumpla con alguna de las partes a las que se compromete a través del contrato, existirán consecuencias. Estas consecuencias es importante que aparezcan en la póliza para que no ocurra aquello de “eso no lo sabía”, ya que tal y como dice uno de los principios del derecho, el desconocimiento de la norma no exime de su cumplimiento.

De igual modo, desde el Parlamento Europeo se han puesto en marcha para evitar la existencia de la letra pequeña a través de un proyecto de ley. Este proyecto pretende que se establezcan fórmulas de venta de seguros estándar así como la información que el cliente reciba. Además con esta iniciativa se pretende suprimir la información engañosa (quedando claras todas las condiciones de contratación), que la información sea clara y concisa (con la utilización de un lenguaje sencillo, descripción clara de las obligaciones del cliente, así como el precio final del producto), y que se conozca la identidad de quien realiza la gestión y venta del seguro.

Si aun así no se entiende bien lo que aparece delante de nuestros ojos, lo mejor es rodearse de expertos que sepan asesorarnos y hacernos fácil lo que puede resultar difícil. Hay que recordar una vez más que antes de firmar hay que leer y entender lo que se firma.

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