La receta alemana contra el paro juvenil

Los poco más de diez años de implantación de la FP Dual en España son un ejemplo de solución bien diseñada, pero escasamente extendida

Alumnos de FP dual durante su periodo de prácticas en el centro de Siemens de Getafe.Santi Burgos.

Desde que se implantó en 2012, la FP Dual se ha ido abriendo paso en España de forma modesta en términos cuantitativos, –el número de alumnos no llega al 4% del total de estudiantes de FP– pero con interesantes resultados cualitativos, como se constata en un informe presentado ayer por el Consejo Económico y Social (CES). Según este órgano consultivo, los jóvenes que cursan la FP Dual disfrutan de una tasa mayor de empleabilidad, inserción laboral, contratación y estabilidad en el futuro, además de obtener mejores salarios con mejores cotizaciones a la Seguridad Social. Todas ellas son razones importantes para apostar por una fórmula educativa que combina formación teórica en las aulas con formación práctica en las empresas y cuya regulación en España está inspirada en el modelo alemán, acreditado por 150 años de historia y al que se considera responsable de la baja tasa de paro juvenil en el país, de un 7%.

Los poco más de diez años de implantación de la FP Dual en España son un ejemplo de solución bien diseñada, pero fallidamente implantada, no solo por el limitado número de estudiantes, sino por el reparto geográfico de su aplicación, concentrado principalmente en Andalucía, Cataluña y Madrid. Buena parte de esa discreta popularidad, como constata el CES, tiene que ver con el escaso arraigo social que tiene en general la FP entre las familias españolas. Una realidad que contrasta con la de Alemania, donde la mitad de los estudiantes que terminan cada año la ESO decide estudiar en una FP Dual que prepara anualmente para el mercado laboral a 1,4 millones de aprendices, y que nutre así una clase profesional sustancialmente más estable que la española.

Como se recordó ayer en el CES, las probadas virtudes de la FP Dual deben extenderse a todos los ámbitos de la educación en España, de forma que se forje un nexo tanto entre la escuela y la empresa como entre la universidad y la empresa también. En la construcción de esas sinergias, que son fundamentales para reducir la dramática tasa de paro juvenil en España, juega un papel clave la empresa, que debe adoptar una actitud proactiva, pero también las familias. Como ejemplo de los problemas que una mayor implicación del tejido empresarial y social podrían solucionar, destacan las divergencias entre la oferta formativa y la demanda laboral, así como la progresiva recuperación de una clase media española que la alta tasa de desempleo juvenil y las cicatrices de las últimas crisis económicas han dañado considerablemente y que resulta imprescindible para el bienestar y la estabilidad del país.

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