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CincoSentidos

Preservar el ADN de los seres queridos

En España, el 19% de los difuntos son incinerados. Aunque aún está lejos del 70% de Gran Bretaña, el crecimiento es imparable. El sector calcula que en 2008, uno de cada cuatro fallecidos se incinerará en lugar de ser enterrado. Pero esta decisión, en algunos casos tomada sin pensar en el futuro, tiene una consecuencia irreparable: se pierde el ADN de los seres queridos. Con el enterramiento siempre es posible exhumar el cadáver si se precisase disponer de una muestra genética.

Aunque pudiese pensarse que la ausencia del ADN no implica una pérdida importante, no es así en todos los casos. El código genético es irremplazable e imprescindible si en un futuro surgen disputas legales entre herederos o, y es más usual, si alguno de los descendientes padeciese alguna enfermedad congénita que pudiera ser desvelada, o incluso curada, conociendo el ADN de los antepasados.

Ante estas posibilidades, Intur, el grupo de servicios funerarios presente en una buena parte de España, ha empezado a ofrecer en Barcelona la posibilidad de que se extraiga tejido a los difuntos y conservarlo en un banco de ADN. Con este fin ha cerrado un acuerdo con un laboratorio de Barcelona para almacenar los tejidos durante el tiempo que se pacte.

'Es un servicio muy asequible. En total cuesta 30 euros, que da derecho a dos años de custodia aunque se puede ampliar el tiempo que se desee por poco dinero, pues lo caro en realidad es la extracción de los tejidos de la lengua que realiza nuestro personal' declara Emilio Barriatúa, director general de Intur. Junto a los tejidos, la compañía también custodia y almacena los documentos legales de la extracción.

Se trata de algo muy minoritario. 'Es un servicio que ofrecemos, aunque no lo comercializamos' aclara el responsable de Intur. De hecho, en todo 2003 se realizó en 10 casos y en lo que va de 2004 en 11. De momento sólo se realiza en Barcelona, pues es donde mayores recursos tiene el grupo funerario en España. 'No se trata de un problema técnico. Podríamos darlo a los que lo solicitasen, pero en el mundo de las funerarias todo se hace con pies de plomo y los nuevos servicios se van introduciendo muy despacio' dice Barriatúa.

Para que se extienda a toda España, deben esperar a que la demanda alcance al menos el 1% o 2% de los fallecidos a los que presten sus servicios. Eso supondría que está lo suficientemente aceptado para su generalización.

Aunque, dado el aumento de la incineración, acabará imponiéndose. Como remarcan en Intur, será parte de un trato global que cada vez ofrecerá más servicios.

En la actualidad, en el sector funerario están volcados en el apoyo sicológico de los familiares más directos. Y dentro de ello, en aconsejar qué hacer con las cenizas.

Hoy en día es común guardarlas en casa, aventarlas en parajes especiales o arrojarlas al mar, algo que desaconsejan desde la funeraria. 'Lo recomendable es no tomar la decisión en caliente y pensarlo un poco. No es bueno tenerlas en casa, pues dificulta superar la pérdida y tampoco arrojaras donde luego no se pueda acudir. Lo mejor es llevarlas a un cementerio y saber donde están', dice Barriatúa.

Exigencia legal

ExtracciónComo reconoce Barriatúa, el principal problema para que se popularice la extracción de células para preservar el ADN estriba en la obligación legal de que durante la biopsia del cadáver esté presente un conocido que atestigüe que efectivamente se trata de la persona en cuestión. 'Esta es una obligación muy dura para la mayoría de la gente y les echa un poco para atrás', reconoce el director general de Intur. Aunque la ley permite que no sea un familiar directo, dado que la extracción se realiza al poco del fallecimiento, lo normal es que en esos primeros instantes solo estén disponibles los más allegados.

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