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¿El ocaso de la City?: Londres pierde su brillo por la sequía de opas

La que antes era una de las plazas más vibrantes de la región, enfrenta ahora una sequía de ofertas públicas de empresas para cotizar en sus Bolsas. El atractivo de los mercados estadounidenses, la inestabilidad geopolítica y la proliferación de operaciones para sustraer empresas de la cotización le están perjudicando las cifras de crecimiento

La que hasta hace una década era la indiscutible capital bursátil de Europa está perdiendo su brillo. El distrito financiero de Londres, conocido como City of London (o coloquialmente la City), es cada vez menos atractiva para las empresas y para el capital privado. Así lo confirma el reducido número de salidas a Bolsa o nuevas ofertas públicas de adquisición (opa, o ipo por sus siglas en inglés) registradas en sus mercados en lo que va de 2025. En este contexto, el Gobierno de Keir Starmer intenta reaccionar para contener la sangría. No obstante, la resaca de las crisis anteriores y la competencia global por captar cotizaciones complican esta misión.

La tendencia negativa es visible en los principales mercados británicos, el London Stock Exchange (LSE) y el Alternative Investment Market (AIM). A finales de 2021, año en el que se consolidó el Brexit, el número de ofertas públicas en la capital británica superaba las 120. Esta cifra se redujo a menos de la mitad en 2022, cuando cayeron a 45; para después reducirse hasta 23 en 2023 y a 18 en 2024, según EY. Ahora, la tendencia parece continuar, ya que durante la primera mitad de 2025, tan solo nueve empresas lograron salidas a Bolsa. En comparación, más de 230 ingresaron a los mercados de EE UU durante ese semestre.

En detalle, un informe reciente de EY asevera que las nueve salidas a Bolsa mencionadas recaudaron un total de 248,2 millones de dólares. Esto representa una caída interanual del 64% en el valor de las operaciones, en comparación con los 697,6 millones recaudados en el primer semestre de 2024.

“Si bien se esperaba que 2025 marcara el repunte del mercado de opas del Reino Unido, el impulso ha sido más lento. Eso refleja las dificultades macroeconómicas y geopolíticas que enfrentan las empresas. La incertidumbre persistente en torno al comercio mundial y los aranceles ha alimentado la volatilidad del mercado, mientras que la escalada de las tensiones geopolíticas sigue influyendo en los precios de la energía y las expectativas de inflación”, indica Scott McCubbin, responsable de ipos de EY-Parthenon UKI.

Fuga de opas

La mayor salida a Bolsa durante el primer semestre fue la de la empresa de servicios profesionales MHA, que recaudó 133 millones de dólares en su debut en el Mercado Alternativo de Inversiones (AIM) en abril. En esta línea, el año parece haber brillado más por las pérdidas que por las victorias, ya que múltiples grandes empresas descartaron cotizar en la City y se decantaron por otras opciones.

Por ejemplo, el gigante chino Shein, que ha cancelado sus planes de participar del parqué británico y ahora parece que optará por la Bolsa en Hong Kong. De forma similar, la firma Cobalt Holdings ha descartado sus planes de empezar a cotizar en la metrópolis inglesa.

Dicho esto, el atractivo de la liquidez y profundidad de los mercados estadounidenses también parece ser un factor relevante. Un ejemplo reciente de esto es el banco sueco Klarna, que debutó en la Bolsa de Nueva York hace unos días tras descartar el año pasado su ingreso a las Bolsas del Támesis. Asimismo, la fintech británica Wise comunicó recientemente que traspasará su cotización principal de Londres a Nueva York; y existen rumores de que el neobanco Starling y la farmacéutica AstraZeneca (la empresa más valiosa del índice FTSE 100 de Londres) están considerando trasladar sus cotizaciones a mercados de EE UU.

