Entre el lujo y la tecnología: en busca del brillo en Bolsa

Aunque el desempeño de ambos sectores ha sido positivo en lo que va de año, los expertos creen que hay más rendimiento por delante

Algo está cambiando en el Olimpo de las empresas. Dentro de la lista de las 10 mayores compañías por valor de mercado del mundo, un ranking históricamente reservado casi en exclusiva a grupos estadounidenses, una firma europea ha irrumpido recientemente y aspira a seguir escalando puestos: la francesa LVMH.

LVMH es la primera cotizada europea que ha alcanzado el medio billón de dólares de valor en Bolsa. Si al otro lado del Atlántico grandes nombres de la tecnología como Apple, Microsoft o Alphabet ejercen como primeros espadas de la Bolsa, Europa tiene al lujo jugando un papel destacado en su mercado. Es el sector más alcista de 2023.

Por el momento, los índices europeos superan en rendimiento a los estadounidenses en lo que va de año. Poniendo el foco sobre la tecnología y el lujo de manera más específica, el Nasdaq avanza en el año un 16,01% frente a la revalorización del 24,82% que ha acumulado el índice sectorial que incluye a las empresas del lujo en el europeo Stoxx 600.

El lujo se está convirtiendo de hecho en el gran reclamo para la Bolsa europea. Empresas como LVMH o Hermès son líderes claros de su negocio, del mismo modo que lo son en sus segmentos Microsoft o Alphabet. Ante el dilema de si optar por el sector del lujo o el de la tecnología, Sergio Ávila, analista de IG, recomienda quedarse con los dos. “Las Bolsas europeas muestran mayor fortaleza que las norteamericanas, donde se espera que se entre antes en una recesión, a pesar de ello, la gran tecnología aguanta muy bien. Lo mismo podemos decir del lujo europeo. Los dos sectores son potenciales ganadores en el medio plazo, por lo que añadir ambos sería una buena idea para obtener rentabilidad diversificando la cartera”, concluye el experto.

Pese a que los dos sectores han tenido un buen inicio de año, vienen de momentos muy distintos. Rolando Grandi, gestor de fondos de La Financière de l’Echiquier (LFDE), explica que tras la bonanza que supuso para ellas la pandemia, las empresas tecnológicas han tenido que ajustarse a una realidad difícil de fuertes subidas de tipos, gestionando lo mejor posible sus costes y niveles de rentabilidad. “Se trata de una reacción natural de las empresas ante un contexto de menor crecimiento. Sin embargo, esta situación está siendo bien acogida por el mercado porque significa que las empresas están digiriendo las elevadas inversiones que se han realizado en los últimos años. En este sentido, se espera que el crecimiento regrese en la segunda mitad de 2023 y, en consecuencia, las empresas del sector vuelvan a contratar”, prevé el gestor.

A favor de las tecnológicas ha jugado desde el pasado noviembre el gran interés generado por la inteligencia artificial. César Pérez, director global de inversiones de Pictet WM, considera que ahora mismo las valoraciones son “exigentes”, por lo que podría haber volatilidad en el corto plazo. Christophe Donay, director de investigación macroeconómica en la misma firma que Pérez, recuerda que la subida de tipos ha afectado a sus valoraciones, con lo que el previsible cercano final de esas alzas sería un factor positivo.

En el largo plazo, la oleada de innovación está llamada a sostener el valor de las tecnológicas en Bolsa, según los expertos de Pictet. Con ellos coinciden los analistas de Goldman Sachs, que rei­teraron recientemente su recomendación de compra sobre Microsoft, elevando su precio objetivo a los 335 dólares por el fuerte impulso que está generando la inteligencia artificial.

Aunque la pandemia tuvo un efecto radicalmente opuesto en el lujo al deprimir las ventas y perder a China por su política de Covid cero, el periodo pos-coronavirus está revelándose especialmente dulce para el sector.

Peter Casanova, equity research analyst en Julius Baer, reflexiona sobre la fortaleza que demuestra esta actividad. Su fama de refugio ante la incertidumbre está más que justificada. “El sector del lujo ha estado creciendo de manera estructural a un ritmo de entre el 5% y el 8% casi todos los años durante la última década. Las empresas del sector no tienen dificultades para incrementar los precios en tiempos difíciles. La clave es su capacidad de posicionar sus productos como bienes y servicios que los ricos quieren poseer. “No vemos ralentización en el segmento de máximo lujo. La demanda no se ve afectada por geopolítica o la situación económica”, resume Casanova.

“Creemos que el lujo todavía tiene potencial y atractivo”, afirma Guillaume Laconi, gestor del fondo Edmond de Rothschild Sicav Tricolore Rendement. “No cabe duda de que la valoración del sector ha sido al alza en los últimos meses, pero es fácilmente comprensible dado el buen momento de estas empresas. Los comentarios de los directivos durante las conferencias del primer trimestre fueron optimistas sobre la evolución de la demanda, especialmente de los clientes chinos. Por otro lado, la demanda de los clientes europeos también es buena y resistente, mejor de lo que se temía”, sostiene Laconi.

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