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SpaceX lo tiene claro: con o sin la NASA, la compañía irá a la Luna

La compañía de Elon Musk tiene este objetivo claro, por lo que hará todo lo posible por conseguirlo, ya sea en compañía o en solitario. La exploración espacial se asume como básica en el futuro de la raza humana.

SpaceX ha dejado claro que su objetivo de llegar a la Luna no depende de la NASA. En medio de tensiones por los retrasos en el programa Artemis y la reapertura del contrato para el módulo de aterrizaje, la compañía liderada por Elon Musk ha indicado algo importante en el futuro de la exploración espacial: la Starship llegará a la Luna, incluso si la agencia estadounidense decide apostar por otros socios. ¿Qué significa esto para el futuro de la exploración espacial?

El origen del conflicto: Artemis y la presión política

En 2021, la NASA seleccionó a SpaceX para desarrollar el sistema de aterrizaje humano (HLS) para Artemis III, la misión que pretende devolver astronautas a la superficie lunar por primera vez desde el programa Apolo. La elección se basó en criterios técnicos y de gestión, además de un coste significativamente inferior al de sus competidores. Sin embargo, la situación ha cambiado bastante.

Sean Duffy, administrador interino de la NASA, declaró recientemente que SpaceX está “retrasado” y anunció la reapertura del contrato para permitir que otras empresas, como Blue Origin, presenten propuestas. El argumento es claro: la agencia quiere asegurar un alunizaje antes de 2028 para adelantarse a China, que avanza con su propio programa lunar proyectado para que cumpla el objetivo 2030 -y no se esperan retrasos-.

La respuesta de SpaceX: independencia y velocidad

Lejos de mostrarse preocupada, SpaceX ha respondido con contundencia. En su comunicado To the Moon and Beyond, la empresa subraya que Starship sigue siendo “la vía más rápida para devolver humanos a la superficie lunar” y que su desarrollo avanza por dos caminos paralelos: desarrollar el sistema central Starship y su infraestructura -producción, pruebas y lanzamiento, financiados en más de un 90% con recursos propios-, y la configuración específica HLS para Artemis -que no es otra cosa que las adaptaciones para cumplir los requisitos de la NASA, bajo un contrato de precio fijo que solo paga por hitos completados-.

Este modelo, sobre el papel, garantiza que los contribuyentes estadounidenses no asumirán sobrecostes, mientras SpaceX mantiene el control sobre su calendario y objetivos. Pero, claro, la NASA no lo ve tan claro y mira otras opciones que le puedan asegurar éxito en el plazo previsto.

Pruebas y logros alcanzados

SpaceX afirma en su comunicado haber completado 49 hitos contractuales para el HLS, entre ellos destacan los siguientes:

  • Ensayos de sistemas de soporte vital y control térmico en un módulo a escala real.
  • Calificación del adaptador de acoplamiento para enlazar con la cápsula Orion.
  • Pruebas de las patas de aterrizaje sobre regolito simulado.
  • Test de protección contra micrometeoroides y desechos orbitales.
  • Validación de software de navegación y sensores para descensos precisos.

En paralelo, la compañía ha fabricado más de 36 Starship y 600 motores Raptor, acumulando cientos de miles de segundos de funcionamiento en banco de pruebas. Pero todo esto, no oculta un retraso evidente sobre los tiempos programados.

El gran desafío: repostaje en órbita

Este es un apartado clave y, por lo que se sabe, una de las fricciones más importantes entre SpaceX y la NASA. El caso es que, para que Starship llegue a la Luna, necesita repostar en órbita terrestre. Este proceso, que no se ha logrado hasta la fecha a gran escala, será probado en 2026 mediante dos condiciones críticas: un vuelo de larga duración para estudiar el comportamiento térmico y la gestión de propelentes y la consiguiente transferencia de combustible entre dos Starship en órbita, utilizando presión diferencial para mover metano y oxígeno líquidos.

Según los planes, estas pruebas se realizarán con la arquitectura Starship V3, cuya primera misión está prevista para el próximo año, como decíamos, pero existe gran escepticismo al respecto, ya que esta versión del cohete de SpaceX, simple y llanamente, no ha volado hasta la fecha.

¿Qué pasa con SpaceX si la NASA se retrasa?

Aquí está el punto clave y la ventaja clara de SpaceX. Esta no depende del calendario de Artemis. Musk ha reiterado que la empresa tiene recursos y clientes para financiar misiones privadas a la Luna. Esto significa que, incluso si el programa gubernamental sufre más retrasos, la compañía podría iniciar vuelos comerciales lunares antes de que el SLS y Orion de las compañías rivales estén listos.

La estrategia es clara: convertir la Luna en un destino accesible, no solo para agencias estatales, sino también para empresas que quieran instalar laboratorios, extraer recursos o desarrollar turismo espacial.

Además, no se debe olvidar que SpaceX no se limita a construir cohetes. La empresa estadounidense también está levantando una red de instalaciones que incluyen, entre otras opciones, cinco rampas de lanzamiento en Texas y Florida con más de 465.000 m² de espacio para producción e integración.

Y, además, se incluyen bancos de prueba para motores Raptor y sistemas criogénicos. Todo esto apunta a que SpaceX tiene a su alcance el objetivo de establecer una presencia humana permanente en la Luna y, desde allí, dar el salto a Marte… con o sin la NASA. Y, esto, puede ser un punto de inflexión para la exploración espacial, ya que el sector privado puede liderarlo -para bien o para mal, claro-.

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