Editorial

Los efectos colaterales de un empleo más estable

Ya van 12 meses seguidos con más de 20 millones de empleados y el paro registrado desciende en todos los sectores

Trabajadores del área de mantenimiento de Iberia.

El mercado de trabajo mantiene un vigor inusitado. La cifra de desempleados se contrajo en cerca de 49.000 personas el pasado marzo y el número de cotizantes a la Seguridad Social batió un récord histórico de 20,37 millones. Se trata de un mes tradicionalmente amable con el empleo, gracias al impacto de la Semana Santa y todas las contrataciones que arrastra, pero la tendencia positiva va más allá de ese efecto: llevamos 12 meses seguidos con más de 20 millones de empleados y el paro registrado desciende en todos los sectores, no solo en los asociados al turismo y el ocio. El ritmo de contratos indefinidos, además, alimenta la esperanza de un verdadero cambio de paso en España, país históricamente abonado al empleo temporal. De los 1,3 millones de contratos firmados en marzo, casi la mitad (615.674) fueron indefinidos.

El giro ha puesto en la picota el boom del empleo fijo discontinuo, una modalidad potenciada por la reforma laboral para cubrir los puestos de trabajo de naturaleza estacional -vinculados a campañas agrícolas o turísticas, por ejemplo- y que establece una relación fija, pero intermitente, entre empleado y empresa. Es cierto que este colectivo está excluido de los datos de paro, aunque se encuentren en periodo en inactividad, pero resulta grosera y errónea la crítica de que son empleados temporales de antaño con un nombre diferente. O, peor, parados camuflados.

El trabajador fijo discontinuo, a diferencia del eventual, goza de una mayor protección en caso de despido, se le reconoce la antigüedad desde el inicio de la relación laboral y su indemnización se calcula del mismo modo que a un indefinido. La estabilidad del empleo espolea el consumo. El Banco de España ha establecido una relación entre la conversión de contratos temporales en indefinidos -todos ellos- en 2022 con un aumento del porcentaje de gasto sobre la renta.

Y existe, en opinión de algunos analistas, un tercer efecto positivo para la economía: la prolongación de las campañas turísticas. Al no terminarse los contratos, como sucede con los empleados temporales, muchos empresarios echan mano de la flexibilidad que ofrece el modelo de fijo discontinuo para ampliar el periodo de apertura de un establecimiento y/o la ocupación de sus trabajadores. Si algo no acompaña estas inercias positivas son las condiciones salariales de muchos de esos empleados. El Banco Central Europeo ha advertido ya de la presión de los beneficios empresariales sobre los precios. Es hora de repartir mejor la lucha contra la inflación.

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