La tenaz fortaleza de la industria del motor

La curva del sector continúa en ascenso en un entorno condicionado por los cambios

La industria de la automoción española ha cerrado 2023 con un crecimiento de dos dígitos, casi un 17% más, lo que supone haber puesto en el mercado casi 950.000 unidades, pese a haberse quedado por cuarto año consecutivo por debajo de la anhelada cifra del millón de vehículos matriculados. La curva de matriculaciones del sector continúa en ascenso, tras haber dejado atrás buena parte de un largo túnel crítico que incluye el parón de la pandemia, el estrangulamiento de las cadenas de suministros, la guerra de Ucrania, la política monetaria de Fráncfort, diseñada para enfriar el consumo y especialmente dañina para las compras significativas, y una inflación que sigue mordiendo la renta de las familias españolas, aunque lo haga con tenacidad decreciente. El balance del año que ha terminado es notable respecto al de 2022, pero no ha conseguido cerrar la brecha que media con 2019, el ejercicio en el que se alcanzó la cifra mágica de los 1,2 millones de vehículos.

Desde la industria no se pierde la esperanza de que 2024 se convierta en el año en el que se bata el millón de unidades y se apuesta por medidas como la renovación del parque y el crecimiento del coche eléctrico, gracias a ayudas como las del Plan Moves III. El sector deberá contar, sin embargo, con el efecto adverso que puede suponer la desaceleración económica que se espera para el ejercicio, que puede ralentizar el ritmo de la recuperación. A ello hay que sumar los indicios, que se explican por diversas razones, de que probablemente estemos asistiendo a un cambio estructural en el perfil de la demanda del mercado de automóviles, un fenómeno que puede condicionar los objetivos de crecimiento futuro de la industria. Tampoco la apuesta por el coche eléctrico parece haber calado todavía con fuerza en España, fundamentalmente por la barrera que supone el precio, un obstáculo fuertemente desincentivador para muchos consumidores, así como por la incertidumbre sobre los plazos regulatorios que maneja Bruselas para prohibir definitivamente los motores de combustión.

La progresiva recuperación de la industria constituye una prueba más de su fortaleza, su carácter altamente competitivo y su potencia exportadora, tres rasgos que la convierten en un pilar fundamental de crecimiento para la economía española, con una aportación que equivale al 10% del PIB y que genera el 9% del empleo.

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