“Menos empresas optan por cotizar en Londres, la inversión se ha trasladado al extranjero y partes importantes del ecosistema de capital se han alejado de la renta variable nacional. Si no se aborda, existe el riesgo de que los mercados públicos del Reino Unido se vuelvan irrelevantes, con menos empresas líderes nacionales y un menor interés de los inversores, lo que impediría apoyar a las compañías locales de alto crecimiento”, indica un comunicado de la Confederación de la Industria Británica (CBI por sus siglas en inglés), una de las principales patronales británicas. La entidad también detalla que alrededor de unas 213 empresas han abandonado los mercados de la City desde 2016

¿Por qué se van?

Algunos expertos evalúan que la inestabilidad geopolítica y el creciente proteccionismo son factores que están influyendo en la actual sequía de opas en el archipiélago. De hecho, entidades como Goldman ­Sachs, EY y PwC resaltaron durante los primeros seis meses de 2025 que el bajo número de nuevas cotizaciones también se ha visto en otras partes de Occidente, y se mostraron relativamente optimistas para la segunda mitad del año.

“Muchos de los desafíos que estamos observando no son exclusivos del país y están afectando a las Bolsas de todo el planeta. Dicho esto, Londres sigue siendo la quinta más grande del mundo en cuanto a capital social captado, con más de 10.183 millones de dólares recaudados en lo que va de año. Prevemos un renovado impulso en el mercado de fusiones y adquisiciones en el segundo semestre de 2025, lo que podría allanar el camino para una recuperación de la actividad de ipos”, señala Scott McCubbin.

Sin embargo, la Confederación de la Industria Británica opina que el problema se debe principalmente a que los grandes inversores han reducido de forma constante sus apuestas por la renta variable británica durante las últimas dos décadas. “En 1997, los fondos de pensiones y seguros nacionales controlaban casi la mitad del mercado británico. Hoy, esa cifra apenas supera el 4%. Esto ha debilitado una fuente vital de capital de riesgo nacional en el Reino Unido”, aseveran desde la patronal.

Desde la organización destacan que el alto número de operaciones para sustraer compañías de la cotización en Bolsa juega un papel fundamental en la degradación de los mercados británicos. “Muchas de estas salidas se han producido mediante operaciones de capital privado, en las que firmas de inversión adquieren empresas cotizadas. Entre 2016 y 2025, dos tercios de las compañías que abandonaron la Bolsa de Londres pasaron a ser privadas, a menudo con primas de valoración significativas”, apuntalan desde la CBI.

En consonancia, una investigación de McKinsey corrobora que estas operaciones son un factor determinante; aclarando que esta situación se replica en la UE, pero no en EE UU. “Hay voces que sugieren que las empresas de capital privado están deteriorando los mercados públicos del Reino Unido, debido a que retiran cada vez más compañías que cotizan en Bolsa. Entre 2006 y 2021 se registró una reducción del 44% en el número de empresas que cotizan en mercados británicos. Las tasas de reducción fueron similares en Francia y Alemania. En cambio, en Estados Unidos solo se registró una caída del 6% en el número de cotizadas durante el mismo periodo”, indican desde la consultora.

Dicho esto, McKinsey detalla que en el Gran Bretaña se destina más capital a operaciones para extraer empresas de la cotización que en otros países. De hecho, las operaciones de retirada de Bolsa representan el 18% de la actividad de inversiones de capital privado en ese país, en comparación con el 1% (de media) en Estados Unidos, el 2% en Francia y el 12% en Alemania.

Finalmente, otro factor a considerar serían los beneficios para los ejecutivos. Según McKinsey, la remuneración fija media de los CEO en el Reino Unido es de 1 millón de dólares, en comparación con los 1,5 millones en Estados Unidos y los 1,6 millones de dólares en Alemania. “La mayor diferencia radica en el potencial de crecimiento de las acciones, con un salario medio de los directores ejecutivos, mejorado con acciones, de 1,2 millones de dólares entre los británicos, en comparación con los 14,5 millones de dólares en EE UU”, expresan.

Cabe mencionar que la remuneración de los ejecutivos de Gran Bretaña ha aumentado en 2025, reduciendo la mencionada brecha salarial, según Bloomberg. Desde la agencia indican que el salario medio del CEO de una empresa del índice FTSE 100 aumentó un 6,8%, hasta los 6,2 millones de dólares.

