Errores y horrores del nuevo Código de Edificación
Promotores, fabricantes, constructores y arquitectos dudan sobre si la nueva norma se podrá aplicar bien.
Son las once de la mañana en un céntrico hotel madrileño. En una austera sala de la planta semisótano 21 comensales se disponen a compartir un típico desayuno español (sólo se echan de menos los churros), al tiempo que disertan sobre si se está aplicando correctamente o no el Código Técnico de la Edificación (CTE).
La empresa organizadora del evento, la entidad de control Certum, avisa a algunos asistentes a la entrada: 'hay prensa'. Sin embargo, por lo allí dicho, no pareció importarles la presencia de los medios de comunicación.
En marzo se cumplió un año de la entrada en vigor del CTE, que establece las nuevas normas técnicas que deben cumplir todos los edificios para ser más habitables y eficientes energéticamente.
Como era de esperar, el debate se inició con la discusión sobre cuánto costará implantar en cada nuevo edificio esas especificaciones.
Todos los asistentes al coloquio criticaron la cifra dada por algunas patronales de promotoras que apuntaron que el coste de construcción, que no el precio final de las viviendas, se elevaría hasta un 15%. Y aunque tampoco aplaudieron la actitud de la ministra María Antonia Trujillo, cuando advirtió el año pasado que las casas no deberían subir más del 1% a cuenta del CTE, al final terminaron aceptando que lo lógico es que el incremento total de costes esté mucho más próximo al vaticinio del Gobierno.
'Tenemos que cambiar de mentalidad y actitud y avanzar hacia las técnicas constructivas que imperan en Europa. Yo lo que creo que más se va a transformar es la industria auxiliar de la construcción, como lo hizo en su momento la del automóvil, porque lo que no es de recibo es que en casas que cuestan 480.000 euros la carpintería exterior sea corredera y de vidrio sencillo. Eso es engañar al comprador', aseguró Pablo Hernández, de Gecopi.
'Hemos estado haciendo viviendas malas y caras', afirmaron al unísono más de la mitad de los asistentes. El problema parece radicar en el excesivo poder que ostentan los fabricantes de ladrillos frente a otro tipo de materiales. 'Nadie quiere hablar de prefabricados', insistió Mateo Troyano, arquitecto técnico.
Pero al margen de los costes de implantación, todos los agentes implicados aseguran estar viviendo un momento de caos. 'Son tal cantidad de trámites y nuevos documentos los que están obligados a adjuntar al proyecto que la labor del arquitecto que concede un visado se complica muchísimo', advirtió Manuel Cabalgante, director de Nuevos Servicios de Certum.
'Y no me imagino yo al albañil de pueblo recopilando todos los documentos necesarios para acreditar que cumple con el CTE', añadió.
Además de autocrítica, hubo reproches al legislador. Respecto a las erratas encontradas, todos recordaron divertidos que hay tal cantidad que podría elaborarse con ellas otro CTE.
Buena parte de los asistentes al debate coincidieron en destacar los errores cometidos, fruto de una elaboración, a su juicio, que no ha tenido siempre en cuenta las opiniones de los técnicos, como indicó Enrique Peraza, secretario general de la Asociación de Investigación Técnica de la Madera. Algunos de esos errores son de tal calibre, que los convierten en horrores, como subrayó el director de Nueva Construcción de Gas Natural, José Manuel Domínguez. Hubo varios ejemplos, pero quizás el más curioso es el que parece que se cometerá si finalmente se aprueba el borrador actual del documento sobre el ruido. 'No se puede pretender ventilar y aislar acústicamente a la vez', que nos expliquen cómo.