China se ofrece como custodio global de oro para elevar su influencia en el mundo
Pekín pretende atraer las reservas de bancos centrales de países vecinos y afines hacia el mercado de Shanghái
China ha iniciado un plan para convertirse en custodio de las reservas de oro de otros países, dentro de una estrategia con la que ganar peso en el mercado de este metal precioso y reforzar su influencia a nivel global. Según señala la agencia Bloomberg, el Banco Popular de China está empleando al mercado de oro de Shanghái como foco hacia el que atraer las reservas de oro de los bancos centrales de países vecinos y afines. Esta iniciativa comenzó hace unos meses y habría captado ya el interés de al menos un país del sudeste asiático.
Esta medida reforzaría el papel de Pekín en el sistema financiero mundial, promoviendo su objetivo de establecer un mundo menos dependiente del dólar y de países occidentales como Estados Unidos, Reino Unido y Suiza. Los bancos centrales de todo el mundo, y en especial los emergentes, están engordando en los últimos años sus reservas de oro como respuesta ante los crecientes riesgos políticos —la congelación de las reservas del Banco de Rusia en el inicio de la guerra en Ucrania fue un punto de inflexión en esta tendencia— y como alternativa refugio frente a crisis económicas. Numerosos bancos centrales soportan además elevadas pérdidas en su cartera de deuda, a causa de las abruptas subidas de tipos de interés de años atrás, lo que refuerza la necesidad de diversificar reservas en activos como el oro.
La demanda compradora de los bancos centrales es uno de los principales motivos de la intensa subida del precio del oro, que este año acumula una apreciación del 42% y que renueva casi a diario máximos históricos, ahora muy cerca de los 3.800 dólares la onza. El propio Banco Popular de China es uno de los más activos en esas compras y suma diez meses consecutivos de adquisiciones. La autoridad monetaria china ocupa el quinto lugar entre los bancos centrales con mayor volumen de reservas de oro, según datos del World Gold Council, si bien el mercado doméstico chino del oro —que incluye la joyería y la inversión en monedas o lingotes— es el mayor del mundo. Y esta es la baza que pretenden jugar las autoridades chinas para atraer las reservas de oro de otros países.
La aspiración de Pekín afronta la dura competencia de centros consolidados en la custodia de oro, como Reino Unido. Las cámaras acorazadas del Banco de Inglaterra albergan más de 5.000 toneladas de reservas de oro, con un valor de casi 600.000 millones de dólares, lo que confirma el papel de la capital londinense como principal mercado de este metal precioso. Aun así, la amenaza de imposición de aranceles por parte de EE UU sobre el oro, que no ha llegado a materializarse, ha impulsado este año el traslado de lingotes desde Londres a Nueva York, como medida preventiva por parte de los inversores. La inversión en oro es financiera pero también tiene una vertiente física: los operadores necesitan acceder al oro material para cumplir determinados contratos de futuros, que permiten al comprador recibir la entrega física del metal. Y el lugar donde custodiar los lingotes es clave si se avecinan posibles aranceles que graven su entrada en Estados Unidos.
De momento, China ya ha tomado medidas para abrir su mercado del oro. El mercado de oro de Shanghái —el Shanghai Gold Exchange— inauguró este año su primera cámara acorazada y sus primeros contratos en Hong Kong, en una medida destinada a aumentar el volumen de transacciones en yuanes. El Banco Popular de China también ha suavizado recientemente las restricciones a las importaciones de oro.