Respuesta del Gobierno

El Gobierno de Keir Starmer reconoce que la sequía de opas es un problema, y ya está buscando soluciones. A mediados de julio, la ministra de Hacienda, Rachel Reeves, anunció que crearía un nuevo grupo de trabajo sobre cotizaciones junto con la oficina británica de inversiones para “atraer a las mejores empresas del mundo” a los mercados del Reino Unido.

En concreto, los mercados están buscando atraer a más empresas chinas. “Necesitamos que se realicen más opas en Londres”, declaró Chris Hayward, presidente de políticas de City of London, en una entrevista reciente. Según Hayward, se deberían facilitar oportunidades a las empresas del país asiático para conseguir clientes y financiación en Gran Bretaña, así como impulsar su cotización en la City a través del programa de conexión con Shanghái, que existe desde 2019.

Por su parte, el sector financiero pide reformas. En mayo, el millonario británico Michael Spencer se unió al gigante bancario británico Barclays y a la firma Peel Hunt para pedir que el Gobierno elimine el impuesto del 0,5% para la compra de acciones en la principal Bolsa de Valores de Londres. Según informó la agencia Bloomberg, el magnate también calificó la sequía de nuevas cotizaciones como una “lenta corrosión, triste de ver”, y pidió que se tomen medidas para recuperar la competitividad. Según cifras oficiales, la City de Londres cuenta con 678.000 trabajadores, lo que equivale a uno de cada 48 trabajadores del país.

Sin embargo, algunos gestores e inversores del país se muestran optimistas frente a la situación. Por ejemplo, un sondeo reciente de la Asociación Británica de Capital Privado y Capital Riesgo (BVCA) reveló que hasta 11 firmas de inversión consideran factible que las empresas de sus carteras realicen una oferta pública en Reino Unido durante los próximos 12 meses. Dicho esto, cabe destacar que, para que la cantidad anual de opas en suelo británico supere a la del año pasado, más de nueve de estas operaciones se deberían concretar en los próximos cuatro meses. El tiempo confirmará si la sequía termina, o no.

¿Se acerca el Reino Unido  hacia la estanflación?

Crisis. La economía británica no está atravesando un buen momento. A pesar de reportar un crecimiento del PIB superior al esperado en el segundo trimestre, el veredicto general de los analistas es que el crecimiento se encuentra estancado. “El PIB subió un 0,3% intertrimestral, superando las expectativas de consenso. Sin embargo, esta sorpresa positiva se debió en gran medida a un aumento temporal del gasto público, mientras que el gasto de consumo se mantuvo moderado. En respuesta, recientemente revisamos al alza nuestra previsión de crecimiento para 2025 en 0,2 puntos porcentuales, hasta el 1,3%, aunque seguimos esperando que la economía se mantenga débil en el segundo semestre del año”, sentencia Josefina Rodríguez, economista de Vanguard en un análisis reciente.

Pronósticos. La situación tampoco parece prometedora en el mediano plazo. Rodríguez anticipa un mayor ajuste de la política fiscal y  prevé un crecimiento de alrededor del 0,8% para 2026. En esta línea, la media de los analistas, compilada por el Ministerio de Hacienda británico, sitúa el pronóstico de crecimiento del PIB del país en 1,2% para 2025 y en 1,1% para 2026.

Presión. La inflación en los servicios, que el Banco de Inglaterra sigue muy de cerca como indicador de las presiones inflacionistas subyacentes, registró un repunte. Esto será motivo de preocupación para los responsables de política monetaria. “Con la inflación probablemente al alza en los próximos meses, y un crecimiento salarial que se modera de forma gradual, existe la posibilidad de que volvamos a un periodo de crecimiento salarial real negativo y sostenido. Todo ello mantendrá a la economía en una dinámica más cercana a la estanflación que a un entorno confortable”, pondera Luke Bartholomew, economista jefe adjunto de Aberdeen. 

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