Google quiere expandir sus tentáculos en la IA aumentando la inversión en Anthropic
Este paso posicionaría mucho mejor en el mercado a Google para no tener todos los huevos en la misma cesta. Habrá que ver cómo reaccionan otros gigantes como Amazon que también miman a Anthropic.
El mercado de la inteligencia artificial sigue en plena ebullición, y Google no tiene intención de perder su posición de privilegio. En un momento donde las alianzas estratégicas son clave para establecer a los ganadores, el gigante de Mountain View parece estar preparando un movimiento muy importante para consolidar su posición: se cree que la firma norteamericana conversaciones preliminares para profundizar significativamente su inversión en Anthropic, la startup de IA considerada como la principal rival de OpenAI.
Este movimiento no es precisamente una sorpresa, sino la continuación lógica de una simbiosis que beneficia a ambas partes. Google, que ya ha comprometido una inversión sustancial en Anthropic -que algunas fuentes cifran en hasta 2.000 millones de dólares-, a cambio de una participación minoritaria y, lo que es más importante, de un cliente de primer nivel para su infraestructura en la nube.
Un acuerdo importante para ambas compañías
Las conversaciones actuales, fluidas, pero sujetas a cambios, exploran diversas fórmulas. Podría materializarse como una inversión estratégica directa, la provisión de servicios adicionales de computación en la nube (un activo clave de Google) o una ronda de financiación con precio fijado que podría cerrarse a principios del próximo año. Aunque la cantidad exacta que la compañía propietaria de Android desembolsaría en esta nueva ronda no ha trascendido, la intención es clara: blindar su apuesta en la que muchos consideran la alternativa más sólida a la hegemonía de OpenAI.
Para entender la magnitud de esta apuesta, hay que tener claro el contexto. Anthropic, fundada en 2021 por antiguos investigadores de OpenAI, incluidos los hermanos Dario y Daniela Amodei, ha experimentado un ascenso meteórico. Su enfoque distintivo en la IA Constitucional -un método para alinear los modelos de IA con un conjunto de principios éticos y de seguridad desde su concepción- ha impactado fuerte en un mercado preocupado por los riesgos de esta tecnología.
Este enfoque en la seguridad no ha mermado su competitividad. Todo lo contrario. El lanzamiento de su familia de modelos Claude 3 (Opus, Sonnet y Haiku) en marzo de 2024 supuso un verdadero terremoto: por primera vez, un modelo comercial, Claude 3 Opus, lograba superar al hasta entonces imbatible GPT-4 de OpenAI en varias de las pruebas de referencia clave de la industria, demostrando capacidades superiores en razonamiento, análisis y comprensión.
Este salto cualitativo ha disparado el valor de la compañía. Tanto es así que en una reciente ronda de financiación, Anthropic alcanzó una valoración de 18.400 millones de dólares (unos 16.900 millones de euros). Cifras impresionantes… aunque todavía lejos de la valoración estratosférica de OpenAI, que tras su última venta secundaria se situó por encima de los 80.000 millones de dólares. Es en esta liga en la que Google quiere que la marca en la que va a invertir compita de tú a tú.
La estrategia de los de Mountain View es, en realidad, una batalla en dos frentes. Por un lado, es una inversión pura en el futuro de la IA. Si Anthropic se convierte en un pilar de la industria, Google se beneficiará directamente de su participación accionarial. Pero el segundo frente es, quizás, aún más crítico a corto plazo: la guerra de la nube.
La nube de Google clave en el acuerdo
La carrera de la IA generativa no se libra solo con algoritmos; se libra con una capacidad de cómputo casi inimaginable. Entrenar modelos como Claude u OpenAI requiere miles de procesadores especializados funcionando a pleno rendimiento durante meses. El proveedor de esa infraestructura en la nube se asegura un flujo de ingresos colosal.
Aquí es donde la trama casi llega a ser un guion de Hollywood, y la estrategia de Google se vuelve más quirúrgica. El principal socio de OpenAI es Microsoft, que ha integrado sus modelos en su nube Azure y en todo su ecosistema de software. Los de Mountain View, en respuesta, necesitaban un socio de calibre similar para sus Google Cloud Services.
Como parte de su acuerdo multimillonario anunciado el pasado octubre, Google proporciona a Anthropic acceso a sus Unidades de Procesamiento Tensorial (TPU), el hardware diseñado a medida por la propia compañía y optimizado específicamente para cargas de trabajo de aprendizaje automático. Este acuerdo garantiza que los modelos de Anthropic se optimicen para esta infraestructura, convirtiendo al creador de Claude en el cliente estrella de Google Cloud en el ámbito de la IA.
Sin embargo, Anthropic está jugando bien sus cartas, y no ha puesto todos los huevos en la misma cesta. En un movimiento que demuestra su independencia, la compañía también mantiene una alianza con Amazon. El gigante del comercio electrónico se ha comprometido a invertir hasta 4.000 millones de dólares (cerca de 3.680 millones de euros) en la startup.
Esta posición multicloud de Anthropic la sitúa en una posición envidiable, capaz de negociar con dos de los tres gigantes de la nube (Google y Amazon) y aprovechar lo mejor de ambas infraestructuras. Para los de Mountain View, por tanto, aumentar su inversión no es solo una apuesta financiera… es un movimiento defensivo y ofensivo para asegurar que sus TPU sigan siendo una parte fundamental del desarrollo de Anthropic y evitar que su rival, AWS, monopolice al jugador de IA más prometedor del momento.
Las negociaciones están en su curso, pero la dirección es inequívoca. Google está dispuesto a pagar el precio necesario para asegurar que la próxima generación de inteligencia artificial no solo lleve el sello de OpenAI y Microsoft. Y, como hemos dicho, la gran batalla por la supremacía en la IA se libra en la nube, y los de Mountain View desean redoblar su apuesta.