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El valor estratégico de invertir fuera y crecer dentro

Apostar por las multinacionales es, en realidad, apostar por una España más fuerte

En un mundo cada vez más interconectado y competitivo, el papel de las compañías globales con presencia en España no puede entenderse únicamente en términos cuantitativos. Si bien es cierto que aportan cifras impactantes –más de 14.000 filiales extranjeras generan casi un tercio del negocio empresarial del país, emplean directamente a más de dos millones de personas y representan casi el 42% de nuestras exportaciones, según el Instituto Nacional de Estadística–, su contribución real va mucho más allá de los números.

Las empresas de capital extranjero están profundamente enraizadas en n...

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En un mundo cada vez más interconectado y competitivo, el papel de las compañías globales con presencia en España no puede entenderse únicamente en términos cuantitativos. Si bien es cierto que aportan cifras impactantes –más de 14.000 filiales extranjeras generan casi un tercio del negocio empresarial del país, emplean directamente a más de dos millones de personas y representan casi el 42% de nuestras exportaciones, según el Instituto Nacional de Estadística–, su contribución real va mucho más allá de los números.

Las empresas de capital extranjero están profundamente enraizadas en nuestro tejido económico y han demostrado ser agentes dinamizadores del cambio. En un entorno global marcado por la incertidumbre y las tensiones geopolíticas, estas compañías han mantenido una actitud resiliente y optimista. Según el último barómetro del clima de negocios en España desde la perspectiva del inversor extranjero, que elaboramos conjuntamente con ICEX-Invest in Spain y el IESE, el 92% prevé mantener o aumentar su plantilla este año, el 87% confía en mejorar su facturación y más de siete de cada diez exportan desde España, reflejando un claro compromiso con la internacionalización y la competitividad del país, incluso en un entorno global incierto y lleno de desafíos.

Las infraestructuras –una de las fortalezas tradicionales de España– siguen siendo uno de los aspectos más valorados por los inversores, junto con el tamaño del mercado y la disponibilidad de capital humano cualificado. Sin embargo, persisten retos estructurales que afectan directamente a la competitividad: la fiscalidad, el acceso a financiación, el entorno regulatorio o los costes –especialmente los de electricidad, energía y coste de vida– siguen siendo barreras a superar.

En este contexto, las multinacionales no solo invierten, sino que también actúan como prescriptoras del país ante sus casas matrices, promoviendo nuevas inversiones y generando confianza en el ecosistema español. Son, por tanto, catalizadoras de nuevas oportunidades. Su presencia tiene un efecto multiplicador: impulsan la transformación digital, contribuyen a la transición ecológica y promueven el empleo cualificado.

De cara al futuro, España se enfrenta a una oportunidad única para consolidar su liderazgo económico a través de la apuesta por sectores de alto valor añadido, como la inteligencia artificial, la digitalización o la descarbonización industrial. Pero para lograrlo, España debe consolidar un entorno realmente competitivo, predecible y atractivo para la inversión internacional. Es ahí donde se juega su posición en la economía del futuro.

Apostar por las multinacionales es reforzar lo local. Es apostar por una economía más sólida, resiliente y preparada para los desafíos del futuro. Con visión y colaboración público-privada, nuestro país puede seguir posicionándose como uno de los destinos preferentes para la inversión global.

Las multinacionales estamos listas para ser aliadas estratégicas de ese futuro. Apostar por nosotras es, en realidad, apostar por una España más fuerte, más conectada y más preparada.

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