Ir al contenido
Perfil

Thomas Coesfeld, el joven ganador de la particular ‘Succession’ alemana

El ejecutivo ha sido elegido próximo consejero delegado del grupo de medios Bertelsmann por delante de su hermano mayor

En Succession, la aclamada serie de HBO, varios hermanos luchan por acceder al trono del conglomerado de medios construido por su padre. En un momento de desesperación, y ante la constatación de que el cargo se le escapa entre los dedos, uno de ellos grita, como un niño que reclama su privilegio sobre un juguete: “¡Soy el mayor!”. No fue suficiente en aquella ficción y no lo ha sido en el caso de Bertelsmann, uno de los mayores grupos de comunicación del mundo y dueño, entre otros, ...

Para seguir leyendo este artículo de Cinco Días necesitas una suscripción Premium de EL PAÍS

En Succession, la aclamada serie de HBO, varios hermanos luchan por acceder al trono del conglomerado de medios construido por su padre. En un momento de desesperación, y ante la constatación de que el cargo se le escapa entre los dedos, uno de ellos grita, como un niño que reclama su privilegio sobre un juguete: “¡Soy el mayor!”. No fue suficiente en aquella ficción y no lo ha sido en el caso de Bertelsmann, uno de los mayores grupos de comunicación del mundo y dueño, entre otros, de Penguin Random House, la compañía musical BMG o del grupo de radiotelevisión francés RTL. El hermano menor, Thomas Coesfeld (35 años), ha ganado al primogénito, Carsten (38), y asumirá el cargo en 2027.

Cuenta el Financial Times que, cuando los hermanos tenían 11 y 14 años, sus abuelos les reunieron un domingo para preguntarles si se veían de mayores en la empresa familiar. Ambos dijeron que sí. No son estas edades para decidir el futuro de nadie, pero en no pocas ocasiones las grandes sagas empresariales coinciden en sus formas con las dinastías reales.

Todo queda en familia: Coesfeld y su hermano pertenecen a la séptima generación en la compañía, desde su fundación como pequeña imprenta hace 190 años por su antepasado Carl Bertelsmann. Fue el abuelo de los hermanos, Reinhard Monn, quien, tras la Segunda Guerra Mundial, transformó la empresa en uno de los mayores grupos de medios de Europa, con una facturación de 19.000 millones de euros. Y la cosa se complica aún más: todo el capital del conglomerado está en manos de la familia o sus fundaciones, pero los más involucrados en la decisión, según el FT, han sido Liz Mohn, abuelastra de los Coesfeld –fue amante de su abuelo en secreto, antes de su matrimonio, y tomó las riendas del grupo a la muerte del magnate– y su hijo, Christoph, presidente del consejo de administración.

Los caminos laborales de los hermanos han sido distintos, pero paralelos: ambos estudiaron Administración de Empresas en una de las escuelas de negocios más importantes de Europa, la alemana WHU. Y mientras que Carsten se decantó por un MBA en la London School of Economics, Thomas realizó su máster en la estadounidense Goizueta Business School de la Universidad Emory, en Atlanta. Antes de dar sus respectivos saltos al grupo familiar, el hermano mayor pasó por la banca, como analista para Goldman Sachs en Londres, y el menor, pronto nuevo consejero delegado, optó por la consultoría en McKinsey.

En 2016, Thomas comienza su andadura en la firma familiar, en el programa de emprendedores. A lo largo de los años va tocando diversas ramas del conglomerado hasta su llegada, en octubre de 2020, a BMG, la multinacional de la música especializada en la gestión de derechos de grabación y editoriales. Allí se ha hecho un hueco en una industria difícil de abordar. La revista de música estadounidense Billboard lo incluyó en la lista de los Indie Power Players y previamente, en la de los International Power Players. El periódico alemán Handelsblatt lo nombró también en su lista de Líderes del futuro.

En sus primeros años al frente de la filial, el ejecutivo alemán consiguió algunos catálogos importantes, como la discografía de artistas como Tina Turner, Paul Simon o Mick Fleetwood. A los 100 días de llegar al cargo en BMG, reconocía en Billboard la dificultad de abordar la industria musical siendo un outsider, y, en un entorno especialmente competitivo, abogaba por la colaboración frente al enfrentamiento: “Estoy convencido de que el principal reto de la industria musical no es luchar entre nosotros, no se trata de las distinciones convencionales entre segmentos, como primera línea o catálogo, o empresas, como grandes discográficas o independientes. Hay retos más importantes que esos”.

Un perfil más comunicativo

Es posiblemente esa mano izquierda la que haya ayudado a que la balanza se inclinase a su favor. En junio, en una reunión de más de 500 ejecutivos del grupo, los dos hermanos hicieron una presentación sobre negocio que en toda la empresa se interpretó como una entrevista de trabajo. Ataviado con unos vaqueros y en zapatillas, el ejecutivo no recurrió a la lectura de ningún papel para su presentación y, de acuerdo con varios de los asistentes, mostró mejores habilidades comunicativas frente a su hermano, de un perfil más analítico y que no en vano dirige la división de capital riesgo, con una cartera de 370 inversiones. En un grupo que abarca tantas unidades de negocio, la comunicación es clave, aunque sea para ser capaz de describir su complejidad.

La relación fraterna parece, con todo y a pesar de la fácil comparación con Succession, amistosa. Después de que se anunciara el nombramiento, Carsten felicitó públicamente a Thomas con una foto de los dos, acompañada de un breve mensaje en el que afirmaba estar muy orgulloso de su hermano. Desde la empresa niegan que haya una rivalidad entre ellos, aunque una persona cercana al proceso ha afirmado que el mayor estaba lógicamente decepcionado.

Los dos tendrán más de un año para acostumbrarse a la idea. Hasta 2027 el ganador de esta particular guerra de sucesión no tomará las riendas. Sustituirá a Thomas Rabe, que para entonces habrá cumplido 15 años en el cargo. Rabe, que durante estos años ha estado tutorizando a “los niños” –así los llama–, participará en la transición y presumiblemente preparará al joven Coesfeld para lo que le espera. No son pocos los retos que afronta la compañía familiar, cercada por las nuevas tendencias en el streaming –con Netflix como rival a batir– o por las amenazas para su negocio de un presidente proteccionista en EE UU, uno de sus mayores mercados. Con algo de suerte, en unos años los hermanos podrán reunir a sus nietos para preguntarles si quieren seguir con la tradición familiar.

A todo gas


En las noticias de su nombramiento todos los medios destacan su juventud, esa condición temporal que se asocia a la inexperiencia y, en ocasiones, a un excesivo atrevimiento o inclinación por el riesgo. La biografía laboral de Coesfeld, sin embargo, no parece arrojar indicios en este sentido, salvo una excepción: tiene un cierto apetito por la velocidad. Durante la presentación del coche lanzado por la tecnológica china Xiaomi, pidió al conductor que lo llevase de 0 a 200 kilómetros por hora hasta en siete ocasiones consecutivas.

Sobre la firma

Archivado En