Puig se estrena en Bolsa y cierra plano en 24,5 euros por título
La euforia inversora se ha ido diluyendo tras el toque de campana, cuando se disparó un 4,24%
Puig se ha estrenado en Bolsa por todo lo alto en las expectativas, pero ha terminado desinflándose en la realidad, para acabar su primera sesión clavada en los 24,5 euros con los que debutó. La multinacional familiar de perfumería, cosmética y moda fundada en Barcelona hace 110 años ha empezado a cotizar con una subida inicial del 4,24%, que le permitió tocar los 25,5 euros por acción. Minutos después del toque de campana, la euforia se diluyó y la firma peleó el resto de la sesión por mantener esos 24,5 euros por título del punto de partida. En cualquier caso, la empresa ha protagonizado la mayor salida a Bolsa en España desde la de Aena, en 2015. Y el primer estreno en casi dos años.
“Hemos gestionado todos estos años esta empresa privada como si fuese una empresa cotizada, y ahora seremos una empresa cotizada que actuará como una privada: con las luces largas, a largo plazo y pensando en la siguiente generación. Creo que tenemos por delante un prometedor futuro”, ha dicho el presidente y consejero delegado de Puig, Marc Puig, antes de dar el tradicional toque de campana en la Bolsa de Barcelona. El acto había generado una gran expectación: es el primer toque de campana en la sede de la Bolsa de Barcelona desde la salida de Fluidra en 2007. Al acto han asistido personalidades como Josep Sánchez Llibre, el presidente de la patronal catalana Foment del Treball, o Jaume Guardiola, presidente del Círculo de Economía de Barcelona.
Con una elevadísima demanda, había conseguido cubrir el libro de órdenes en apenas minutos en su momento y terminó su roadshow esta misma semana con una demanda que superaba varias veces la oferta en toda la horquilla de precios prevista, de entre 22 y 24,5 euros por acción. La subasta previa a la salida a cotizar apuntaba a que el furor de los inversores iba a mantenerse durante la sesión bursátil. En la preapertura cosechaba alzas superiores al 9%, pero poco a poco se fueron desfondando. Pese al primer cruce, por encima del 4% arriba, prácticamente ha cotizado plana durante toda la sesión bursátil e incluso en los últimos compases del día ha llegado a caer. La empresa ha tocado máximos intradía en 26,5 euros por unidad, con el mínimo en 24 euros, por debajo del precio de salida.
Los inversores han emitido, por tanto, un veredicto claro: Puig vale en Bolsa lo que la empresa, con la ayuda de los bancos colocadores, fijó como precio de su estreno, en la parte alta de la horquilla prevista. Esto supone que la empresa ha saltado al mercado con una valoración de 14.000 millones de euros. Aún está por dilucidar si ejecutará la ampliación de la colocación prevista, que pasa por captar 390 millones más a través de la ejecución del llamado green shoe. Uno de los inversores que han apostado por Puig en su estreno ha sido Criteria, que ha adquirido una participación del 3,05%.
Queda la incógnita de si un precio más moderado hubiese garantizado una primera jornada de cotización con más alegrías. Javier Cabrera, analista de XTB, prevé un buen desempeño de la compañía en Bolsa a largo plazo, pero considera que la valoración a la que salta al mercado es muy exigente. Esto hará que los analistas sigan con cuidado sus próximas presentaciones de resultados, para analizar si merece esta valoración.
No obstante, es un hecho que la empresa está despertando mucho interés entre los inversores. En la sesión ha movido más de 616 millones de euros en el mercado y unas 25.000 acciones. Ha sido el valor de la Bolsa con más actividad del día, a muy larga distancia del segundo, Iberdrola, con 258 millones de euros, y BBVA, tercera, con 165 millones.
La operación se ha estructurado como una combinación entre una colocación de acciones y una ampliación de capital. En el primer tramo, la familia se ha embolsado 1.360 millones. Con el segundo, la empresa ha levantado del mercado 1.250 millones, con los que esperan financiar la toma de participaciones minoritarias en algunas de sus adquisiciones recientes, como Byredo o Charlotte Tilbury, así como el crecimiento futuro de la empresa. En total, junto con los 390 millones que se podrían captar a través del green shoe, la compañía alcanzaría unos 3.000 millones de euros con la transacción.
La salida a Bolsa se ha diseñado para blindar el control familiar: los Puig, fundadores de la empresa en 1914 de la mano del patriarca Antonio Puig, conservarán el 71,7% de los derechos económicos de la sociedad y el 92,5% de sus derechos de voto, gracias a una división de acciones en las de clase A, que quedan en manos de la familia y tienen cinco derechos de voto cada una, y las de clase B, que son las que adquirirán los inversores y tienen un solo voto. La apertura del capital en el parqué, pero manteniendo el control familiar, así como la colocación de acciones con la que los Puig harán caja, servirá precisamente para facilitar la transición de la tercera generación, que es la que actualmente gestiona la empresa, con Marc Puig como presidente y consejero delegado, y la cuarta generación, sobre la que ya se ha decidido que no podrá estar en puestos de gestión, aunque sí en los órganos de gobierno. La presencia en los mercados también servirá para continuar con la senda de crecimiento mediante fusiones y adquisiciones —que ha impulsado a la compañía hasta tener una facturación de 4.303 millones y un beneficio de 465 millones el año pasado—, y previsiblemente le permitirá refinanciar su deuda (de 1.196 millones de euros al cierre de 2023).
Antes de tocar la campana, Puig ha agradecido a los bancos, a los inversores y al regulador bursátil que han facilitado esta operación, y al equipo de la compañía que lo ha hecho posible. “Gracias a todos, hemos alcanzado metas que ni nosotros mismos nos podíamos llegar a imaginar”, ha expresado. También ha recordado las generaciones anteriores de la familia Puig. “Si hemos volado más alto es porque nos hemos apoyado en la espalda de estos gigantes. Nuestra generación ha podido recoger el testigo y hacer caso a nuestro abuelo, que decía feu pinya perquè junts sereu més forts [manteneos unidos porque juntos seréis más fuertes]”, ha dicho.
Goldman Sachs y JP Morgan han trabajado como coordinadores globales de la operación. En un segundo escalón trabajan Santander, Bank of America, CaixaBank y BNP Paribas. BBVA y Sabadell se sitúan en un tercer escalón en cooperación con Oddo. Linklaters, Cuatrecasas y David Polk & Wardwell son las firmas encargadas de la parte legal del debut.
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